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El tiempo: personaje principal Amaya Marichal
Hace unos meses vi dos películas extraordinarias en las que aparentemente no hay ningún paralelismo, pero que si se observa con atención, resulta interesante descubrir que comparten al personaje principal: El tiempo.
La cambiadora de páginas y Las estaciones de la vida son dos películas que invitan a la reflexión sobre las ataduras en las que pueden llegar a convertirse algunos hechos pasados en nuestras vidas. La confianza, la venganza, la madurez, el aprendizaje y el perdón son temas que están también presentes en estas obras.
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La primera es una película francesa llamada La cambiadora de páginas (La tourneuse de pages) y es la historia de una niña virtuosa del piano que asiste a una audición para entrar al Conservatorio. Lamentablemente, a la mitad de su presentación, una conocida concertista de piano que figuraba en el Jurado la distrae y falla. Años después, ambos personajes se encuentran de nuevo. Las pasiones son diferentes, ahora son menos impulsivas, en cambio, son más profundas, más añejas, más destructivas. La paciencia es vital. El manejo de los tiempos es magistral. "La venganza es un plato que se sirve frío..." En una situación así, ¿tendrá cabida el perdón?
La otra película es coreana y se titula Las estaciones de la vida. En ella se cuenta la historia de dos hombres (un monje maestro y un niño aprendiz) que viven en una ermita budista en medio de un lago. Durante la película, transcurren las estaciones del año no sólo en un sentido literal, sino también metafórico. Las vidas de ambos personajes van modificándose de acuerdo a las condiciones del entorno y de los sentimientos que dicho entorno provoca en ellos. Así, una serie de emociones desfila a lo largo de los años, permitiendo que el tiempo sea su mejor aliado o su peor enemigo. Una vez más, es posible observar una aparente tranquilidad en el paso de los días, aunque tal vez ese tiempo sólo sirva para profundizar las huellas del pasado. Pareciera que el ciclo de la vida es el mismo en todos los hombres. Entonces, ¿la historia se repite?
