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1° de marzo de 2010

15diario.com
 

Quién quiere paralizar la reforma política

Juan Reyes del Campillo

Un buen número de intelectuales, mayoritariamente de derechas, se dispusieron a firmar un desplegado titulado “No a la generación del no” en el que cuestionan a los partidos políticos por la “parálisis” y por negarse a promover las reformas que el país necesita. Como la iniciativa de reforma política que en diciembre propuso el presidente Calderón fue puesta en duda por los opositores, este núcleo de escritores, cineastas, periodistas, artistas e intelectuales hace un llamado para que los partidos dejen de hacer improductiva nuestra democracia.

 

Más allá de estar o no de acuerdo con sus planteamientos, resultó curioso que el desplegado, responsabilidad de Héctor Aguilar Camín, Jorge Castañeda y Federico Reyes Heroles, apareciese en la prensa el mismo día que 33 senadores del PRI presentarían su propia iniciativa de reforma política. Hay que preguntarse si acaso los intelectuales están llamando a que las diferencias de propuestas no terminen por empañar el impulso de los cambios o simplemente a poner en duda las propuestas de los senadores en la medida en que se oponen a las del Presidente.

 

Aunque las propuestas tienen más elementos coincidentes que discrepantes, existe un aspecto en el que la diferencia resulta bastante elocuente. Se trata de la iniciativa de segunda vuelta por parte del presidente Calderón y la idea de los senadores priistas de “ratificación del gabinete”. En este punto la diferencia es abismal. La propuesta presidencial busca fortalecer el presidencialismo, mientras los senadores consideran que el sistema presidencial debe ajustarse a las condiciones actuales de pluralismo.

 

En la propuesta de segunda vuelta se señala que en el día del segundo turno se lleven a cabo las elecciones legislativas. Esta ocurrencia, que el presidente retomó de un texto de Aguilar Camín y Castañeda publicado en la revista Nexos del mes de noviembre, es en realidad lo que hace que los opositores cuestionen y pongan en duda la viabilidad de la segunda vuelta. En los hechos esta salida conduciría a que la polarización entre los dos candidatos presidenciales se reflejara en la de la elección de los legisladores. En consecuencia, esto no parece una buena salida para fortalecer el pluralismo.

 

Por su parte los senadores del PRI nos proponen que sea el Senado de la República quien ratifique los principales nombramientos que hace el presidente. Esta idea, que en esencia plantea hacerse cargo de las decisiones entre distintas fracciones parlamentarias, podría dar paso a la formalización de alianzas entre diversas fuerzas políticas para compartir un programa de gobierno.  Lo anterior podría facilitar los acuerdos, además de propiciar el diálogo y la colaboración institucional. Cabe aclarar que en la iniciativa que presentaron conjuntamente el PRD, el PT y Convergencia, también está presente la idea de la ratificación del gabinete.

 

Considero que si la elección de legisladores se realiza durante la primera vuelta y, con ello, se permite la expresión del pluralismo, la idea de segunda vuelta y de ratificación de los nombramientos presidenciales serían coincidentes y acumulativos para la gobernabilidad democrática. Se tendría un presidente legitimado por los electores y una suma de voluntades para compartir el poder. No obstante, al proponer que la elección de los legisladores se realice en el segundo turno echó las cosas a perder.

 

Otro asunto que llama la atención es la pretensión de los políticos por la reelección legislativa. Aunque la mayoría de la población no esté muy de acuerdo, los políticos se esfuerzan en ello y argumentan que sería una manera de fortalecer al poder legislativo, con parlamentarios expertos y profesionales. Se vincula la profesionalización con la rendición de cuentas, cuando no necesariamente tendría por qué ser así. Es cierto que solamente en México y en Costa Rica no existe la reelección consecutiva, pero también lo es que en toda América Latina la elección de los legisladores es por la vía de representación proporcional. Se insiste en la necesaria y estrecha relación que debe existir entre los legisladores y sus electores. Pero la pregunta concreta que debe hacerse es ¿de quién es la agenda? De los partidos o de los legisladores como individuos. 

 

Para terminar esta entrega hay que mencionar la intención de reducir el número de legisladores. En principio se puede estar de acuerdo en que no se requiere de tantos diputados y senadores, sin embargo, la pregunta es cómo y qué es lo que está en discusión. Hasta ahora se habla muy poco de buscar mayor equidad entre la proporción de votos y la proporción de asientos en el Congreso y aparecen los fantasmas que buscan construir mayorías artificiales.

 

En realidad hay muchos puntos que se deben discutir, pero no por ello se va a paralizar la reforma política.

 

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