871
25 Agosto 2011
 


TRANSICIONES
¿Encuestar o elegir?
Víctor Alejandro Espinoza

Tijuana.- Hasta antes de las elecciones presidenciales de 1988, las encuestas o sondeos de opinión política no eran utilizadas en nuestro país. No eran necesarias; se sabía con mucha anticipación quién triunfaría en una elección. Las encuestas son parte consustancial de la democracia. Hoy resulta impensable un proceso electoral sin las mediciones provenientes de los sondeos. Las hay de todo tipo, desde las representativas hasta aquellas que simplemente se aplican en la calle al azar o por teléfono y que sólo brindan información parcial de cierto segmento de la población.

Mónica Gerber, consultora del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, en Chile, las define de la siguiente forma: “La encuesta es un método de recolección de información, que, por medio de un cuestionario, recoge las actitudes, opiniones u otros datos de una población, tratando diversos temas de interés. Las encuestas son aplicadas a una muestra de la población objeto de estudio, con el fin de inferir y concluir con respecto a la población completa”. Desde luego, como todo en esta vida, hay empresas profesionales especializadas en encuestas y otras que elaboran trajes a la medida; de ello no me queda la menor duda. Me dirán que a estas últimas les va en juego el prestigio; no les importa con tal de obtener jugosas ganancias. Lo importante es que las encuestas llegaron para quedarse y no hay político, partido o gobierno que no esté midiendo las intenciones y preferencias electorales de manera continua.

Es interesante hacer notar que hemos pasado de la ausencia de sondeos a una dependencia absoluta de las mismas. Todo quiere ser medido. Pero además, de no concederles ningún valor, pasamos a otorgarles todo el poder, no sólo sobre la veracidad de la información sino para la toma de decisiones. El caso paradigmático lo constituye sin duda el de la designación del candidato del PRD a la presidencia de la República. No sé quién tuvo la brillante idea de que el mejor método para definir al candidato perredista debería ser el de las encuestas. “Que el candidato sea el mejor posicionado”, ha sido la consigna a la que se sumaron muchos periodistas deseosos de que gane su preferido o que la izquierda se divida y no tenga ninguna posibilidad de competirles al PAN o al PRI.

El grupo dirigente del PRD, encabezado por los “Chuchos” (Jesús Zambrano y Jesús Ortega), son los más entusiastas defensores del método de encuesta. Ellos han manifestado abiertamente su preferencia por el jefe de gobierno capitalino, Marcelo Ebrard. Sabemos que el PRD tiene dos fuertes precandidatos: Andrés Manuel López Obrador y Marcelo Ebrard. Según los sondeos, el tabasqueño aventajaría a Ebrard si sólo fueran tomados en cuenta los militantes perredistas; pero, por el contrario, Ebrard se situaría ligeramente arriba de AMLO si la muestra se abriera a toda la población. Con el argumento absurdo de que es más democrática la encuesta a población abierta, la presión ha aumentado para que AMLO acepte la propuesta.

Creo que cualquiera de las dos opciones que se decidan (encuesta a población abierta o sólo a militantes) el PRD y la izquierda no saldrán bien librados. Es un grave error que la designación sea por esa vía. Debería ser en elección de delegados, o en el peor de los casos, una muestra cerrada a militantes. Todos los adversarios y enemigos no sólo de AMLO sino de la izquierda en general van a intervenir para que la encuesta sea desaseada.

¿Por qué los otros partidos no escogieron esa vía?; ¿por qué los medios no los presionan? Creo que al final se dividirán y habrá dos candidatos: Marcelo Ebrard por el PRD y Andrés Manuel por el PT/Convergencia-Movimiento Ciudadano. Sin embargo, la agudeza de AMLO parece generar una tercera alternativa que pondrá a la dirigencia y a los “encuestólogos” en un verdadero conflicto. En días pasados propuso una “encuesta de escala nacional en la cual se recoja el sentir de los militantes y simpatizantes del PRD, PT, Convergencia y de los ciudadanos verdaderamente independientes”. Es decir, sí a una muestra nacional, pero que no incluya a los adversarios o enemigos de la izquierda. Veremos cómo se procesa la propuesta; por lo pronto la dirigencia se ha quedado pasmada; el clásico diría: “No contaban con (su) astucia”.

Investigador de El Colegio de la Frontera Norte.
victorae@colef.mx

 

¿Desea dar su opinión?

Su nombre :
Su correo electrónico :
Sus comentarios :

 

h

 

vidales

 

k

 

 

unez

 

q90

 

p89

 

q88