Nuevo León: ¿mando único?

Andrés Vela

En su participación en el Segundo Foro Político de Seguridad y Justicia, el Gobernador, Rodrigo Medina, expresó que tenemos un tiempo determinado para implementar una reforma que “ya está aquí”. “Es una gran oportunidad para homologar, para comunicar, para que todos en un frente común podamos lograr… un frente común”. Y habló también de algo que nos está haciendo mucha falta: “un sistema de justicia eficiente, transparente, confiable, profesional, en donde el juez juzgue, el ministerio público se profesionalice, en donde haya una policía científica, en donde la gente pueda tener confianza”.

Como se sabe, el gran debate en materia de seguridad pública en los últimos días, sobre todo en Nuevo León, ha sido la propuesta que el Gobernador hiciera en la última reunión de la Conago, de unificar a todas las policías en un mando único. La propuesta aplaudida por algunos, cabe mencionar, fue anteriormente propuesta al Congreso de la Unión por Genaro García Luna, Secretario de Seguridad Pública de Felipe Calderón. Sin embargo, dicha propuesta presenta dificultades en materia de organización, capacitación, infraestructura, que aún no se resuelven.

Mientras que un actor muy particular de la política local, el alcalde sampetrino, Mauricio Fernández, descartó la idea de tajo, incluso expresando que “sobre mi cadáver” permitiría la intromisión de alguna instancia que no fuera “el jefe de la Policía en San Pedro, Mauricio Fernández”, otra voz importante, la de Fernando Larrazabal, ha sido más cauta. A pesar de que se habla de una excelente relación entre el alcalde de Monterrey y Rodrigo Medina, Larrazabal empezó por recelar expresando que no podía opinar pues no tenía información detallada de esa iniciativa. Sin embargo, hace unos días dejó totalmente de lado la discusión al aclarar que el tema se ha vuelto “mediático y político” insistiendo en que falta una postura más clara sobre la ejecución de ese mando único.

Para algunas voces de la prensa y de la opinión pública la idea de un mando único sería inoperante. Las declaraciones citadas arriba parecen confirmar dicha inoperancia, pues las medidas tomadas por los ediles panistas no sólo son distintas, sino radicales, en comparación con las tomadas por el gobernador en materia de seguridad; se requeriría un acuerdo seriamente político que estuviese por encima de eventualidades.

Por su parte, Fernando Larrazabal, ha exhibido como su carta fuerte una limpia en las corporaciones policiacas que parece no tener precedentes, así como tampoco resultados, pues la percepción de inseguridad no sólo persiste, sino que se incrementa con la presencia de ya cientos de elementos policiacos en las calles, desempleados, en un gobierno que no obstante su lema de campaña es “el sexenio del empleo”, además de la crisis económica mundial.

Ante esto, la reacción con que Rodrigo Medina revira es la de un presunto monitoreo de dichos elementos, tanto estatales como municipales, por parte del “Sistema de Control de Confianza”. Se les dará seguimiento a dichos elementos, para saber dónde y cómo viven, en qué se emplean, entre otras cosas. Durante el Foro Político Medina se quejó de la falta de presupuesto en materia de seguridad con que dispone su administración, en un guiño a la federación comentado con su compañera de partido y gobernadora de Yucatán, Ivonne Ortega. Ya desde ayer llegaron a Nuevo León 200 elementos de la Policía Federal, que parecen una respuesta a las palabras del gobernador neolonés.

Cabe señalar que la indicación de dar seguimiento a los elementos policiales despedidos integrándolos a una lista con todas las particularidades de su estilo de vida, se asemeja un tanto a la que llevara a cabo Mauricio Fernández, cuando ordenó un censo de las trabajadoras domesticas y demás empleados de los vecinos sampetrinos.

En la insuficiencia presupuestal, científica e incorruptible, que señalaba Rodrigo Medina en el sistema de seguridad y justicia en el estado, valdría considerar una muy importante y aún pendiente: derechos humanos.

Más dinero, más armamento y policías, no parece ser la salida, como lo confirma la presencia del Ejercito y sus “bajas colaterales” en todo el país, sobre todo si no se mejoran condiciones de vida de la mayoría de la población.

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