510 6 de abril de 2010 |
ANÁLISIS A FONDOQué hacemos con la economíaFrancisco Gómez Maza
Pero tenemos que volver los ojos a nuestra triste realidad del día a día. Los economistas de la Secretaría de Hacienda están optimistas de que la economía se recuperará en el 2011, aunque todos los indicadores del año corriente no son muy alentadores, sobre todo el del empleo y ya dijimos aquí que una economía que no sólo no crea empleos, sino que expulsa a trabajadores de sus puestos de trabajo jamás será una economía sana, Su recuperación estará concentrada en los reducidos núcleos del poder económico, de las grandes empresas y de los bolsillos de los empresarios, menos en el compartimiento de las ganancias con los trabajadores, que son, junto con el capital, los pilares de cualquier estructura económica. Y lo peor de todo es que estamos echando toda la carne al asador de la guerra contra el narcotráfico y estamos descuidando lo verdaderamente importante, que es el bienestar de los ciudadanos, de las familias, de los obreros y campesinos, de los pueblos y comunidades indias, que viven al día, mientras los que gobiernan viven lujuriosamente a expensas del erario y los grandes empresarios no se preocupan ni ocupan de si su nevera está llena, porque siempre está rebosante.
Y mientras, como lo advierte la propia Secretaría de Hacienda, en los llamados pre criterios generales de política económica 2011, el mayor impulso del comportamiento positivo de la economía nacional continuara a expensas de la actividad de la economía estadounidense y de los ingresos por concepto de exportaciones petroleras. Y nada más. No cuentan para nada los ingresos fiscales, por ejemplo, que deberían de ser el motor para que un buen gobierno sea buen gobierno y tenga márgenes amplios para impulsar la economía y crear confianza en los medianos y pequeños inversionistas, que al final del día son los que crean la mayoría de los puestos de trabajo en cualquier economía. Así que, si Estados Unidos termina de curarse de la pulmonía de la crisis financiera y la recesión económica, México podría ser arrastrado y lograr un crecimiento alentador el año próximo, pero será un crecimiento ficticio, ya que dependerá sólo del comportamiento de los mercados del vecino país, en donde aún existe – y lo advierte la misma dependencia gubernamental mexicana – el peligro, el riesgo, de que la recuperación de la demanda privada de bienes y servicios sea menor a lo que los economistas esperan. A esto se suma la política fiscal implantada este año por las autoridades mexicanas y aprobada por la Cámara de Diputados, que hizo trizas las tesorerías de las medianas, pequeñas y micro empresas y los ingresos de los ejecutivos medios, gracias a los incrementos desmesurados de impuestos, que afectaron severamente los sueldos. Por ejemplo, si una persona que ganaba once mil pesos a la quincena, en el 2009, ahora está recibiendo diez mil netos, mil pesos menos que ya tenía presupuestados para cubrir sus necesidades personales y familiares. Eso significa más ingresos para el erario, pero depauperación para tales ejecutivos y eso que no hablo de los obreros y los campesinos, que ni siquiera ganan lo indispensable para sobrevivir, menos para pagar impuestos, y tienen que pagarlos ad ovum.
Y el entorno internacional, el año venidero, no estará libre de riesgos. También lo advierten los economistas gubernamentales. La posibilidad de una recuperación más lenta y moderada de la demanda privada en los países industriales, principalmente en Estados Unidos, en donde, a partir del segundo semestre del presente año, los estímulos fiscales dejarán de contribuir al crecimiento y, en 2011, el estímulo monetario se retirará gradualmente. Existe asimismo el riesgo de que la recuperación en el sector de la construcción – que es el que más empleos crea y menos mal pagados – y en los ingresos y la riqueza de los hogares en el país meridional, sea menor a la pronosticada, así como de una elevada volatilidad en los mercados financieros internacionales. Pero las autoridades mexicanas, más preocupadas por salir en la televisión encarcelando barones de la droga, o cometiendo errores garrafales en la persecución de las bandas criminales como el asesinato de personas inocentes, no ponen ninguna atención, o por lo menos no lo dicen públicamente (pero si lo hicieran por supuesto que lo cacarearían), al asunto de los ingresos fiscales. Aumentaron los impuestos este año de manera absurda y afectaron a los que sí cumplimos con nuestras obligaciones fiscales, pero no hacen nada para reducir la evasión del pago de impuestos que practican las grandes empresas sobre todo, muchas de las cuales tienen adeudos multimillonarios con el fisco y tales adeudos prácticamente están ya en la cartera de impagables. Tampoco hacen nada para ampliar la base de contribuyentes, la base gravable, aunque si aumentan considerablemente los presupuesto9s para perseguir bandidos, en una acción operativa que sólo está conduciendo a que la violencia sea cada día más incontrolable y la matazón en vez de amainar aumente.
El presidente Felipe Calderón no se puede quedar embelezado con una guerra que no tiene salidas. Que sólo está chupando dinero bueno y lo está echando al malo, porque gastar millonadas en perseguir delincuentes no produce nada para la economía nacional y sí encarece el mercado de las drogas ilícitas y, por tanto, las ganancias de los exportadores de estupefacientes, porque la demanda por narcóticos en Estados Unidos es muy elástica y crece y crece como la espuma. La situación de las medianas y pequeñas empresas ha llegado a tal grado de desesperación que el sector privado mexicano está ya solicitando la eliminación del IETU (Impuesto Especial a Tasa Única), y el ISR (Impuesto Sobre la Renta) y crear un solo impuesto. Y a esto hay que agregar el pago inconstitucional de la tenencia vehicular, los impuestos al uso de la telefonía móvil, entre otros. Estamos fritos, pues. Y sin reformas estructurales, que no sólo beneficien a los grandes capitales nacionales y externos, se agota el margen de maniobra para impulsar la marcha de la economía, como bien lo advierte el inmemorial Luis Foncerrada, ahora director del Centro de Estudios Económicos del Sector Privado.
http://analisisafondo.blogspot.com/
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