LA SOCIEDAD DEL CONOCIMIENTO
La Alianza Transpacífica
Edilberto Cervantes Galván
onterrey.- El gobierno mexicano se muestra activo en el ámbito comercial internacional. Hace unos días culminó la homologación de los distintos tratados de libre comercio que sostenía con los países centroamericanos y ahora, a principios de la semana pasada, en Washington, la Casa Blanca anunció el inicio del proceso para el posible ingreso de México, Canadá y Japón, a la Alianza Transpacífica (TPP).
¿De qué trata esta Alianza?
Se trata de un acuerdo de libre comercio que busca convertirse en el modelo de los acuerdos de comercio internacional del futuro. La Alianza Transpacífica incluye temas inéditos, que no han sido incluidos en tratados de libre comercio previos, como: regulaciones de mercado, oportunidades para negocios pequeños y medianos, así como temas de tecnología de la información.
Aun cuando Estados Unidos, México y Canadá mantienen su alianza bajo el Tratado de Libre Comercio para América del Norte (TLCAN), la Casa Blanca sostiene que el nuevo bloque comercial es un acuerdo más amplio y lleva a la arena comercial los grandes asuntos económicos del siglo 21.
El acuerdo aglutina actualmente a Australia, Brunei, Chile, Malasia, Nueva Zelanda, Perú, Singapur, Vietnam y los Estados Unidos. Estos nueve países representan un mercado “potencial” de más de 500 millones de personas.
De acuerdo al procedimiento establecido, los países que ya son miembros de la Alianza y el público en general pueden emitir su opinión sobre cada nuevo país que declare su intención de incorporarse a la alianza comercial. Este periodo de consulta se mantendrá abierto hasta el próximo mes de enero.
Según el gobierno norteamericano, que aparece como el principal impulsor de la Alianza Transpacífica, las posibilidades de que México sea aceptado son positivas, al igual que las de Japón y de Canadá. Si no se presenta ningún obstáculo, el proceso de negociación del ingreso podría concluirse en el plazo de un año.
México busca diversificar los destinos para sus exportaciones en un momento en el que las crisis sacuden a sus mayores socios. Pero ni siquiera un pacto comercial con la Cuenca del Pacífico le permitirá superar su condición dependiente del mercado de los Estados Unidos, si no logra mejorar su nivel de competitividad. Hay de por medio temas de puertos, de logística, de transporte, entre otros, que es necesario trabajar en nuestro país. Ya no se pueden reducir más los costos mediante el pago de menores salarios.
Durante años a México le fue muy bien en su relación con la economía estadounidense, de tal forma que en dos décadas se convirtió en una especie de trampolín exportador.
Ahora que la demanda de Estados Unidos ha caído por la crisis económica y su segundo socio comercial, la Unión Europea, lucha contra sus propios demonios, México busca estrechar lazos con los galopantes países de Asia.
México ya ha firmado decenas de pactos comerciales de carácter bilateral y los resultados no son nada alentadores. Una década después de que México sellara en el 2000 un acuerdo de libre comercio con la Unión Europea, sus exportaciones hacia ese bloque crecieron apenas poco más de un punto porcentual (con base en datos del International Trade Center de la UNCTAD y de la OMC).
Las exportaciones de México a los Estados Unidos, aunque han registrado una baja a partir del año 2000, aún representan casi el 81% del total. Es cierto también que en ese mismo periodo las exportaciones hacia Estados Unidos disminuyeron en 6 puntos porcentuales por pequeñas alzas hacia otros ocho países con los que México firmó pactos comerciales.
La mayor parte de esas exportaciones son manufacturas. En el tercer trimestre de 2011 México registró un aumento del 26% en su déficit de cuenta corriente por el menor dinamismo de este tipo de exportaciones hacia los Estados Unidos.
Para dar una idea de la oportunidad que ofrece actualmente la Alianza Transpacífica conviene mencionar que México envía menos del 6% de sus exportaciones al resto de sus potenciales socios de la Alianza. Es claro y justificable que se busque ampliar el mercado externo, aunque la economía internacional esté en crisis. Es una salida que brindó resultados positivos hace más de una década para un grupo reducido de empresas, pero que no ha logrado transformar la estructura de la economía mexicana. Por el otro lado, el mercado interno es cada vez más estrecho, en la medida en que se amplía la pobreza y la capacidad adquisitiva del salario sigue hacia la baja.