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Tarjeta que te roba la feria
Luis Valdez

Power to the people, parece pensar el grupo de personas de la tercera edad que se ha reunido afuera de su oficina en la Alameda Mariano Escobedo.
Power to the people, parecen decir en sus caras los que están afuera de la oficina de la Tarjeta Feria en Juárez, en el centro de Monterrey.

Una amiga de Guadalupe está dispuesta a caminar treinta minutos a diario desde su casa hasta la estación del metro.

Varios ciudadanos ya están buscando un amparo para no pagar los diez pesos (me ha tocado ver que algunos usuarios abordan el camión, no sirve el lector de tarjeta, y deben pagar los diez pesos).

Mi amiga de Guadalupe dice que si ella entra a un camión y el lector no le funciona, le dará $7.50 al chofer y se irá a sentar.

Decenas de usuarios se han quejado de que recargan su tarjeta prepagada, y luego de utilizar un par de veces el lector, éste les ha registrado más del gasto real. Algunos tienen hasta 100 pesos perdidos. ¿Dónde los reclaman?

Los representantes de la Tarjeta Feria se escabullen de los medios de comunicación. Dicen que no pueden atender personalmente a los usuarios porque para eso tienen el servicio al público. Los reporteros les piden cita y contestan: “Luego, ahora no”.

Las unidades de transporte urbano son iguales o peores que antes. Su estado es deplorable.

Me pregunto a qué hora hubo consulta popular para que los ciudadanos tuviéramos vela en este entierro.

Me pregunta mi madre si los siguientes gobernantes van a cambiar las cosas a su gusto. Le digo que sí, que nos venderán otra Tarjeta FERIA si se les ocurre cambiar de marca.

Creo que la idea de ampararse no suena tan descabellada.

En este aniversario de la muerte de John Lennon, muchos recuerdan sus letras de canciones como Imagine y Happy Christmas. Creo que también nos hace falta recordar Power to the people.

Pero, ¿dónde está nuestro poder?

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