La farándula de Hernández Junior

Angel Tovalín

En una actitud harto hostil, desafiante e intimidatoria, Roberto Hernández Jr., personaje del negocio de la farándula futbolera, le exige a Femsa, vía su espacio en Multimedios Televisión, “medidas para concientizar (sic) a todas las personas que se oponen a la construcción del estadio”, para decir luego que “los ecologistas famosos (gracias) quieren algo”. Y lo dice con un dejo de perversa sospecha.

¡Claro que queremos algo! Queremos que se haga el estadio, ¡pero en otro lado! Queremos que se respeten los espacios públicos y queremos que seamos todos corresponsables del cuidado de nuestros ecosistemas, que seamos conscientes de la crisis ambiental que estamos provocando al invadir con asfalto, concreto, humo, ruido y luces, los espacios que deben ser resguardados y regenerados para garantizar la vida del Bosque La Pastora y el Río La Silla.

Ellos, La Pastora y el Río La Silla, representan bienes públicos estratégicos para la vida y subsistencia de todos los habitantes de esta urbe.

Y que le quede muy claro al señor Hernández: eso es precisamente lo que queremos. Que se respete La Pastora y que se cuide nuestro río.

Censuramos el tono fascista que el comentarista hace contra las personas que alzan su voz en defensa de los ecosistemas y contra la construcción de un estadio en ese lugar.

En estos momentos, cuando los medios de comunicación alimentan un sentimiento generalizado de inseguridad, anunciando y magnificando los balazos y las muertes por doquier, ese tono amenazador del señor Hernández, es sumamente censurable, porque llama a una intolerancia rabiosa a la opinión diferente, a la crítica fundamentada y respetuosa de “los ecologistas”.

Con ese tipo de comentarios este irresponsable comentarista de TV, incita al linchamiento de quienes consideramos que debemos exigir la preservación y regeneración de esa zona, ya que según nosotros representa un interés público mayor y muy por encima de lo que representa facilitarle a una empresa privada generar negocios (venta de cerveza, boletos, derechos y publicidad) a costa de privatizar un espacio público destinado a la conservación y regeneración natural.

Ante la afirmativa que esgrime la empresa a su favor, de no perseguir fines lucrativos con este proyecto, nos preguntamos, ¿dónde y cuando un club de futbol profesional que pertenece a un consorcio cervecero trasnacional NO es lucrativo?

¿Por qué una empresa que se dice estar tan ligada a la cultura e historia de esta ciudad, termina pareciéndose tanto a una camarilla del poder político en turno, de esas que usan las peores artimañas de engaños y mentiras para lograr sus ambiciosos proyectos?

¿Qué le abona a la credibilidad de esa empresa intentar (ridículamente) presentarse ante la opinión pública como un caritativa organización, sin fines de lucro, que lo único que quiere es “regalar” (a precios de primer mundo) entretenimiento competitivo y etílico a nuestra ciudad.

Y que por ese modestillo favor, nos devolverán el regalo con la siembra de miles de arbolitos, que según una bizarra lógica, vienen a recompensar las 25 hectáreas que pretenden inundar de asfalto, ruido, humo y concreto.

Que quede bien claro: un estadio es sencillamente incompatible con la conservación de un área natural.

Hoy, ser ignorantes de estas consecuencias, implica una tremenda irresponsabilidad que ya no debe ser tolerada por la ciudadanía. Esa actitud demuestra una carencia de escrúpulos, una miopía egoísta, que compromete la viabilidad de un futuro común, que no le importa nada más que salirse con la suya, por más dañino y destructivo que sea el capricho.

Por todo esto, es importante que nos veamos este SÁBADO 13 DE MARZO, a las 11 hrs, afuera de las oficinas del corporativo Femsa Heineken en Monterrey. Para decirle a Femsa que hagan su estadio,
¡PERO EN OTRO LADO!

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