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Estoy hasta la m desde el Sabino Gordo
Cordelia Rizzo
Monterrey.- Así como lo hice para la Marcha de las Putas, confrontando ese lugar común de que protestar es ridículo porque ya todo está arreglado ‘arriba’, vuelvo a escribir mis razones para asistir a la concentración del domingo 4 de septiembre a las 18:00 horas en la Explanada de los Héroes. Esencialmente la manifestación tiene el objetivo de iniciar una escucha activa y constante a las inquietudes de sectores poblacionales que hasta hace poco exclusivamente se veían el uno al otro en calidad de vecinos malignos. Parecerá modesto, pero es muy real y lograble. Aún unos piden exclusivamente la renuncia de Medina, pero el contingente que es al que yo me sumaré no ve este suceso como piedra de toque de la movilización que mitigaría eficazmente el problema del clima de violencia en el estado para ir construyendo paz.
1. Estoy hasta la madre desde la balacera del Sabino Gordo. De varias cosas: la capacidad de crueldad sin respuesta ciudadana, la facilidad con la que unos entran y salen de lugares mientras que otros estamos perpetuamente quebrándonos la cabeza para ir y venir sin perder la salud mental.
2. Tiene que seguirse contando la historia de lo que pasó el domingo 28 de agosto. Las variedades de convocatorias, el zafarrancho, la llamada a la sensatez y a la cordura, y sobre todo, la respuesta a esta llamada. Esto último ha sido desestimado fuertemente por los medios masivos de comunicación, quienes generalmente prefieren abordar un escándalo a un movimiento en ciernes, porque lo segundo requiere más discernimiento de ellos y de los lectores. El escándalo obnubila con su fuerza y su capacidad de atentar contra nuestros modelos de orden más primigenios, pero muchos queremos no dejar que eso suceda. El domingo antes de ir a la concentración, vi una entrevista de Brian Eno en Milenio TV, donde comentaba sobre su última instalación electrónica que con software generativo y debidamente conectada a una fuente de luz producirá cerca de 77 millones de pinturas, a la cual él describió como un jardín en el que se plantan semillas y aunque se proyecta su arreglo, no se sabe bien a bien cómo se ordenarán sus productos. Eso es ahorita el movimiento, un trabajo de jardinería social temprana incipiente.
3. Superar el malestar del domingo y de los eventos subsecuentes. Se percibía un malestar el domingo pasado porque nadie sentía que hubiese acudido a la cita a la que fue convocado, a la cita a la que quería ir. Esto lo explica la diferencia la variedad de convocatorias, unas pedían la renuncia de Medina, otras hablaban de paz y otras de recuperar Nuevo León. Parecería que podrían ser subsumidas todas bajo el rubro de búsqueda de paz, y sin embargo lo que quedó claro que estas intenciones en sí mismas pueden llegar a nunca tocarse, aunque en el fondo todas deseen una movilización. Quiero ver de qué forma podemos formarnos como una ciudadanía de disensos.
4. No puedo quedarme quieta en mi casa, mientras que la precaución de salir a la calle supera la alegría de los encuentros.
Puede ser que se sumen los contingentes, que se traslapen, que se conflictúen de nuevo. Sin embargo, yo voy para ver qué pasa, porque observar es un principio de la estrategia de abordaje de monstruos de problemas como los que ahora nos enfrentamos. A los que vayan a asistir: recuerden hidratarse, llevar bloqueador solar, sillas, si así lo deseen. Lleven libretas y produzcan relatorías de lo que está pasando, aún con un fin incierto de cómo deberán ser empeladas, pero con la certeza de que lo que pasa debe registrarse. Yo voy a llevar un sistema de sonido, y espero que se respete su integridad y la de todos los que estamos ahí presentes.
Feliz comienzo.
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