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22 de abril de 2010
15diario.com  


 

TRANSICIONES

La historia que sigue                                                        

Víctor Alejandro Espinoza

La historia electoral de Baja California se distingue por su acentuado bipartidismo. Si tomamos como referencia los comicios para renovar la gubernatura comprobamos la concentración del voto en sólo dos partidos. En 1989, PRI y PAN obtuvieron el 94.1% de los sufragios; en 1995 el 93.3%, en 2001 descendió a 87.4% y en 2007 se tuvo el más alto de los registros: 96%. No fue la excepción en la disputa por las alcaldías y el Congreso. Así ha sido y no veo como pueda modificarse este comportamiento. Aunque habría que agregar dos excepciones en elecciones federales: 1988 y 2006, cuando los candidatos del Frente Democrático Nacional y PRD, Cuauhtémoc Cárdenas y Andrés Manuel López Obrador, obtuvieron un caudal inusual de votos. Sin embargo, en elecciones locales no ha habido este tipo de comportamientos, atípicos para la cultura política bajacaliforniana.

 

El pasado viernes 16 de abril el PRI eligió en Baja California a sus candidatos a las 5 alcaldías. Con una importante participación (60%) del padrón total de 4 mil consejeros delegados, la mayoría de los votantes se inclinaron por los que serán sus abanderados en la contienda: Carlos Bustamante Anchondo en Tijuana, Francisco Pérez Tejada en Mexicali, Javier Urbalejo Cinco en Tecate, Javier Robles en Playas de Rosarito y Gilberto Hirata en Ensenada. El 6 de mayo iniciarán las campañas y con ello una fuerte polarización política de la sociedad bajacaliforniana, en concordancia con el histórico bipartidismo.

 

De nuevo los reflectores se centrarán en la disputa por el ayuntamiento de Tijuana. Es el  municipio que concentra el mayor número de votantes de la entidad y por ende, de distritos electorales. Los dos partidos más fuertes han electo candidatos a Carlos Bustamante (PRI) y Carlos Torres Torres (PAN). En realidad ambos encabezan una alianza: Torres Torres a la “Alianza por Baja California (PAN/PANAL/PES) y Bustamante Anchondo, a la “Alianza por un Gobierno Responsable”. Si tomamos como referente las dos últimas elecciones, podemos tener idea de lo disputado que serán los comicios del próximo 4 de julio. En 2004, por primera ocasión desde 1989, el PRI le arrebató el triunfo al PAN. Efectivamente, Jorge Hank Rhon se impuso sobre su “tocayito”, Jorge Ramos Hernández, abanderado del PAN, con una diferencia de 1.65%; tres años después, en la elección de 2007, el PAN recuperó la presidencia municipal encabezado, de nuevo, por Jorge Ramos. Sin embargo, la diferencia a favor del candidato panista fue de apenas el 1.3%; si tomamos en cuenta que el abanderado del PRI, Fernando del Monte, había sustituido al candidato original, Jorge Astiazaran Orci, apenas tres semanas antes de la jornada electoral; podemos tener idea de lo difícil que fue para el PAN sustentar el triunfo. Todavía más, Fernando del Monte ganó más distritos (VIII, IX, XIII y XVI) que Ramos Hernández, quien se alzó con el triunfo en el X, XI y XII, pero con mayor diferencia de votos, lo que a la postre le dio el triunfo.

 

La elección del 4 de julio será muy competida. Quien genere mayor confianza entre la población podrá ganar. Los votos duros de ambos partidos mayoritarios no permiten definir a un vencedor de antemano. La diferencia podrá provenir de esa persistente franja abstencionista, que alcanzó el 61.9% en 2007 y el 69.43% en la elección federal de 2009. Como sucedió en 2004 cuando Jorge Hank Rhon logró sacar de sus casas a quienes limitan su voto, cualquiera de los dos Carlos que logre motivar a la participación más allá del voto definido de sus partidos, puede aspirar a levantarse con el triunfo.

 

Una diferencia fundamental respecto a las anteriores elecciones locales es que producto de la reforma constitucional de noviembre de 2007 quedó prohibida la propaganda denigratoria. La “guerra sucia” no puede emplearse por ley. En mucho dependerá del papel que juegue el Consejo General del Instituto Electoral y de Participación Ciudadana para que se observe la ley. En 2007, la norma era más flexible; el PAN es quien ha sacado mejor saldo con las campañas negativas: a nivel federal y local. Hoy, se supone, la “guerra sucia” no será aliada del blanquiazul. Preveo una contienda ríspida; debe ser enérgica pero no denigratoria. Debe basarse en argumentos y no en descalificaciones; por el bien de todos, primero los ciudadanos.

 

 

Investigador de El Colegio de la Frontera  Norte. Correo electrónico: victorae@colef.mx

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