UN PAÍS DESORDENADO
Miguel Treviño Rábago
ESTOY SENTADO en mi casa viendo un noticiero en la televisión, cuando pasan imágenes de una interminable hilera de autos y camionetas, que presentan rayones profundos y furiosos en sus carrocerías. El reportero supone que fueron hechos con clavos, alguna herramienta o una corcholata, algo con punta filosa, dice. Veo los daños que toma la cámara, aparecen los dueños acariciando los surcos y pensando tal vez en lo que costará la reparación. Reflexiono sobre el hecho, y creo que los que hicieron eso, deben estar muy enojados para ir caminando y perforando auto tras auto. Veo el reflejo de un odio salvaje del que nada tiene y se desquita causando daños a los que tienen algo. No los justifico, de ninguna manera, pero los entiendo.
LA FURIA de los pobres es tremenda. En México hay desigualdades brutales entre los que todo lo tienen y los que apenas comen algo en días. La pobreza está por todas partes, pero muchos no la ven, ó no la quieren ver. Cuando camino por la calle, se extienden muchas manos pidiendo ayuda, caridad, monedas, pan. Veo sus rostros demacrados, los ojos hundidos, su expresión es de dolor y tristeza infinita. Lo mismo salen al paso, niños, mujeres, ancianos, paisanos, indígenas, vagabundos, enfermos mentales. Todos viven en las calles, en las plazas, en alcantarillas, debajo de puentes, entre el monte, en casas abandonadas, en rincones como animales asustados. Nadie los ayuda. Nadie los ve. Son casi invisibles.
¿QUÉ PODEMOS hacer por todos esos miles o millones de pobres? Siempre nos dijeron que México era el cuerno de la abundancia. Pero resulta que la prensa nos informa que hay por lo menos 40 millones de pobres en México. Yo creo que son más, mucho más. Mientras funcionarios de todos los niveles, diputados, senadores, magistrados y jueces, dirigentes de partidos y policías corruptos, ganan miles o millones de pesos, y la clase empresarial nacional y extranjera se enriquece salvajemente sin freno alguno, la inmensa mayoría de la población en México se pregunta dónde están la Revolución Mexicana y la justicia social. Y me pregunto ¿Dónde quedaron los ideales de Madero, Villa, Zapata y Lázaro Cárdenas?
AHORA LE DAMOS marcha atrás a los postulados. Habrá que modificarlos por "Sufragio comprado y Sí Relección", "La Tierra es de quien la acapara", "Cambio Petróleo por Soberanía", "Gringos welcome", “México, tierra de nadie, donde impera la ley del más fuerte", "Reviva las experiencias del viejo oeste", "Estamos en guerra, pero sólo el pueblo está desarmado", "Disculpe las molestias, estamos practicando el exterminio", "Los inmorales tienen que ser castigados, perseguidos, encarcelados y crucificados", “Los matrimonios de hombre y mujer no tienen hijos gays o hijas lesbianas", "El deporte nacional más popular es el robo a la Nación", etcétera.
¿EN QUÉ HAN convertido a México los políticos de todos los partidos? La respuesta es sencilla: en un asco. Ahora vivimos peor que antes. Todos estamos enfrentados. Los pobres contra los ricos. Los alumnos contra los maestros. Los policías y soldados contra los ciudadanos. Los comerciantes contra el consumidor. Los hijos contra los padres. Los sacerdotes y pastores contra los fieles que no se someten. Los aficionados contra sus equipos perdedores. Las televisoras contra la inteligencia. Los sindicatos contra el trabajador. Los diputados y senadores contra sus electores. Los periodistas contra la buena información. Los hombres contra las mujeres. Los jueces contra la ley. Y así la lista puede ser interminable. ¿En que momento nos colocamos unos frente a otros para pelear? ¿Quién nos llevó a esta fenomenal confrontación? ¿Quién salió ganando con dividir al país?
LA TRISTE realidad es que hay un desorden generalizado en todo los ámbitos del país. Un desorden al que también contribuimos en alguna forma nosotros. No podemos negar lo bueno y lo malo del PRI. Cómo ahora no podemos negar que los del PAN, PRD y otros partidos son tan corruptos como el que tuvo el poder más de 70 años. El ejemplo contaminó a todos. Usted dirá que hay excepciones y es cierto, pero la inmensa mayoría ha hecho del quehacer público una enorme porquería en donde todos ya nos embarramos. ¿Dónde está el México hermoso y limpio de nuestra niñez y juventud? ¿Acaso el orgullo nacional quedó atrapado dentro de un balón de futbol? Y ni para eso somos buenos porque siempre nos quedamos en el "ya merito", o "para la otra".
LOS HOMBRES del Poder nos miran con desprecio desde las torres de sus enormes castillos. Nos consideran unos pobres infelices sin capacidad para luchar ni de inventarnos un trabajo. Por eso a veces se divierten lanzando billetes al aire para que los súbditos nos demos golpes y empujones con tal de alcanzar algunos. Organizan "ferias" no para diversión de los niños, sino para que se formen miles que con estudios o sin ellos, buscan dónde ganarse un salario mínimo. Curiosamente sólo hay chamba para los obreros y obreras, los más mal pagados; los profesionistas son de utilería. Para la inteligencia de éste país, no hay vacantes. Y luego se sorprenden cuando triunfan en el extranjero.
LOS NIÑOS, las mujeres y los ancianos son los más golpeados en México. Se les considera estorbo, carga, lastre, productos desechables. Los hombres y mujeres jubilados son vistos con desprecio a pesar de la enorme experiencia que han acumulado. La discriminación brilla en cada anuncio publicado: se solicitan personas de 18 a 35 años. A los 40 ya estás muerto en vida. Te jubilan de la vida no sólo los empleadores, sino también tu familia. Te mandan al rincón del olvido a cuidar nietos o a cuidar gallinas. Sólo los hombres y mujeres del Poder tienen una larga vida. Ellos si son aptos para seguir cobrando en las nóminas gubernamentales. Para eso se han organizado en grupúsculos, camarillas, cofradías, sectas, mafias. Unos a otros se procuran y se cuidan. Luchan con ferocidad, pero no por servir, sino para servirse.
Y MIENTRAS el país se tapiza de cadáveres sangrantes, el "Jefe" máximo se va de gira al extranjero para pregonar que México es el país "ideal" para invertir. Y con él se van alegres varios gobernadores, empresarios, periodistas, "intelectuales", etc.; todo ello con cargo al erario cuyos faltantes monetarios ya serán cubiertos por el pueblo con más impuestos. Se desprecia la opinión pública nacional, pero se escudriña con atención la prensa extranjera. ¿Cómo se puede pregonar una guerra triunfante cuando los miles de muertos son hermanos mexicanos? ¿Se puede alguien sentir orgulloso de ensangrentar al país y presumir el baño de sangre en televisión? ¿Acaso creen que nos tragamos tantas mentiras si lo único que nos provocan son carcajadas? ¿Dónde está la inteligencia de quienes conducen la Nación?
MAL ANDAMOS todos cuando nos cruzamos de brazos. Peor aún cuando permanecemos indiferentes ante decenas de niños que se queman vivos en una Guardería y los responsables, por su parentesco presidencial, gozan de la más absoluta impunidad. El interés morboso es más fuerte cuando se trata de saber cómo le quedaron las nalgas a una loca que no se respeta ni ella misma; hay quienes pagan y aplauden a otra demente que descuartiza una hija y tira lágrimas de arrepentimiento mientras cuenta los dólares y se matrimonia en una Catedral; nos distraemos viendo los desfiguros de un borracho que ya tiene reservación cada semana; la ilustración la busca nuestro pueblo en "locutorras" que opinan de todo y no saben de nada; lamentamos el asesinato de jovencitos, pero nada hacemos por educar y disciplinar a nuestros hijos; se prenden veladoras por un futbolista trasnochador que se embriagaba, pero nos olvidamos de muchísimas mujeres asesinadas en Cd. Juárez. ¿Qué nos pasa a los mexicanos?
ESTE PAÍS tiene que cambiar. Pero sólo el pueblo lo puede lograr. Pregunto: ¿Merecen nuestro voto los priístas que aliados con panistas nos aumentaron todos los impuestos? NO. ¿Merecen nuestro voto los panistas que ahora forjan alianzas con los perredistas para desplazar a los priístas? NO. ¿Merecen nuestro voto los partiditos que gustan jugar de "paleros" para propiciar el triunfo de los mismos de siempre? NO. Tenemos que accionar, opinar, escribir, marchar, luchar, protestar ante lo injusto y lo indebido. Ser honesto merece un esfuerzo de nuestra parte para cambiar y salvar a éste hermoso México que unos cuantos han convertido en un auténtico muladar. ¡Ya basta de comportarnos como esclavos! ¡Ya basta de tanto desorden, tantas faltas de respeto y sobre todo, de tanto descaro y cinismo! ¡Hagamos algo por el México que vamos a heredar a nuestros hijos y nietos! O como siempre, ¿nos vamos a quedar viendo el futbol y tomando la cerveza? Por eso estamos como estamos.
trabago49@hotmail.com elobservadorpolitico@hotmail.com
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