Medios y democracia

Samuel Schmidt

Escuché con sorpresa que una persona calificaba a Vicente Fox como el mejor presidente de México. El país debía estarle agradecido por ser el que rompió con el sistema autoritario y “nos regaló” la democracia.

Por supuesto que no argumente nada porque el tono vehemente cerraba toda posibilidad de dialogar; alguien que emitía un juicio tan tajante debía tener muy clara la historia de México y juzgar sin idealismos a Fox, pero no pude evitar recordar tres episodios que califican la gestión política de un personaje folklórico, divertido en ocasiones y nauseabundo la mayor parte del tiempo.

El periodista José Gutiérrez Vivó decidió abrirle un espacio en su noticiero a Andrés Manuel López Obrador, mientras los medios de comunicación prácticamente lo crucificaban y le generaban el vacío. El periodista en cuestión era un pionero de la radio hablada en México y durante mucho tiempo tuvo prácticamente el monopolio de ésta y por supuesto una audiencia numerosa.

A Fox no le gustó la acción del periodista y puso manos a la obra para acotarlo, lo que dicho en otras palabras representó cerrar el proyecto mediático del periodista. La noción era simple, cortar los fondos de la publicidad oficial sin la cual ningún medio en el México actual puede existir y “convencer” a los anunciantes desde Los Pinos que les convenía no usa ese medio. La postura fue efectiva, y cerraron radio y periódico.

Antes de eso, aunque de menor contenido pero no diferente esencia política, fue la presión de Los Pinos a la dirección del Diario El Independiente para despedir a un caricaturista que se había atrevido a dibujar un cartón de la señora Marta Sahagún, posteriormente de Fox, que a ella no le gustó. Este acto de protección de la imagen se hizo en nombre de la libertad.

El tercer caso fue el del portal mexico.com cuyo dueño había invertido varios años, mucho esfuerzo y capital en desarrollar. Resulta que la señora Fox determinó que al tener la Fundación Vamos México, lo más apropiado era que poseyera el portal de internet, porque a final de cuentas, todo México era de ellos por lo menos por seis años.

La defensa de su propiedad se convirtió en un litigio que se internacionalizó, generándole un gasto inmenso al dueño legítimo, a quien se le aplicó el mismo remedio que a Gutiérrez Vivó: desde Los Pinos se “convenció” a los anunciantes que retirar sus anuncios representaba su mejor interés. Los Fox conocían el peso de la publicidad y el poder destructivo de su ausencia.

Los Fox perdieron el litigio por mexico.com, pero en el camino estuvieron a punto de liquidar un proyecto de promoción turística y de libertad de expresión, porque en el portal existe lapalabra.com, una sección que abriga a escritores variopintos, algunos de ellos sin acceso a otros medios.

Valga la pena mencionar que la administración Calderón ha seguido con el modelo y ahora hacen todo lo posible por cerrar a una revista (Forum) que publica autores no siempre del agrado del gobierno. Forum argumenta que el manejo de los fondos oficiales para apoyar a los medios debe ser transparente, pero ya López Portillo aclaró una postura que ha sido regla de oro para los gobernantes: “yo no pagó para que me peguen”, como si el dinero fuera de ellos y como si el interés del estado y la sociedad fuera manejar la imagen de ellos.

Uno de los componentes fundamentales de la democracia es la libertad, o mejor dicho el sistema de libertades y entre ellos destaca la libertad de expresión. Si el gobierno coarta la libertad de expresión en la práctica coarta todas las libertades, porque no se puede cerrar una puerta y abrir levemente otras.

No creo que haya poca democracia, aunque estoy convencido que el avance a la democracia puede ser un proceso lento y tortuoso. Dentro de esta perspectiva no hay duda que los Fox hicieron mucho daño, tal vez porque su visión era autoritaria y se movía en la dirección de controlar el país, prestándole muy poca atención al bienestar de la sociedad y a los grandes intereses de la nación.

El manejo mediático de Calderón camina en la misma dirección.

Lo grave de este cuadro, es que a nueve años de la derrota del PRI, condición que muchos pensábamos llevaría indefectiblemente a la democracia, podemos concluir que caminamos hacia atrás y que el retroceso al que nos han sumido los gobernantes del PAN nos atrasa mucho.

El 2012 abre una expectativa compleja porque no se ve la posibilidad de que PRI o PAN nos adelanten en la tan ansiada búsqueda por la libertad.

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