La poesía femenina regiomontana en la década de 1980
Ernesto Castillo
Periódico El Porvenir.
El periódico El Porvenir lo fundaron don Jesús Cantú Leal y el poeta colombiano Ricardo Arenales (también conocido como Porfirio Barba Jacob) hacia principios de 1919. Cantú Leal es originario de Cadereyta Jiménez, N. L., se trasladó a Monterrey y en pocos años fue un próspero empresario; Arenales fue el primer director del medio de comunicación y defensor de las ideas liberales, ideas que lo llevaron al exilio.
El periódico El Porvenir fue líder en su ramo durante décadas. Por sus diferentes secciones y la veracidad de sus noticias el periódico en cuestión fue líder en su rama en el noreste de México durante varias décadas (Nuevo León, Coahuila, Tamaulipas, así como determinada presencia en San Luis Potosí); liderazgo que disminuye a principio de la década de los noventa y lema que distinguía al mismo era: “El periódico de la frontera”.
Parte de nuestro estudio se centra en su apartado: “Tercera Sección, Sociales”, que se publicaba a principios de los ochenta, además de leer horóscopos, recetas médicas, crucigramas, imágenes de quinceañeras o parejas recién casadas, se leían notas de teatro contemporáneo, danza clásica, presentaciones de libros, entrevistas a escritores, pero también en la misma se daba un espacio al “Rincón Poético”, escritos de poesía enviada por los lectores del periódico que provenía de los diferentes estados.
Más adelante, se creó la sección Cultural y en la cual ponen al principio los eventos de teatro, danza, pintura, reseña de libros e información cultural, y posteriormente los de sociales, horóscopos, crucigramas, fotos de quinceañeras, recetas de cocina, consejos médicos, así como el “Rincón Poético” etc.
Posteriormente en el mes de mayo de 1982, se crea el suplemento cultural “Aquí Vamos”, espacio en el cual una gran parte de los textos publicados se relacionan con la cultura literaria: cuento, crónica, poesía, notas informativas, reseñas de libros y crítica literaria y, de manera específica, la cultura poética que ahí se reproduce es distinta a la de los autores del “Rincón Poético”.
Algunas de las características de los textos en el “Rincón poético” es su estructura, regularmente se componen de cuatro, cinco o seis estrofas no son textos muy extensos (también hubo sus excepciones); el número de los versos en cada estrofa es variable, en algunos casos los autores acuden a métricas establecidas e implementan la rima. También encontramos ejemplos en donde el texto es un párrafo extenso y utilizan los signos de admiración o interrogación para resaltar determinados mensajes.
Otro asunto es el tipo de comunicación. Las autoras regularmente sublimizan aspectos por los que sienten algún tipo de afecto, por determinada fecha histórica, 10 de mayo, a la enfermera; al 14 de febrero; regularmente hay demasiados adjetivos cuando hacen referencia a su punto de interés, y a través de los mismos las autoras comparten determinados mensajes: el cariño que tienen por su progenitora, su idea del amor, algún mensaje moral o asombro por el paisaje, entre otros tópicos.
Por los contenidos de su escritura, relacionamos los mismos con la siguiente idea de Julieta Ortiz Gaitán: “Durante el siglo XIX, la idealización del romanticismo mexicano aportó una imagen femenina caracterizada por su extrema fragilidad, delicadeza y modestia. Las mujeres permanecían en sus hogares como hijas, madres o esposas, salvaguardando el prestigio familiar y la correcta marcha de los asuntos domésticos. Los papeles genéricos poseían una clara definición, dicha así en palabras del poeta Salvador Díaz Mirón: “Tú como la paloma para el nido y yo el como león para el combate” (“El eterno femenino como oferta y demanda” de Julieta Ortiz Gaitán, Revista Universidad de México, Número extraordinario II, 1998, p. 63), autoras que leen a Juan de Dios Peza, o los de otros autores con reconocimiento en veladas literarias o participan en concursos de declamación.
Con respecto a esa tónica y en donde los adjetivos resaltan, escribe la profesora Enedelia González en su texto “Semillitas de Amor”:
Niñez hermosa y bendita
que representa a Dios
de pureza llena tu mentecita
y de ilusiones tu corazón.
Regularmente las colaboradoras de la sección que ahora comentamos, participan en concursos de declamación o veladas literarias, por ejemplo, Alma O. G. de Palacios presentó su libro Qué es el tiempo en el Instituto Mexicano Norteamericano de Relaciones Culturales; al día siguiente la crónica periodística reflejó lo siguiente: “Obra que ha brotado de la vasta inspiración de Alma Olivia G. de Palacios, dama muy estimada y ampliamente conocida en los círculos sociales y culturales de nuestra ciudad” (El Porvenir, 21 de febrero de 1980).
El “Rincón Poético” aparecía a inicios de la década de los ochenta en la sección de Sociales de El Porvenir. En el “Rincón Poético” de los primeros años de la década de los ochenta se pueden leer los siguientes títulos: “Año nuevo”, “A mi hijo”, “Espejo del alma”, “Tu voz”, “Gracias, Señor”, “Vibraciones del alma”, “Oración de la enfermera en su día internacional”, espacio en el cual resalta la escritura religiosa; al respecto, Gloria Siller escribió el texto “A Cristo”, un fragmento del mismo es:
Es tu voz celestial la que me llama,
la que me hace temblar de mil maneras,
la que trae a mi otoño primaveras,
la que torna mi cierzo en rica flama.
Sin faltar el tema romántico que analiza Julieta Ortiz; en ese sentido escribe Lilia del C. González el título “Amor, eres Tú”:
Sentada en mi balcón
por las tardes y
mirando al cielo
me preguntaba
¡Qué es el amor¡
¿Es el ocaso, quien sostiene
el firmamento de las estrellas
y hace cada día más hermoso
el atardecer cerca de la playa?
(El Porvenir, “Tercera Sección, Sociales”, lunes primero de febrero de 1982).
Los textos del “Rincón poético” regularmente hacen alusión a cuestiones convencionales de la vida diaria y en donde el varón es el centro del mundo y las mujeres manifiestan todo lo que sufren por ellos, o lo temas están relacionados con el amor a sus hijos o se dan consejos morales como en el siguiente caso, fragmento del poema “Haz el bien”:
Haz el bien por el bien mismo
Y ama por la dicha de amara.
Nunca esperes recompensa
Y entonces si la tendrás.
(El Porvenir, “Tercera Sección, Sociales”, 12 de enero de 1980).
También es importante registrar que muchos de los textos los firman con siglas como en el ejemplo anterior o seudónimo y lugar de origen: “El telegrafista, San Luis Potosí, S.L.P., o seudónimos poco comunes: “R. Salaprais”, entre otros.
Con las ideas expresadas y ejemplos, identificamos parte de la producción poética femenina generada en la ciudad durante la década de 1980, material que refleja el pensamiento y estética de ciertas escritoras que asumen una posición al publicar su material en el “Rincón Poético”.
Otro espacio que fortalece nuestra investigación es el suplemento cultural “Aquí Vamos”, mismo que nace en mayo de 1982 y es coordinado por el escritor Jorge Cantú de la Garza. Cantú de la Garza, después de estar fuera de la ciudad, regresa e implementa distintas actividades que dan un fuerte impulso a la cultura literaria de la localidad, entre ellas el sistema de becas para escritores y diferentes publicaciones en ese ámbito.
Jorge Cantú de la Garza impulsó la cultura literaria. Creó el suplemento cultural “Aquí Vamos” para contribuir a consolidar nuestra literatura.
“Aquí Vamos” fue un suplemento que dio espacio, principalmente, a la cultura literaria: ensayo, cuento, narrativa, poesía, crónica, reseña de libro, de cine, crítica literaria, y a finales de la década de 1980 crean una sección en donde se abordan diferentes problemáticas sociales (Socio-Lógicas); antes de crear el anterior apartado ya se abordaban temáticas sociales de actualidad y tópicos históricos.
En “Aquí Vamos” se leen textos de autores extranjeros como Mario Vargas Llosa, Julio Cortázar, José Donoso, Marcel Proust, Jorge Luis Borges, Cavafis, W. Black, A. Bretón y autores nacionales como Octavio Paz, Enrique Krauze, Hugo Arguelles; el diseño del suplemento lo realizó el arquitecto Alfonso Reyes Martínez; páginas en donde se intercalaban ilustraciones de artistas locales y de otras partes del país. También dedicaron números monográficos a la ciudad de Monterrey y al río Santa Catarina o temas como la Modernidad y Posmodernidad, por citar algunos ejemplos.
Los escritores locales que más participaban, entre 1982 y 1988, eran: Jorge Cantú de la Garza, José Jaime Ruiz, Sergio Cordero, Humberto Salazar, Clara Eugenia Flores, Mario Anteo, Gabriel Contreras, Nazario Sepúlveda, Leticia Herrera, Horacio Salazar, Fidel de la Garza, Héctor Castillo, Rosaura Barahona, principalmente; posteriormente se incorporaron otros autores: Dulce María González, Roberto Morales, José Javier Villarreal, Héctor Alvarado, María Zebadúa, etc.
Una de las temáticas al inicio del suplemento es la cultura feminista, principalmente desde el ensayo y la poesía, ejemplos de ello son los artículos: “Decidir en nuestro vientre” de Cris Villarreal Navarro, “Mujer o sujeto social” de Leticia Herrera, “Penitencia para los machos: tener hijas” de Rosaura Barahona y de la misma autora, “¿Mujeres inteligentes? Líbranos señor”, entre otros ensayos.
En relación al artículo de Cris Villarreal, ella escribe: “En una comunidad como la nuestra, donde sólo Lucilda y Dalia –en Tribuna Popular- han sido las únicas voces femeninas que se han pronunciado por la despenalización del aborto, y el resto de mujeres imbuidas por la propaganda jabonera, que exige de nuestro medio la mansedumbre, la pasividad, la abnegación y el terror patológico de la independencia” (El Porvenir, “Aquí Vamos” Número 75, 9 de octubre de 1983).
La cultura feminista se reflejó en el suplemento cultural Aquí Vamos. En ese tenor, pero con otro tema, expresa Barahona: “Me encanta ver películas hechas por mujeres o películas cuya protagonista rompa cánones y moldes para acercarse a una autenticidad que a muchas de nosotras nos preocupa constantemente. Me encantan los temas en los que el alma femenina se trata de analizar, de dibujar, de adivinar o intuir” (El Porvenir, “Aquí Vamos”, Número 92, 5 de febrero de 1984).
Por otra parte, algunos de los colaboradores permanentes, como Cantú de la Garza, Ruiz, Cordero, Sepúlveda, Diego de Jesús, Salazar, Anteo o Castillo, escribían poco sobre la cultura literaria feminista, analizaban aspectos sobresalientes de poemas, reseñas de libros o incoherencias que cometió algún autor en equis texto o argumentaban el éxito o fracaso de determinado poema y publicaban su producción literaria.
Es a principios de 1989 cuando Cordero publica la entrevista “¿Existe realmente una poesía femenina?” realizada a las escritoras Enriqueta Ochoa y Dolores Castro. Expone Ochoa: “Lo erótico es una puerta que urge abrir, pero hay que saberlo hacer, con mucha delicadeza. Porque más bella y más alta será esa materia mientras con mayor sentido estético se trate” (El Porvenir, “Aquí Vamos”, 8 de enero de 1989).
La poesía o ensayo que se publicó en primera plana del suplemento regularmente era de algún autor extranjero o nacional; los textos de las autoras de poesía local, pocas veces aparecían ahí; cuando Minerva Margarita Villarreal publica una antología relacionada con poemas a la mujer, aparece en páginas interiores (mayo 13 de 1990).
Expresa Enriqueta Ochoa: “Hay una cosa que a mí me resulta un poco incómoda y pienso que al resto de las mujeres también. En las antologías, casi siempre hay noventa hombres y dos mujeres. A la mujer difícilmente le dejan la puerta abierta... creo que deben dejarnos a cada uno con nuestras maneras de decir las cosas”, situación que se refleja en una antología publicada por José Jaime Ruiz.
Es a finales de la década de los ochenta cuando comienza a incrementarse la nómina de mujeres que escriben con tema de género, pero no crece en esa misma proporción la de escritoras de poesía. La nómina de mujeres que colaboraban en el suplemento era similar a la de cualquier antología poética producida en la época: reducida. Algunas de las colaboradoras eran: Clara Eugenia Flores, Rosaura Barahona, Gloria Gómez, Lidia Rodríguez, Cris Villarreal y Dulce María González.
Si el número de colaboradoras en los diversos géneros fue reducido en los primeros años del suplemento “Aquí Vamos” (de 1982 a 1989), el de poesía era menor: Leticia Herrera, Marisa García, Minerva Margarita Villarreal, Lucía Maluy Mijares, Graciela Salazar, Martha Margarita Tamez y, posteriormente, Maguca Mar; sin embargo, con las anteriores autoras fue suficiente para generar ejemplos de la nueva poesía femenina amorosa regiomontana; poesía que por sus características se relaciona con la cultura feminista.
Leticia Herrera hace un balance en el campo de la cultura feminista local en 1984; remonta al lector a 1975, cuando fue creado el Año Internacional de la Mujer, elabora un análisis de los avances en el campo del feminismo y los resultados son negativos en el área metropolitana de Monterrey. Sin embargo, con los pocos ejemplos de escritoras, tenemos para dar cuenta de dos aspectos fundamentales: la militancia de un grupo reducido de ellas a favor de la liberación femenina y el inicio de la nueva poesía femenina regiomontana, con los nombres de Leticia Herrera, Minerva Margarita Villarreal, Marisa García, Graciela Salazar y Lucía Maluy Mijares, principalmente.
Es relevante la labor de Minerva Margarita Villarreal a favor del feminismo en los primeros años del suplemento cultural, sin embargo, la constancia y los textos publicados en “Aquí Vamos” por parte de Leticia Herrera a favor de la cultura feminista cobran a la luz del tiempo otra dimensión; constancia que es así por dos actitudes de Herrera: los diversos escritos en contra de la cultura patriarcal y su militancia en la nueva poesía amorosa regiomontana. Y le llamamos nueva poesía amorosa regiomontana, pues el discurso poético que leemos a principios de los ochenta en las autoras mencionadas, es distinto a lo planteado por las escritoras del “Rincón Poético”: ya no se inclinan por el discurso complaciente, ni sufrido, ni utilizan tantos adjetivos para describir al amado, ni muchos menos involucrarse como objetos en el proceso amoroso.
La literatura erótica fue una constante en las autoras regiomontanas. Las diferentes reflexiones sobre las teorías literarias de género fueron manifestándose con el paso del tiempo. Al respecto escribe Maricruz Patiño: “Yo creo que esa primera batalla se ganó a pesar de todo, pues recuperamos el territorio de nuestro cuerpo y nos tomamos el derecho de hablar sobre él sin tapujos ni falsos pudores. “Las eróticas” imprimieron a la poesía un aire fresco, y ese tono atrevido, desenfadado en intenso se incorporó a la imaginación poética de las mujeres.” (Alforja XX, Primavera 2002, “Mujeres poetas en acción”, p. 83).
Nos parece relevante la posición de Leticia Herrera en el suplemento, pues seis años antes de la entrevista realizada a Enriqueta Ochoa y tras leer sus declaraciones relacionadas con el feminismo, Herrera había puesto en práctica la idea de que “Lo erótico es una puerta que urge abrir”.
Y en términos generales expresamos que lo amoroso y erótico es una de las temáticas sobresalientes en las escritoras que colaboraron para el suplemento. A principios de febrero de 1984, escribió Leticia Herrera:
mi deseo es una águila miope
que vuela tropezando
en los picos de tus montañas
un león encerrado
en la carpa de tus verbos
una urraca ociosa
picoteando tu vientre
de fruto maduro
(Fragmento de un texto sin título, publicado en el número 95 del suplemento “Aquí Vamos”.)
Otro ejemplo que sirve para mostrar lo que ahora desarrollamos es el texto de Lucía Maluy Mijares:
Quisiera pasar mi lengua
por tus dientes
para arrancarles ese brillo
que me asalta, me incita
porque claro
unos dientes sin brillo
serían como dulces
(El Porvenir, “Aquí Vamos”, 24 de junio de 1984.)
Ejemplos de escritura en donde se inventan juegos del lenguaje para hacer referencia a realidades distintas, a denostar los convencionalismos, y en donde “La seducción femenina plasmada en la poesía o en cualquier otra actividad creativa debe ser recurrente. Como en el amor, esta seducción debe incluir humor, juego, cachondez. ¡Fuera las inhibiciones!” (Alforja XX, “Hacia una literatura contracultural femenina”, Laura Jáuregui).
Con pocas mujeres, pero combativas, el discurso de la liberación femenina, después llamado de género, cobró presencia en el periódico El Porvenir, y de manera específica en el suplemento cultural “Aquí Vamos”. Presencia que creció a finales de la década de 1980 mediante el ensayo y poesía.
Lo sentimental tuvo sus variantes, la descripción de la relación amorosa además de hacer referencia a lo heterosexual, también se manifestó el discurso lésbico, en un contexto en el cual el respeto por las preferencias sexuales aún no era bien visto.
A diferencia de otras mujeres que tuvieron miedo a publicar sus experiencias personales y su idea de la vida desde un lenguaje poético auténtico, Leticia Herrera decidió ser ella y optó por su libertad al ser en cada poema; abrió la puerta de un fino erotismo para convertirse en paradigma
en el vértice de una noche cualquiera
me nombras compañera
y el sudor es amable desde mi cuerpo
y tu sexo abierto y noble
florece al tacto de mis dedos
¿Por qué decimos que la presencia de Leticia Herrera fue sobresaliente en las páginas del suplemento cultural “Aquí Vamos”? El anterior juicio tiene dos puntos de partida: su posición real a favor de la cultura feminista a principios de los ochenta y sus aportaciones a la nueva poesía regiomontana amorosa. Poesía amorosa que cumplió con las estéticas de esos días. Si revisamos el texto de Herrera apreciamos que hay una estructura intencionada al no utilizar signos de puntuación y crear con ello su propia gramática. Escribe Josué Landa: “Toda obra poética desde el momento de su configuración como texto, apunta intencionalmente a suscitar una pertinencia poética en un campo de realización…” Campo de realización en donde incide lo musical, los recursos literarios y los significados del mismo.
Es importante señalar que el texto de Herrera tiene diferentes puertas desde donde se puede abrir para comentar el ámbito poético; no es el mismo caso de muchos textos publicados en el suplemento estudiado.
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