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22 octubre 2010
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Toque de queda
Liliana Flores Benavides

 
Me parece una barbaridad, la propuesta que realizó Ervey Cuéllar, presidente de Vertebra, en torno a que se implante el toque de queda en Nuevo León.
 
No sólo porque eso implicaría un verdadero embrollo jurídico, sino porque esa propuesta lleva implícita la derrota de la sociedad.
 
Los delincuentes buscan ir ganando territorio geográficamente, pues esto implica un tráfico libre para sus conductas antisociales; e implementar el toque de queda es regalarles 12 horas de nuestra libertad y de nuestros espacios, es una rendición tácita.
 
La sociedad  en lugar de retrotraerse  debe de expandirse. Hoy más que nunca debemos estar en las calles.
 
Considero que el miedo se está traduciendo en nuestro propio verdugo, al grado de que se hacen propuestas absurdas y erróneas.
 
En el año 2007, cuando aparecieron cadáveres con mensajes en donde se amenazaban a funcionarios públicos y a sus familias, yo escribí un texto en donde planteaba que era el momento de que todos cerráramos filas, que nos organizáramos para poner un alto a la barbarie.
 
Asimismo, expresé en aquel texto que si no hacíamos nada y nos quedábamos callados, como sociedad no tendríamos viabilidad.
 
Lo envíe a múltiples actores políticos, económicos, sociales y de medios y nadie dijo nada, salvo el arquitecto Héctor Benavides, la Revista Electrónica La Quincena y Héctor González y José Luis Portugal de Radio Alegría. Los que generan opinión, los poderes fácticos y la sociedad en general callaron.
 
Dije en ese entonces que nos iba a pasar lo que planteaba el poema de Bertold Brecht:
 
“Cuando los nazis vinieron a buscar a los comunistas,
guardé silencio,
porque yo no era comunista.
 
Cuando encarcelaron a los socialdemócratas,
guardé silencio,
porque yo no era socialdemocrata.
 
Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas,
no protesté,
porque yo no era sindicalista.
 
Cuando vinieron a buscar a los judíos,
no protesté,
porque yo no era judío.
 
Cuando vinieron a buscarme,
no había nadie más que pudiera protestar.”
 
Y ya pasó. Ahora los muertos, los secuestros, las extorsiones, y el sufrimiento cada día está más cerca de nuestra familia y entorno.
 
Por ello no debemos de abrazar propuestas tan absurdas como el toque de queda, porque lo que sigue de allí, es fragmentar en guettos, balcanizando el estado.
 
La salida a esta problemática debe ser con otro enfoque muy distante de las acciones y propuestas de los gobiernos y sus asesores.

 

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