HERMANO ABEL, DE SERGIO CORDERO
Eligio Coronado
En Hermano Abel*, Sergio Cordero nos presenta la historia de dos hermanos, Abelardo y Camilo, contada por este último y el narrador, pero debajo de toda esta estructura hábilmente construida para darle visos de realidad, subyace otra que es la verdadera y que es contada por Abelardo.
Los hermanos pertenecen a una familia guadalajareña de clase media. El padre (Víctor) trabaja en una inmobiliaria y la madre (Sonia) se dedica al hogar. Tienen cuatro hermanos (Josefa, Lísida, Míriam y Joel). El padre rige el hogar con una disciplina que raya en la violencia.
Camilo y Abelardo se refugian en un mundo de fantasía hasta que el segundo entra a la escuela primaria. Entonces Abelardo cambia y se vuelve un verdugo para su hermano. Allí concluye una etapa feliz para Camilo quien, en adelante, se encerrará en sí mismo y luego en la literatura.
Ser iniciados en la cultura del trabajo a temprana edad por su autoritario padre sólo sirve para que Abelardo se aproveche de su hermano menor física, laboral y económicamente. En respuesta, Camilo huye de casa hasta en tres ocasiones. La tercera será la definitiva, al ser herido con un cristal bajo el ojo derecho por su iracundo consanguíneo.
Camilo, de 18 años, llega a los Estados Unidos donde se prostituye y entra al ejército norteamericano. Se nacionaliza y acaba como guardia de seguridad, con residencia en Los Angeles. Allí comienza a fraguar su venganza contra Abelardo, sobre todo cuando su madre le escribe que su hermano se ha casado (con Lena) y tiene una preciosa hija llamada Eliana.
Camilo vuelve al terruño para clausurar definitivamente su pasado liquidando a Abelardo y a la esposa, y casi secuestrando a su sobrina Eliana en un intento por exorcizar toda la rabia acumulada en su propio proceso autodestructivo. Veinte años después, Camilo es abatido por el cáncer y Eliana (su sirvienta por diez años y esclava sexual por otros tantos) recibe de herencia todos sus bienes, además de una explicación por escrito y un cristal para que supuestamente se produzca una herida como la que él sufrió).
Pero si la historia de Camilo llega a su fin, la de su hermano continúa. Y precisamente es Abelardo, administrador de las dos tiendas de la familia, quien responde a un editor que su hermano Camilo ha muerto y que si insiste en publicar su novela Hermano Abel, donde él es calumniado, se verá en la necesidad de demandarlo (o gratificarlo si le entrega los originales).
La novela de Sergio Cordero (Guadalajara, Jal., 1961) exuda tanto realismo que uno tiene que admitir que aquí no hubo ni víctima ni victimario, sino que cada hermano escogió el destino que quería vivir: Camilo como escritor (y protagonista de su propia ficción) y Abelardo como reemplazo de la figura paterna en la estructura familiar.
* Sergio Cordero. Hermano Abel. Monterrey, N.L.: Edición de Autor, 2000. 165 pp.
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