634 28 septiembre 2010 |
ANALISIS A FONDO Senador insiste: barones de la droga, amenaza para la seguridad de EU Richard Lugar es senador por el Partido Republicano, por el estado de Indiana. Es miembro del Comité Senatorial de Relaciones Exteriores. Por tanto es miembro de los guerreristas, los llamados “halcones”. Pues Lugar acaba de reiterar que los señores de la droga, que operan en la franja fronteriza con México, constituyen la amenaza “más inmediata” para la seguridad nacional, dijo Lugar en una reunión con fiscales mexicanos que se celebró el domingo pasado en Indiana que afronta Estados Unidos de Norteamérica en el Hemisferio Occidental. Más inmediata que los terroristas domésticos. El senador Lugar, el principal republicano en el influyente Comité, ha pedido al presidente Barack Hussein Obama que considere el uso de los militares y de inteligencia para proporcionar más activos en la vigilancia para interceptar las drogas, el dinero y las armas que cruzan una frontera de 3,326 kilómetros hacia y desde México. "Estados Unidos debería iniciar un examen amplio de “nuevas medidas militares y de inteligencia” que podría tomar para ayudar a combatir a los carteles de la delincuencia organizada y el narcotráfico mexicanos en asociación con el gobierno mexicano." Ponga atención, amigo lector, en las palabras que he entrecomillado… En la reunión del domingo 26 de septiembre, Lugar advirtió que el gobierno de Obama debe proporcionar recursos adicionales para ayudar a México, ya que ambos países tratan de erradicar a los traficantes de drogas a lo largo de su frontera común. Los Estados Unidos y México han estado tratando de reforzar la seguridad fronteriza para detener el flujo de armas ilegales y drogas, pero los sicarios de los cárteles de la droga han librado una batalla feroz y violenta para proteger sus operaciones y negocios. Más de 29.000 personas han muerto por la violencia del narcotráfico en México desde que el presidente Felipe Calderón lanzó una guerra contra los carteles en 2006. A principios de este año, el gobierno de Obama ordenó el despliegue de más tropas de la Guardia Nacional para patrullar la frontera, y este mes comenzó a volar un avión de vigilancia sin tripulación a lo largo de la porosa frontera. Preocupantes las declaraciones de Lugar. Qué quiere decir que Obama considere el uso de militares. No lo precisa. Puede ser que signifique un incremento de tropas de la Guardia Nacional en territorios fronterizos. Puede ser más apoyo en pertrechos a las Fuerzas Armadas mexicana. Puede ser, por qué no pensarlo, una intervención directa, una invasión a territorio mexicano para hacerse cargo de la guerra contra la delincuencia organizada y el narcotráfico, con lo cual las fuerzas militares y policiales locales operarían bajo el mando de los militares estadounidenses. Todo puede ser. Las declaraciones del senador Lugar, si es que se refieren a que Obama decida la intervención militar directa, están a tono con los rumores que han venido deslizándose desde hace tiempo en los medios de publicidad y propaganda mexicanos y en los corrillos de observadores y analistas del perverso fenómeno de la guerra del narco. De ser esto cierto, más pronto que tarde México estaría, abiertamente, en manos de las fuerzas militares estadounidenses, lo que nos colocaría en la misma condición que Irak o Afganistán. La llamada soberanía nacional sería aún más mítica de lo que ahora es. No olvidemos que la Casa Blanca, esté en manos de demócratas o republicanos, tiene el prurito del intervencionismo y del expansionismo en todo el planeta. No sólo en el Hemisferio Occidental, su coto de caza. De ser así, las decisiones de política de seguridad y justicia, como un primer paso, vendrían directamente del Departamento de Estado; llegarían a la Embajada estadounidense y de ahí directamente al teléfono rojo de la residencia presidencial de Los Pinos. El presidente de la república sería, abiertamente, un empleado, un ejecutivo de las órdenes de la Casa Blanca, a su vez empleado, ejecutivo, del Club Bilderberg, el poderoso gobierno mundial que hace y deshace en todos los asuntos del mundo, incluido el resguardo de las rutas del narcotráfico. Tenemos que recordar que hace unos días, hecho que causó polémica y “malestar” en las autoridades mexicanas, la secretaria de estado Hillary Clinton comparó la situación de violencia y narcotráfico de México con la de Colombia de la década del ochenta. Sin embargo, el discurso de la ex contrincante de Obama para la Casa Blanca, recuerda a las proclamas intervencionistas de Ronald Reagan de un cuarto de siglo atrás. Antes fue el anticomunismo. Hoy es la producción y venta de drogas, pero ambas tienen como fin justificar una mayor injerencia estadounidense en Latinoamérica, como lo advirtió en su momento el analista Maximiliano Sbarbi Osuna, en el periódico Observador Global. Aquel líder republicano demonizaba al gobierno socialista de Nicaragua e intentaba legitimar el financiamiento de la guerrilla de los contras, al alertar que ese país centroamericano se encontraba a sólo dos días en automóvil de Estados Unidos. La paranoia anticomunista llevó a Reagan a entrenar fuerzas especiales en El Salvador y Guatemala y a invadir la isla caribeña de Granada porque supuestamente su gobierno estaba financiado por Cuba. De la misma manera, el discurso de Hillary Clinton, aunque diplomática y farisaicamente matizado por Barack Obama, está basado en el temor. Pero no a la obsoleta amenaza del comunismo, sino a una de las excusas actuales de la política militar estadounidense: la lucha contra el tráfico de drogas. analisisafondo@cablevision.net.mx
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