521 21 de abril de 2010 |
Los poemas incompletos de Leticia Herrera Eligio Coronado
Hay autores que tardan en encontrar su voz y la buscan en cada texto que escriben. El resultado es una colección de textos irregulares, deslindados unos de otros por abismales diferencias en el tono y, por consecuencia, en la intención. Pero hay otros, los menos, que siempre supieron qué decir y cómo. Eso evita que anden por allí con el texto atorado en la garganta y ayuda a que lo arrojen de inmediato, como materia desechable o fulgurante, en la efímera memoria de la página.
Leticia Herrera (Monterrey, NL., 1960) pertenece a esta reducida minoría. Desde su primer texto (1984) hasta el último (2006) de los incluidos en su antología Poemas incompletos [1984-2006]*, su tono es el mismo: “te hubiera prestado tanto / las alas / el nido / para que fueras ave / (como yo) / y entonces fuera todo tan sencillo / como un volar” (p. 15) y “ya vuelvo padre no demoro / es sólo este arroyo hecho ciénaga / mis pies que se atoran / el vuelo que no alcanzo a pulsar” (p. 188).
Aunque en estos ejemplos el tema del vuelo o desprendimiento terrestre coincide casualmente, es el tono similar el que persiste. Se trata de un tono en el que se mezcla la tristeza, la melancolía y el desgano: “podría callarme / mirar el muro que se desgaja / sacar mis conclusiones / vivir / morir / qué insipidez” (p. 108), “nunca me encontré / tan lejos / de donde quiero estar / como ahora” (p. 34), “despierto abismada / como si el infinito vacío fuera sólo un paisaje” (p. 94).
Los temas de Leticia son variados (erotismo, desamor, soledad, el padre ausente y el universo cotidiano, entre otros), pero todos confluyen como lastre en la órbita de lo autobiográfico: “es un chiste la vida / no tienes lo que quieres y lo que / no quieres tienes / vejez arrugas canas ganas” (p. 140), “envejecer es (…) / decirle a las manías carácter / a la soledad libertad / a la abstinencia control / a la mirada muerta / cansancio” (p. 119), “ayer me fui a cortar el pelo / necesitaba que alguien me tocara / auxilio” (p. 98).
El humor también aparece, aunque esporádico, o tal vez no tan evidente. Es cuestión de buscarlo: “mi mamá es mi mamá siempre / aunque a veces es mi abuela / y a veces yo quisiera ser su madre / o su hermana mayor y reñirla / por terca y obcecada” (p. 89), “después de ti / el diluvio / el arca / los animales / el degenere / nuevas especies / nuevas tierras / cuál catástrofe” (p. 30), “a veces pienso que soy una sirena / si no / por qué todos los hombres / me / sacan / la / vuelta / aun cuando no cante” (p. 32).
Ignoro qué derroteros temáticos seguirá la poesía de Leticia en el futuro, pero sé que continuará en su tono habitual, ése que le permite explayarse sin traicionarse.
Leticia Herrera. Poemas incompletos [1984-2006]. Guanajuato, Gto.: Edit. Universidad de Guanajuato, 2006. 193 pp. (Colec. Anaquel, 10.)
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