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22 de marzo de 2010
15diario.com  


 

Responsabilidad social en interés de la empresa

Claudio Tapia

Dedicado a los directivos de Femsa

Con igual título, precedido de la frase más allá de la caridad, Manuel Castells, destacado sociólogo catalán, autor de La Era de la Información, trilogía considerada un clásico del siglo XXI por A. Touraine, presentó un estudio sobre la interacción entre la responsabilidad social de la empresa y la organización social del mundo.*

          El profesor e investigador, concluyó en ese trabajo, que la ética en los negocios no es sólo, aunque también, una obligación personal, moral o religiosa.

          Para el autor, la ética forma parte de la actividad de la empresa. El contexto mundial, el contexto social, el contexto institucional y la actividad de la empresa no están separados. En el mundo globalizado, no se puede hacer negocio sin incluir un sentido de responsabilidad social. La ética en los negocios no es simplemente una opción personal sino una necesidad empresarial.

          En la nueva forma de organización económica, social e institucional llamada globalización, existen tensiones en diversas dimensiones, siendo una de ellas la que se da sobre los recursos naturales y sobre el sistema ecológico. Por un lado cada vez tenemos más conciencia ecológica sobre los límites del crecimiento económico y, por el otro, enfrentamos ya las fatales consecuencias del dinamismo productivo que pone en explotación cualquier cosa, sin importar el precio que se tenga que pagar.

          Gracias a la ciencia y a la tecnología, sabemos de los efectos negativos de lo que estamos haciendo, pero, al mismo tiempo, entregados a la voracidad sin límite, vemos cómo la devastación medioambiental se acrecienta aunque intentemos negarla o disfrazarla.

 

          Cada día se discute más sobre la necesidad de un desarrollo sostenible basado en la internacionalización de la ecología en las prácticas empresariales. Mientras esa posibilidad cobra vida, algunas empresas de vanguardia – lamentablemente no es el caso de una de las más representativas en Nuevo León – en lugar de esperar a que haya más regulaciones medio ambientales impuestas desde el exterior, están internacionalizando la práctica respetuosa con el medio ambiente en sus productos, en sus insumos y en sus bien habidos activos destinados a fines empresariales. Tristemente son, todavía, muy pocas.

          No obstante, para Castells, está claro que la responsabilidad social de la empresa no es simplemente una ideología, sino que es la capacidad de la misma de actuar sobre el mundo y, al mismo tiempo, de internacionalizar en su práctica los cambios que se están operando.

           Se debate en el interior de esas empresas de vanguardia, la aplicación de la conciencia ecológica en el proceso de negocio, pasando por todo el proceso de producción y el de apropiación de los medios para hacerlo. Éste, afirma contundente el catedrático, es un problema de conciencia, no de dificultad técnica ni de producción. Y, en ese sentido, es una cuestión, en último término, moral.

Concluye el investigador de Sociología y Planificación Urbana y Regional de la Universidad de California en Berkeley, que se habla mucho de la corrupción de las instituciones políticas, pero si las empresas hicieran un pacto anticorrupción entre ellas mismas, no habría corrupción política, porque para que los corruptos sean corruptos, alguien les tiene que pagar, y este alguien es la empresa.

           Debiéramos aprovechar, antes de que el bien ganado desprestigio los alcance, el aprecio que nuestra regiomontana sociedad tiene por la cultura empresarial, para mejorar nuestra convivencia. Las empresas, en nuestra desilusionada sociedad, tienen más legitimidad que su gobierno. Ojalá y no dilapiden su prestigio. La empresa destinataria de estas líneas, está a tiempo de rectificar y de rescatarlo. 

Que la empresa admita tener una responsabilidad social es una cosa, pero que la asuma plenamente, con todas sus consecuencias, es muy otra.

La responsabilidad social de la empresa es un buen negocio y contribuye a crear un mundo mejor. De paso, ayuda a adecentar la vida social.

No sé si así lo entiende la empresa mexicana, espero que la socia holandesa sí, porque actúa en una sociedad en la que el respeto ambiental está en la educación y forma parte de su tradición.

 

* Construir confianza, ética de la empresa en la sociedad de la información y las comunicaciones, compilación de Adela Cortina, ed. Trotta, Madrid, 2003.

 

claudiotapia@prodigy.net.mx

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