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31 de agosto de 2010
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¿Quién forma a los formadores?
Héctor Franco Sáenz

Al acudir el miércoles 11 de agosto a una conferencia sobre la “Importancia de la educación en Ciencias” en el Horno 3 del Parque Fundidora, se presentó la oportunidad de conversar con una maestra de mucha experiencia en la enseñanza de las Matemáticas en las escuelas secundarias. Al cuestionarle por las causas del bajo rendimiento en esta disciplina, confirmó una de las hipótesis que dan origen a este serie de reflexiones. Dijo: “porque los maestros nuevos no saben, ya que en la Normal no les enseñan Matemáticas”.

Ante su afirmación se le señaló que los alumnos que cursan la Especialidad de Matemáticas en la Normal Superior (hasta el adjetivo se le ha querido quitar) llevan 13 materias de esa rama y ante ello dijo: “sí, pero no de Matemáticas”, subrayando la última palabra y dar a entender que con los cursos de didáctica, seminarios de historia de la materia o de investigación, sobre algo que no conocen los futuros profesores, se pierde lo esencial del contenido disciplinario, trayendo a colación la añeja disyuntiva entre didáctica y conocimiento, clásica discusión en la formación normalista.

Efectivamente, al volver a hacer el análisis de los planes de estudio tanto de los “Licenciados en Educación Primaria” como de los “Licenciados en Educación Secundaria”, encontramos en los primeros, que su formación para enseñar Matemáticas es mínima y en el caso de los segundos, es un rasgo común a todas las “especialidades”, de la Superior, que sus contenidos disciplinarios sean sumamente reducidos.

Si a lo dicho con anterioridad se agrega la formación que en ciencias poseen los preparatorianos que ingresan a las Normales, (que ya no están solas en esa tarea) y a todas las escuelas que ofrecen estos estudios, aunado a la naturaleza y las características de las escuelas de donde provienen los profesores en ciernes, se alcanzan a apreciar algunas razones de la crisis educativa que se vive, pero en vez de atacar las causas, se opta por culpar del mal a los niveles precedentes y pues, a aplicar “Enlace”, entrenando alumnos “para que conozcan el tipo de reactivos”, venderles guías, acceso a simuladores, etc., en fin, practicar y practicar para salir mejor en las pruebas que se apliquen, entre más se haga mejor serán los resultados y los premios para todos.

La situación descrita se torna más controvertida, cuando la misma maestra de referencia acotó que un estudiante de la especialidad le comentó que un día, preguntó a uno de sus maestros en la Normal que cuándo les iba a enseñar Matemáticas, a lo que contestó: “ustedes ya saben Matemáticas, yo sólo les voy a decir cómo enseñarlas”, respuesta que nos lleva a la siguiente cuestión: ¿quiénes forman a los futuros profesores de las escuelas secundarias?

En el caso de Nuevo León las cosas vinieron de más a menos, tal es el caso de la Normal Superior, institución que luego de ser líder en la formación de profesores para la educación media, devino en ser una Normal más, replicadora de lo que en México acuerdan (lo cual no siempre es muy afortunado) para “ajustarse a la normatividad”, efecto de la estrechez de miras que se reproduce a partir del Acuerdo Nacional para la Modernización de la Educación Básica (ANMEB) de 1992, hecho que ha servido para centralizar más, por múltiples mecanismos, lo oficialmente descentralizado.

Así tenemos en la actualidad, entre quienes tienen a su cargo la formación de los futuros profesores de secundaria una situación variopinta, caracterizada en muchos de los casos por el “incesto académico”, que practican aquellas personas que estudiaron la Normal y se quedaron a dar clases en ella por determinados motivos, sin haber alcanzado a ejercer la profesión que estudiaron. Destacan en estos casos personas que se desempeñan como “asesores” de futuros profesores en sus prácticas profesionales, asesorando en algo que nunca ejercieron.

Como en toda situación existen las salvadoras excepciones, maestras o maestros en las distintas especialidades que por su origen, edad y experiencia, no se encuentran en este caso, pero no dejan de ser los menos, o las personas que a pesar de la escuela y de quienes pretenden formarlos, destacan, ya sea por su formación familiar o experiencia profesional. Junto a ellos hay casos que pudieran ser meritorios pero no de los más afortunados para la enseñanza, como aquellos que antes desempeñaban oficios, que si bien muy respetables, eran muy distintos al de ser formadores de futuros profesores.

Así es como la Normal Superior “Profr. Moisés Sáenz Garza”, que habrá de cumplir el 50º aniversario de su creación el próximo año, vivió su etapa ascendente hasta fines de los setenta cuando se crea la “Escuela de Graduados”, instancia a donde acudieron los profesores más destacados del país, no sólo de Nuevo León, en las diferentes áreas disciplinarias.

Teniendo como telón de fondo la instauración del neoliberalismo y el desmantelamiento del Estado, esa etapa ascendente conoce su punto de inflexión a partir de que los estudios de Normal pasan a ser de licenciatura a principios de los ochenta, cuando el objetivo pasó a ser formar “profesores-investigadores” según se pregonaba desde el Departamento de Investigación Educativa (DIE) del CINVESTAV del IPN; propósito que de inicio provoca en los centros formadores de docentes (como se les dio en llamar para olvidar que eran Normales) una crisis de identidad, porque en las Normales Básicas de profesores pasaron a ser licenciados, por lo que algunos egresados exigían se les llamara con ese vocativo.

En el caso de la Normal Superior el cambio fue más lamentable, sus egresados de ser Maestros en Educación Media, ahora, conforme se señala en su Misión institucional son Licenciados en Educación Secundaria en cualquiera de sus Especialidad, denominación que en “strictu sensu” estaría en discusión.

Así, por las aberraciones cometidas, algunas ya señaladas, resulta explicable que el 80% de los aspirantes a ser maestros de secundaria, haya reprobado en la evaluación que se les aplicó en julio pasado. Es lamentable conocer que el egresado de Geografía no sabe nada de Historia, o el de Biología nada de Física o de Química.

En fin, esta genialidad de la especialización en algo que no se tiene, se quiere instituir en la propia Escuela de Graduados, “para que sus Maestrías sean congruentes con las Licenciaturas”, como éstas ya se encuentran con las materias de las secundarias.

En 1826, José María Parás como gobernador, ordenó buscar en Nueva York los materiales didácticos más avanzados para contar con el mejor sistema educativo. Hoy, en el 2010, tal pareciera que Nuevo León ha abdicado a contar con un proyecto propio para su desarrollo educativo.

 

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