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22 Diciembre 2010
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ANÁLISIS A FONDO
Latinoamérica no importa

Francisco Gómez Maza

De los mexicanos, le preocupa la violencia
Del resto, proteger sus mezquinos intereses

mMientras los mexicanos nos debatimos en la más absurda y completa inseguridad por esta maldita guerra contra las bandas del crimen organizado, y los colombianos no cantan mal las rancheras, aunque menos fiscalizados por los medios de publicidad y propaganda, el gobierno “demócrata” de Barack Obama sólo pone los ojos en nosotros cuando de afectar los intereses de las clases dominantes estadounidenses se trata, y los gobernantes mexicanos le piden apoyo, y no falta quien esté, en el aparato gubernamental, porque los marines, o los mercenarios de la Drug Enforcemment Administration (DEA) o del FBI (Federal Bureau of Investigation) nos invadan y se hagan cargo de lo que no pueden hacer las corporaciones policiacas mexicanas, muchas involucradas con los grupos criminales, por aquello de “coopelas, o cuelo”, o por corruptos y las fuerzas armadas no acaban de aprender cómo se combate a la manera de los policías, porque sus integrantes no son policías, sino presuntos defensores de la soberanía nacional y coadyuvantes en la atención a víctimas de desastres naturales.

El gobierno de Obama incluso desconfía de las fuerzas armadas mexicana a las que cataloga como muy poco eficiente y, por tanto, eficaces en la guerra contra las bandas del crimen organizado. De ahí, el ascenso de la Marina en los más importantes operativos en los que han sido detenidos o asesinados influyentes capos del crimen. Y lo mismo ocurre con las relaciones comerciales. A los Estados Unidos lo que más importa es el abastecimiento de petróleo mexicano, que no lo usa sino que lo almacena en grandes y profundas cuevas para tiempos de vacas flacas.
 
Uno de los artículos editoriales del diario washingtoniano The Washington Post, en su edición del martes 21 de este corriente mes de diciembre, advierte que los Estados Unidos no tiene buenas razones para llegar a la firma de acuerdos de libre comercio con América Latina. El TLCAN (Tratado de Libre Comercio de América del Norte, entre México, Estados Unidos y Canadá apenas funciona). El gobierno de Obama sí que está muy interesado en allanar el camino hacia un acuerdo con Corea del Sur, y está cabildeando su aprobación por el Casa de Representantes de Capitol Hill, porque Corea del Sur es su máximo aliado en frente al poderío de los comunistas de Corea del Norte, que esos sí “son un peligro” para la “democracia” al estilo de los antidemocráticos líderes de la Casa Blanca.  Pero el The Washington Post se pregunta: Ahora, ¿qué pasa con Colombia y Panamá? Por desgracia, la respuesta de la administración del señor Obama es que "todavía no". El portavoz de la residencia presidencial, ubicada en el 1600 de Pennsylvania Avenue, NW, en Washington, Robert Gibbs, ha anunciado que el presidente no tiene pensado presentar a Colombia y Panamá ofertas de libre comercio ni las cabildeará entre los representantes en el Congreso, por lo menos en el corto plazo, aparentemente debido a que no tienen ninguna importancia para la economía mundial. Y esto se está poniendo ridículo. Estos dos países de América Latina, viejos amigos de los Estados Unidos - en una región donde no siempre es fácil ser amigo de Estados Unidos – quitaron aranceles para los comerciantes estadounidenses, a finales de 2006. Pero a partir de entonces, la oferta languideció a causa de las objeciones de los demócratas del Congreso.

En el caso de Panamá, las preocupaciones fueron la presencia ostensible del presunto asesino de un soldado estadounidense en la legislatura nacional de Panamá y la falta de transparencia en los sectores bancario y empresarial del país. Con un nuevo gobierno en el poder en la ciudad de Panamá desde julio de 2009, estas cuestiones han sido abordadas. En cuanto a Colombia, el libre comercio también sería desequilibrado en favor de los Estados Unidos. Colombia ya goza de un acceso libre de aranceles al mercado estadounidense,  pues bajo las leyes existentes se benefician los países andinos amenazados por el tráfico de drogas. Pero el argumento en contra de la aprobación del Congreso ha supuesto el abandono de Colombia ala respeto de los derechos humanos, específicamente para los sindicalistas. En verdad, aunque el registro no es perfecto, ha habido una mejora dramática en todos los ámbitos de los derechos humanos en Colombia durante la última década. Sólo 27 sindicalistas han sido asesinados en Colombia este año, en contraste con 196 en 2002, y no está claro que hayan sido asesinados por razones políticas. Mientras tanto, los homicidios en general, han caído de cerca de 29,000 en 2002 a 11,500 en este año. El gobierno de Obama, sin embargo, ha seguido arrastrando los talones del libre comercio con Colombia y Panamá, en deferencia a los grandes sindicatos estadounidenses, que fueron determinantes para que Obama tuviera la mayoría en las elecciones donde fue electo presidente. Para los grandes sindicatos de Estados Unidos, la misma frase "libre comercio" parece ser anatema, independientemente de los méritos económicos de cualquier acuerdo particular.

Y de México, sólo les interesa que el gobierno de Calderón le haga el trabajo sucio en la guerra contra el crimen organizado, que la Casa Blanca prohija con su permisividad con el lavado de dinero y el trasiego hacia el “traspatio” de millonadas de armas de asalto.

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