629 21 septiembre 2010 |
Acta de Fundación de Monterrey En el nombre de Dios Todopoderoso y de la gloriosa y bienaventurada Santa María siempre Virgen y Madre de Dios y Señora Nuestra. Sepan cuantos este publico instrumento carta de fundación viéren como yo, Diego de Montemayor, tesorero de la Real Hacienda de este Nuevo Reyno de León, teniente del gobernador y capitán general para la reedificación de él por el Rey nuestro señor, atento a las causas y razones expresadas sobre la venida a este Valle de la Extremadura y reyno para su población y pacificación de los naturales del intento que el santo evangelio se propague a los reinos y señoríos de Su Majestad y su real patrimonio sea acrecentado, el cual motivo y celo es el mío y me mueve para ese efecto y prosecución de lo cual en las comodidades que este Valle de la Extremadura, comarca y puesto donde estoy con los vecinos y pobladores que con migo han venido con todo el avío necesario para la dicha Población y teniendo más aprovechamiento que en él y su contorno hay y puede haber, y ser puesto y lugar apacible, sano, de buen temple y buenos árboles frutales de nogales y otras frutas y haber como hay muchos montes y valles, pastos y ríos, ojos de agua manantiales y muchas tierras para labores de pan coger, muchas minas de plata que en su comarcan hay de tres, diez y quince leguas a la redonda hay sitios para ganados mayores y menores y de otros muchos aprovechamientos. Además, los naturales que voy trayendo de paz en obediencia de su Majestad, para su congregación, asiento y enseñanza de la Santa Fe Católica y así, por esto y como por estar este lugar en buen medio para el viaje y trato del puerto de Tampico que hay setenta leguas camino de carretas y lo mismo a la ciudad de Zacatecas y otras partes y salidas para las poblaciones que se hubieren de hacer en este reyno la tierra adentro que de forzoso ha de salir, surgir y pasar por dichos tratos y lo más que dicho es, es apropiado puesto, y como tal ha de estar la Real Caja, con los reales oficiales para cobrar los haberes y quintos que a su majestad le pertenecen y siendo así como lo es cabecera de todo este reyno por el presente. En nombre de su Majestad Real del Rey Don Felipe, nuestro señor, hago fundación de la ciudad Metropolitana junto a un monte grande y ojos de agua que llaman de Santa Lucía tomando por advocación de ella a la Virgen Madre de Dios Señora Nuestra que la iglesia mayor sea su advocación de su Santa y Limpia Concepción y Anunciación a la cual imploro como patrona y señora nuestra para conseguir con la gracia y amor de su hijo benditísimo el celo y obra que se pretende y se ha de intitular e intitule Ciudad Metropolitana de Nuestra Señora de Monterrey. Le nombro así con todo el derecho, estabilidad y firmeza que las demás ciudades metrópolis que en los reynos de su Majestad están hechas y pobladas con todas las honras y privilegios y extensiones que se conceden por sus reales ordenanzas a estas nuevas poblaciones y especial a la de este reyno que he aquí por expresadas y puestas para que según dicho se goce de ellas. La ciudad le doy entera jurisdicción civil y criminal, mero mixto imperio para que las justicias de ella puedan conocer y conozcan de todas las causas y cosas civiles y criminales y en el dicho término sucedieren y acaecieren y juzgar y determinar definitivamente y llevar las sentencias a su debida ejecución, guardando las leyes ordenadas de su Majestad que sobre ello hablan. Le doy jurisdicción y término de quince leguas hacia el oriente otras tantas al poniente, igual al norte y sur. Lo mismo en cuadro por la misma suerte y todo lo que en el dicho término y jurisdicción poblare, así de minas como villas sea sujeto a ella en cuanto a las apelaciones y a lo demás que conviene. Le doy de ejidos una lengua en redondo y por de esta boya le señalo de la ciudad para arriba y para la sierra de las Mitras. Nombro el consejo y regimiento de los oficiales que se requieren y señalo que al presente no hay gente suficiente de españoles. Tan solo para la administración de justicia consejo y cabildo concedo a Alfonso de Barreda y Pedro Iñigo como alcaldes ordinarios a Juan Pérez de los Río, Diego Díaz de Berlanga y Pedro Maldonado como regidores a Diego de Montemayor como procurador General y Diego Díaz de Berlanga como escribano del cabildo y el dicho procurador tenga voto en cabildo a los cuales a cada uno les doy entero poder y facultad en nombre de su Majestad, para que este año del noventa y seis usen y ejerzan el dicho oficio a fin de él y al año venidero… los oficiales de la Real Hacienda tengan ellos y cualquiera de ellos voto en el cabildo y consejo que lo que toca en el señalamiento de dicha ley, no se pueda dentro de él dar ni tomar estancia de labor ni de ganado y que en todo guarden las ordenanzas de su Majestad. Yo el dicho teniente de Gobernador y Capitán General, en nombre del Rey Nuestro Señor y en virtud del poder que tiene y quien hizo fundación de dicha Ciudad Metropolitana de Nuestra Señora de Monterrey, pido al Rey que se sirva confirmarla para que con ánimo de sus vasallos se animen a poblar y fundar debajo de su real corona otros reynos y ciudades y en fe y testimonio de verdad lo fundé en el Valle de la Extremadura Ojos de Santa Lucía jurisdicción del Nuevo Reyno De León a los veinte días del mes de septiembre de mil quinientos noventas y seis y lo firmé de mi nombre con el presente escribano y testigos, Domingo Manuel, Juan López, y Miguel de Montemayor. Escribano Diego Díaz de Berlanga
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