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EL CAPITALISMO SALVAJE
Ignacio Vela Hinojosa

Cuando el papa Juan Pablo II visitó América externo una expresión de crítica al calificar de salvaje al capitalismo. Se intuye que se identifica con un capitalismo sin adjetivo.
El capitalismo es un sistema que se caracteriza por una sociedad donde hay explotadores y explotados. Lo contario es el humanismo donde no hay de unos ni de otros. O sea el capitalismo y el humanismo son diametralmente opuestos. Donde hay capitalismo no hay humanismo y viceversa.
Al identificarse el Papa con el Capitalismo se deslinda del humanismo, y como la doctrina de Cristo es el humanismo, el Papa se aleja del Cristianismo.
Un amigo sacerdote, el padre Pepe, a la hora de interpretar lo que el Papa quería decir con capitalismo salvaje, dice que el Papa está aconsejando un Capitalismo con rostro humano, o sea un capitalismo humanista. Pero el capitalismo y el humanismo son el antítesis del otro, son el aceite y el agua, imposible de juntarse. Decir capitalismo con rostro humano es un absurdo, una paradoja, un mito, un imposible. El capitalismo es el TENER, poseer, adquirir, acumular; en cambio el humanismo es el SER, dar compartir, solidarizar, amar. O se es capitalista o se es humanista pero ambas cosas no.
Yo no sé si el Papa al hablar de capitalismo salvaje pretendía decir que el capitalismo extremista era malo, pero al moderarlo dejaba de serlo.
Hay cosas en la vida que no tienen puntos intermedios, ser o no ser, y una de ellas es la codicia, no podemos hablar de capitalismo sin mencionarla, ya que son sinónimos: ambición desmedida. No puede haber capitalismo pequeño, mediano y grande; como tampoco hay codicia de tres tamaños, simplemente hay capitalismo hay codicia. Como uno y otro son insaciables, puede que en algún momento fueran pequeños, pero que tienden a crecer es indiscutible. Ya no sé si el Papa quiere ser clemente con el capitalismo al considerar que moderado no es malo, pero tanto el capitalismo como la codicia tienden a crecer, se desbocan y ya ni es fácil frenarlos.
La codicia es uno de los pecados fundamentales en la ética budista, judía y cristiana. Si el Papa avala el capitalismo, está en contra del humanismo, que es pilar fundamental de la doctrina cristiana, si avala al capitalismo, está a favor de la codicia que, como ya se dijo, es considerada uno de los pecados fundamentales de la ética cristiana.
La conducta social se forma no por razón ni por análisis sino por consenso, es decir la pauta la marca la mayoría. Hay una cotidiana expresión en Estados Unidos: “Un millón de personas no puede estar equivocada”, se refiere a que la mayoría siempre tiene la razón.
Como la conducta social, la religión también es por consenso. Si la mayoría es cristiana seamos pues cristianos. Los cristianos olvidan el hecho de que cuando Cristo fue condenado a morir, al mismo tiempo también fue condenado Barrabás, pero éste por homicidio. Pilatos presentó a ambos reos ante el público judío para que eligieran a uno de los dos para darle su libertad, la multitud votó a favor de Barrabás, quién fue liberado, y Cristo fue enviado a la muerte en la cruz. Si la mayoría votó a favor de Barrabás y en contra de Cristo, vale la pena que los cristianos pregunten a Cristo que si las mayorías siempre tienen la razón.
La razón se le concede a quien con argumentos demuestre tenerla, sin importar el género, la edad, la raza, la religión, la ideología, la clase social o el número de personas que la sostienen: Galileo tenía la razón, y solo era uno.
Concluyendo: Las decisiones deben tomarse con base en el análisis y  en la razón, no por consenso. Las mayorías no siempre tienen la razón. No es posible un capitalismo con rostro humano. No se puede ser capitalista y humanista a la vez. Es conveniente volver al humanismo.

 

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