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23 de abril de 2010
15diario.com  


 

Bicentenarios: México y Argentina

Por Alejandro Heredia 

La fiesta del bicentenario independiente de México y Argentina, está en campaña de spotaje a todo lo que da. Los gobiernos de ambos países han considerado necesaria la realización de mensajes televisivos que hinchen el orgullo nacional, un recorrido triunfal por la historia y un punto de vista optimista sobre el futuro. El ejercicio que propongo con este artículo es la confrontación de opiniones sobre qué mensaje desea transmitirnos el gobierno mexicano, en contraposición del mensaje de la presidencia de la república argentina.

 

http://www.youtube.com/watch?v=1tiAffw5UAg

http://www.youtube.com/watch?v=fRnBDf2NL3Q 

 

Una nación en la filosofía de la autoayuda

Los spots producidos por parte del gobierno federal mexicano se sostienen mediante recursos de mera retórica, proclamadores de las grandezas de ser mexicano, de “la patria en la sangre”, de la libertad en la cual viven y retozan la mayoría de los habitantes de este lastimado país y demás frases huecas propias de un Estado con un grave problema de conceptualización de sus logros y potencialidades. Un juego de mosaicos donde la gente espeta lo que primero le llegue a la mente en positivo, claro, porque decir cosas positivas genera cosas positivas, caldo de pollo para el alma y la práctica de proclamar cosas agradables, exitosas, por el solo hecho de nombrarse o pensarse. Ante el gran cúmulo de malas noticias, sobre todo en el sexenio de las manos limpias, el recurso del método es el optimismo sobre castillos en el aire.

 

El orgullo de la mexicanidad, en el simplismo de equipararlo con la selección nacional de fútbol, en año mundialista, con las dos grandes cadenas de televisión haciendo sus cálculos de ganancias; el coste de oportunidad para el gobierno federal era muy ventajoso, granjeándose las buenas voluntades del oligopolio y jugando al populismo con la hinchada nacional, presumiblemente una gran mayoría de paisanos. Asistimos como nación al evento donde nos sentimos súper orgullosos de la historia que no conocemos, de las tradiciones que vamos dejando atrás al paso de la inercia cultural y societal, no nos damos por vencidos, porque ya fuimos vencidos y solamente nos queda pensar en ser triunfadores como aspiración más bien mercadotécnica.

 

El mexicano se siente orgulloso de su “gol, de su gente, de su tierra, de su jefecita, de su bandera, de su esfuerzo, de no darse por vencido y de su obra maestra”. Ésa es la proclama del gobierno en turno.

 

Argentina: “Fuimos capaces, somos capaces”

http://www.youtube.com/watch?v=x-TzYv0LubE

http://www.youtube.com/watch?v=JsKMUHwZ5fM&NR=1

http://www.youtube.com/watch?v=s_pCiJA89-s

http://www.youtube.com/watch?v=T_WZNSXZC-s 

Con pelos y señales, así podría describirlo, el gobierno de la Argentina, recuerda las razones de recordar su bicentenario, el cual por cierto se festeja con bombo y platillo este mes de mayo. Cuando se conmemorarán los 200 años del inicio de la Revolución de Mayo, la cual derrocó al Virrey Cisneros, ocupando al mismo tiempo el poder político una junta de gobierno integrada mayoritariamente por criollos, lo cual dio origen a la guerra de independencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata contra la metrópoli española. El mensaje es contundente: “errores muchos, aciertos más”; todo en el minimalismo de los relampagueos de imágenes apoyado con palabras clave. Es nítida la intención de involucrar a la gran mayoría no solamente a la reflexión, sino también al orgullo de ser ciudadanos de aquél país. 

 

Los hechos soportados con información, las imágenes que danzan por la pantalla, hasta las podemos reconocer los demás latinoamericanos. Cinco premios Nobel, investigación y desarrollo, las chapuzas de los encumbrados, la muerte proclamada por los gobiernos de facto. 

 

El juego de la dialéctica lo saben perfectamente los argentinos, lo cual se puede resumir en que su orgullo nacional acepta de buena gana y un poco con sonrojo, en que puedan ser mezquinos y soberbios.  

 

Argentina en su campaña del bicentenario exhibe un discurso de afirmación, de relación de hechos y datos duros; frente a la ambigüedad mexicana de la retórica fácil, sin sustancia, ausente de corazón y de agallas. Sin embargo lo anterior no es óbice para festejar el bicentenario no solamente de los dos países, sino de toda América Latina.

 

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