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957 26 Diciembre 2011

MOVIMIENTOS UNIVESITARIOS DE LA DÉCADA DE LOS SESENTA, V
La cuarta gran movilización (1968)
Carlos Ruiz Cabrera

M
onterrey.-
La cuarta gran movilización universitaria acaecerá en el ámbito de la perenne precariedad económica de la universidad, la cual ya no puede ser paliada con el conflictivo aumento a las cuotas escolares llevadas a cabo en los rectorados del ingeniero Roberto Treviño (1958) y del escritor y periodista José Alvarado (1962).

Intentando otro tipo de solución a ese problema, antes de su primer informe de gobierno, el gobernador Eduardo A. Elizondo dio a conocer un documento titulado Ante Proyecto de Ley del Instituto de Préstamos para la Educación Superior y Técnica del Estado —y su respectivo Reglamento—. Dicha publicación estaba dirigida “A los padres de los universitarios menores de edad, a los universitarios mayores de edad, a los maestros y empleados de la universidad, a las agrupaciones de trabajadores, campesinos y empresarios y a la opinión pública.”

En ese escrito, publicado por el gobernador Elizondo el 16 de  marzo de 1968, el mandatario nuevoleonés expresaba: “el Gobierno considera que ha llegado el momento de intentar soluciones de fondo, que den a la Universidad al menos una posibilidad de subsistir, completarse y extenderse… La mejor fórmula parece ser la siguiente: QUIENES PUEDAN PAGAR DEBEN HACERLO Y QUIENES NO PUEDAN PAGAR, PERO QUIERAN Y PUEDAN SUPERARSE, DEBEN RECIBIR EDUCACIÓN A CRÉDITO, RESTITUYENDO CUANDO ESTEN EN MEJORES CONDICIONES ECONÓMICAS. No hay otro medio de poner la enseñanza superior al alcance de todo el pueblo.”

En ese mismo documento, el gobernador agregaba: “La Universidad cubrirá cuotas que cubran sus costos, y serán diferentes en las diversas escuelas y facultades… Los estudiantes con posibilidades económicas pagarán las cuotas que vayan devengándose… Los estudiantes de escasos recursos seguirán pagando las pequeñísimas cuotas vigentes, como parte de las cuotas completas, y recibirán un préstamo sin intereses para pagar la diferencia, el cual restituirán después de la terminación de sus estudios.”

Como era de esperarse, el Plan Elizondo —así lo llamaron los universitarios— recibirá apoyos y rechazos. A favor, los presidentes del Centro Patronal de Nuevo León, de la Cámara de la Industria de Transformación de Nuevo León y de la Cámara Nacional de Comercio, organismos que el 17 de marzo de 1968 publicaron un desplegado conjunto apoyando el Proyecto del gobernador. En contra, los universitarios —estudiantes y trabajadores sindicalizados—, que aprovecharon toda su capacidad política, organizativa y de movilización para oponerse al citado Plan.

Durante marzo y abril de 1968, las páginas de los periódicos rebozarán con los desplegados de los opositores al Plan Elizondo: los universitarios a través del Consejo Estudiantil, de diversas sociedades de alumnos y del STUNL; el Círculo de Estudios Mexicanos A. C., El Partido Popular Socialista, la sección 50 del SNTE y la Gran Logia de Nuevo León.

En medio de una intensa movilización estudiantil, el primero de abril de 1968, el gobernador Elizondo recibió en su despacho oficial a los integrantes del Consejo Estudiantil, quienes le entregaron dos documentos: uno conteniendo observaciones críticas al Plan Elizondo, y otro incluyendo las soluciones que los estudiantes  sugerían para que la Universidad pudiera resolver los problemas económicos que padecía. En este último  documento, los alumnos proponían que se gravara con impuestos especiales a las grandes industrias de Monterrey —como Cervecería Cuauhtémoc y Cigarrera La Moderna— para que esos recursos fueran destinados a la Universidad.

Al final, el 17 de abril, el Consejo Universitario rechazó tácitamente el Plan Elizondo al acordar otras formas para allegar recursos a la universidad sin tener que aumentar las cuotas a los alumnos; en esta sesión, el Consejo comprometió al rector Héctor Fernández para que promoviera, ante el Congreso estatal, una reforma a la Ley Orgánica de la universidad a fin de posibilitar permanentemente el voto unitario de los estudiantes en el Consejo Universitario.

Tachado de aristocratizante y de ser el instrumento del gobernador para privatizar la educación pública universitaria, el Plan Elizondo fue dejado en el olvido.

En la dirección de este movimiento estudiantil destacaron, entre otros más, los alumnos Rogelio Cantú Mendoza y Sergio Antonio Escamilla Tristán, presidente y consejero, respectivamente, de la Sociedad de Alumnos de la Preparatoria Tres, Nocturna para Trabajadores; Estanislao Domínguez, presidente de la Sociedad de Alumnos de la Escuela “Álvaro Obregón”; Víctor Piña Leos, presidente de la Sociedad de Alumnos de Agronomía; y Jesús Ibarra Salazar, consejero alumno de Matemáticas.

Mañana: La quinta gran movilización (1968)

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La Quincena Nº92

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