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Cursos de nivelación en secundaria
José Ángel Pérez

¿Qué humor puede ser más raro
que el que falta de consejo,
él mismo empaña el espejo
y siente que no esté claro?
Sor Juana Inés de la Cruz

¿Formación de competencias o reciclado de incompetencias?
Al inicio del presente ciclo escolar las autoridades educativas de nuestro Estado aplicaron un examen a los profesores de educación secundaria que desearan un incremento en sus horas de trabajo. De entrada aplaudimos la acción pues, lamentablemente, en otros tiempos estos incrementos se lograban de otra manera, ya fuera por compadrazgo, por amiguismo o por arreglos políticos en lo obscurito.

Lo que nos causó tristeza y preocupación fue el hecho de que muchos de los profesores concursantes no lograron “aprobar” el examen y se les otorgaron las horas por contrato con la condición que se “nivelaran” en un curso que posteriormente se les ofrecería.

Al respecto me permito hacer las siguientes observaciones:

No se puede calificar de competente o incompetente a un profesor con la aplicación de un examen escrito.

Si la mayoría de los examinados resultan reprobados, la culpa, si es que la hay, la tiene la institución que lo formó. En el caso de Nuevo León, la mayoría son profesores muy jóvenes y por o tanto conservan la formación de la Escuela Normal Superior Profr, Moisés Sáenz Garza.

Si aceptamos que el examen arrojó resultados confiables, entonces quienes deberían estar preocupaos son las autoridades encargadas de la formación de profesores pues ellos emitieron un documento que acredita a los jóvenes profesores para ejercer una profesión e inmediatamente las mismas autoridades de la Secretaría de Educación los reprueban.

Lo más increíble, La Secretaría de Educación en nuestro Estado comisiona a la Escuela Normal Superior para que “nivele” ¡en un solo curso! a los profesores que no formó en cuatro años. Un curso al que los docentes deben acudir después de su jornada de trabajo, desafiando la inseguridad que hay en nuestra ciudad. Un curso plagado de altibajos, sin recursos didácticos, sin materiales acordes a los nuevos tiempos, sin espacios apropiados, con los mismos catedráticos y con las mismas metodologías, en resumen: con las mismas miserias.

Consideramos que debe ponerse atención a las escuelas formadoras de docentes en nuestro Estado pues lamentablemente no están respondiendo a los nuevos retos y esto se traduce en un engaño para los jóvenes que asisten a esas instituciones buscando una formación integral que lo capacite para ser un profesor de clase mundial.

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