m
658
1° Noviembre 2010
15l
 


 

LA SOCIEDAD DEL CONOCIMIENTO
La clase media

Edilberto Cervantes Galván

Hacía ya buen tiempo que en la prensa nacional no se utilizaba el concepto de clase como base para el análisis político. En su origen el concepto de clase social es esencialmente marxista y se centra en la relación que se guarda con la propiedad de los medios de producción; después, con las aportaciones de Weber, el concepto de clase se asimila al de estatus y tiene un sentido de percepción.

Hacia la mitad del siglo XX se empieza a reconocer en la sociología funcionalista la existencia de una clase media, la cual se diferencia de la clase obrera y también de la clase propietaria, y se argumenta que con sus posturas políticas atempera el antagonismo social. De allí que se argumentara en aquellos años que el secreto para la estabilidad política y para evitar el conflicto que supone la lucha de clases era el de crear una extensa clase media.

El artículo de Luis Rubio del 17 de octubre pasado, en El Norte, se titula justamente “Clasemedieros”; y Guillermo Knochenhauer, publica el 29 de octubre en El Financiero su contribución: “Surgimiento y ocaso de las clases medias”. Para Luis Rubio: “México se está convirtiendo en un país mayoritariamente de clase media”. Y para demostrarlo la evidencia que ofrece es, entre otros, “el tráfico de las ciudades”, así como “el tipo de empleo, la venta de casas, la escolaridad de los hijos, la proporción de mujeres en la fuerza laboral, la calidad de la vivienda, la compra de seguros, el tipo de hospitales, las salas de cines, el turismo, las universidades, etcétera. Se abstiene  de mencionar, claro, que en todo caso esos indicadores en su mayor parte vienen a la baja desde hace años. Y aunque dice que no desconoce que existe pobreza en México (y ésa sí va en crecimiento) considera que: “el país está cambiando en la dirección deseable”, ya que la mayoría de la población se podría agrupar bajo el concepto de clase media (parece galimatías, pero así argumenta Rubio).

Para Luis Rubio, más allá de las cuestiones monetarias como el ingreso, “la clase media entraña sobre todo una actitud. Una persona es de clase media cuando tiene una mínima independencia económica aunque poca influencia política, al menos en lo individual. El término incluye a profesionales, comerciantes, burócratas, empleados, académicos, todos los cuales tienen un ingreso familiar suficiente para no preocuparse por su sobrevivencia. Las encuestas revelan que la mayoría de los mexicanos se autodefinen como de clase media y, más importante, que se han convertido en el segmento políticamente más relevante de la sociedad porque han abandonado una pertenencia partidista rígida”.

Está demostrado que cuando usted le pregunta a una persona, en cuál clase social se ubica, y le ofrece como opciones: baja, media o alta, la gran mayoría se ubica en la clase media; se supone que el razonamiento convencional es: no soy tan rico como los más ricos pero tampoco tan pobre como los más pobres; así a veces contestan “clase media baja” o “clase media alta”. O sea, un asunto de percepción.

¿Y dónde visualiza Rubio a esa clase media, mayoritaria? Dice que los políticos mexicanos han ignorado la forma tan “estruendosa en que ha cambiado la sociedad mexicana”.  “El segmento creciente de la población que ya no es pobre y que puede darse algunos lujos … Este hecho, el de tener un sentido de propiedad, pertenencia y el derecho a preservarlo, fue sin duda un factor definitorio de la elección presidencial más reciente”. Y agrega: “Según diversas encuestas, la población de en medio, la que percibe un ingreso familiar de entre 9 y 15 salarios mínimos, titubeó a lo largo del proceso y acabó favoreciendo a Felipe Calderón, decidiendo así el resultado”. Esa clase media, dice Rubio, fue la que le dio el triunfo a Calderón.

Para Guillermo Knochenhauer las “clases medias” (véase el plural) constituyen el mercado de consumo más importante con el que puede contar una economía, “pero su papel político y cultural es aún más importante”.  “El mayor o menor tamaño de las clases medias hace la diferencia entre los países políticamente estables, con altos niveles de ingreso, y los subdesarrollados, como México.”

El comentario de Knochenhauer  se deriva de una ponencia que Antonio Delhumeau presentó recientemente en un coloquio en la UNAM.  En la ponencia  se atribuyen a las “clases medias” funciones sociales muy relevantes. Una función muy singular es la que Delhumeau les reconoce, por lo menos en México: “traducir a las clases dominantes los deseos, los anhelos, los valores y las expectativas de las clases populares y a éstas los significados políticos de las decisiones de los gobernantes y de las élites en su conjunto”.

Según Delhumeau, esta función articuladora es clave para mantener la estabilidad en la sociedad y así sucedió en México durante las décadas de 1930 y 1940 y se consolidó entre los años cincuenta y los setenta del siglo pasado. La clase media representa los prototipos a seguir de los modelos de participación social y de prestigio cultural. Los valores de la clase media, su ideología, representan “las expectativas,  las ilusiones y las esperanzas de la inmensa mayoría de los mexicanos”.

Sin embargo, el estancamiento socio-económico en los años setenta afectó (modificó) a las clases medias en sus roles familiares. “Las mujeres buscaron integrarse al mercado de trabajo para poder sostener el nivel de consumo identificado como calidad de vida”. Esto provocó la ausencia afectiva de la madre y confundió psicológicamente al padre (posiciones esquizoparanoides), se generó así “un ambiente de vacío de significado desde entonces”. Esta redefinición de identidades de las figuras paternas  “provocó en la juventud, durante el periodo de aprendizaje, la pérdida de claridad de lo quiere decir convertirse en hombre y lo que implica el asumirse como mujer”. O sea, que si la mujer no hubiera salido a buscar trabajo no hubiéramos pasado por todo lo que estamos pasando.

La crisis económica que hemos vivido desde entonces provocó el cierre progresivo de los canales de movilidad social, los que se habían abierto entre 1940 y 1960, y con ello “se erosionó el papel de las clases medias como articuladoras económicas y portadoras culturales de la unidad nacional”.
Aparecen entonces las clases medias como un factor que explica la estabilidad política (yo diría muy relativa) de la época del dominio priísta y  de las políticas del nacionalismo y el régimen de economía mixta.

Para explicar el ocaso de la clase media mexicana Delhumeau establece como causas las siguientes: a) “el acercamiento de la élite política a la jerarquía eclesiástica”, b) el acercamiento también a la burguesía ligada con ésta y c) los vínculos con los intereses pro estadounidenses. En este proceso, las “clases medias fueron perdiendo capacidad para satisfacer sus propias expectativas y las de los campesinos, los obreros y del lumpen proletariado, y devaluaron sin saberlo a la política misma”.

Delhumeau señala a las clases medias como “la principal plataforma para el desarrollo; sin embargo –dice- están políticamente arrinconadas porque los jerarcas del Estado ya no se comunican con las clases populares, sino -lo hacen ahora- con las élites”.

Es interesante ver cómo el análisis político puede hacerse sin caer en los consabidos alineamientos partidistas. O bien, como el análisis de clase trasciende los enfoques partidistas.

Rubio y Delhumeau coinciden en reconocer la importancia social y política de la que llaman “clase media”. Sin embargo, para Rubio la clase media se encuentra actuante y decidiendo, con sus votos, las elecciones presidenciales (al menos las del 2006) y para Delhumeau la clase media se encuentra desvinculada de la que llama “elite política” y ya no juega el papel articulador que desempeñó hace varias décadas.

Sucede con algunos recién llegados a las posiciones de poder político, que se nombran a sí mismos como “la clase política”; sin saber qué significa la una ni la otra. Con lo cual el “análisis de clase” se confunde todavía más.

 

Para compartir, enviar o imprimir este texto, pulse alguno de los siguientes iconos:

¿Desea dar su opinión?

Su nombre :
Su correo electrónico :
Sus comentarios :

 

 

ed

 

fa

 

p81