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912 24 Octubre 2011

LA SOCIEDAD DEL CONOCIMIENTO
Premios en la Academia Mexicana de Ciencias

Edilberto Cervantes Galván

Monterrey.- El martes pasado se entregaron los premios nacionales que otorga la Academia Mexicana de Ciencias. La Academia es una institución emblemática en el mundo de la ciencia en México, por ello la entrega de estos reconocimientos tiene una gran significación, tanto por el aliento que significa para quienes los reciben, como el hecho de que sus esfuerzos contribuyen al avance científico.

Lo extraordinario de esta entrega de premios fue que se tuvo que realizar sin la presencia del presidente de la república, rompiendo por segunda ocasión un protocolo que se había observado desde que se instauraron estos premios hace casi 50 años.

Durante el gobierno de Vicente Fox, la agenda presidencial hizo que se retrasara la entrega de estos premios por más de dos años. De tal manera que los correspondientes a 2005 y 2006, se entregaron hasta el año 2007.

Pero con el gobierno de Calderón el retraso ha sido mayor. El martes pasado se entregaron los premios de 2008, 2009, 2010 y 2011. A pesar de reiteradas y continuas invitaciones al presidente por parte de la Academia, la agenda del primer mandatario no tuvo espacio para este evento en los últimos cuatro años.

Así que la Academia Mexicana de Ciencias decidió actuar y no diferir más el reconocimiento a los jóvenes científicos mexicanos: hombres y mujeres. Se reconoce que por paciencia no quedó, ya que las invitaciones y gestiones ante Los Pinos se hicieron en tiempo y forma.

El tema podría pasar como una mera anécdota respecto de las prioridades en el uso del tiempo de la presidencia de la república. Sin embargo, sucede que esta desatención hacia la Academia  es consistente con la política hacia la ciencia y la tecnología: poco estímulo y pocos recursos para impulsar la ciencia y la tecnología. Esta política se ha convertido en un rasgo del gobierno mexicano en la última década.

El presupuesto nacional que se dedica a la ciencia y la tecnología ha sido históricamente raquítico. Además de que es muy bajo, comparado con países de desarrollo equivalente,  se ha mantenido estancado en los últimos diez años.

Se reconoce a nivel internacional que la capacidad de desarrollo económico de un país va asociada a la inversión en investigación científica y desarrollo tecnológico. Es el caso de los BRICs: Brasil, Rusia, India, Corea, que se distinguen por un esfuerzo alto y sostenido en investigación y desarrollo. En un plazo de 15 años, las economías de Brasil, Corea e India han dejado atrás a la de México, y el principal factor que explica esa diferencia es precisamente la inversión materia científica. 

De allí que no resulta extraño que la economía mexicana se encuentre estancada desde hace quince años, si ni siquiera el presidente o la presidencia de la república ponen interés en este tema estratégico.
Puesto que no se impulsa la investigación científica y tecnología nacional el país depende de la tecnología que se produce en otras partes del mundo.

De acuerdo a informes de la OECD, en México importamos el 96 por ciento de la tecnología que se utiliza en el país (y esto quiere decir la que utilizan el gobierno, el ejército y la marina, las empresas, las universidades, los hospitales).

Es un buen indicador de la debilidad de nuestro país, no sólo importamos alimentos, materias primas y maquinaria, sino que también importamos conocimiento aplicado.

Esta debilidad no sólo opera en contra de las posibilidades de desarrollo económico, sino que es también un riesgo para la seguridad nacional.


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