Suscribete
 
1171 19 Octubre 2012

 

CRÓNICAS PERDIDAS
Cuchara encima del tenedor
Gerson Gómez

Monterrey.- La felicidad y el dinero entraron rampantes por la puerta principal. Anegan con sus raudales en el desierto provinciano. Justo en medio de todo ello, me encuentro.

No es chisguete pasajero, o una buena racha; por el contrario, días de intenso sol y alegría, sin necesidad de salir con paraguas, para protegernos hasta de una miada de perro.

Como el matrimonio, al pasar por los meses iniciales, de caos y problemas, adaptación de los entuertos, pero no, lo nuestro, desde el primer momento dio de sí y de manera positiva, generosa. Sin tanta prueba, bien templado.

Éramos cuatro titanes los aliados, como en la segunda guerra mundial, alistados, combatientes: la iglesia, los medios de comunicación, el gobierno y yo.

Necesitados del eje para sostenernos. En eso nos convertimos, desde el primer momento, con el programa de radio.

El negocio bien establecido, diversificado. Ya no lancé señales de ayuda a la familia o los amigos. Ahora tenía dinero en las alforjas, para mi caguama. Rindiendo réditos al por mayor.

Pero, estaba inquieto. Necesitado de algo nuevo: los amigos.

Les corrí la invitación para acompañarme. Les ofrecí boletos de avión a la capital; de ahí en delante, vía carretera, en el autobús. A ver si se animaban a visitarme.

Lo hicieron. Toda una multitud de neopaisanos.

Es el momento de cambiar, les dije. Vamos al mar. Me escapo con ustedes. Le damos al vuelta a la bahía en el catamarán. Yo pago los tragos.

Estaba descontrolado, la felicidad a pequeñas gotas es sensata. Si llega en cascada, nubla la mente, pierdes piso.

Eso me pasó. Desatendí a Nena Coco, mi amuleto de la suerte, la patita de conejo, la herradura de caballo en el marco de la puerta. No la evadía, simplemente, lo de antes, no se me antojaba. Ya no me interesaba su aroma en la piel de frijoles caldudos, sino loción Victoria Secrets. Encajes y no animal print.

Y mi chica, ella, con tal de verme dormido en el sillón, al despertar, en casa, con eso se daba por bien servida.

A la romie de mi chica la comencé a tratar más. Discretamente. Nos dejábamos mensajes cifrados. En la mesa de la casa: cuchara encima del tenedor: nos vemos por la tarde en el patinadero.

Dos cucharas, paso a la estación de radio por ti y nos vamos al pueblo de al lado, tengo el tiempo libre.

Un cuchillo sobre la estufa: desperté caliente y te quiero dentro: puedes terminar sin usar condón. Espera se vaya tu vieja y te metes a mi cuarto. Tengo listo para darte masajito.

Me encantaba ir al patinadero, en la parte alta del pueblo. Ese montículo donde los adolescentes van a perder el miedo, el vértigo a la velocidad, a veces la virginidad, con sus novias.

Ella entonces me dijo: siempre supe, desde el primer momento de verte, que cambiarías la historia de cada uno de nosotros.

Me parecía estaba exagerando. Puedo estar tocado por la mano de dios, el dedo justo encima de mí. Era mucho. Me molesta la gente zalamera. Sólo ahora, ese puente entendido me tenía sin cuidado.
Es algo natural.

Entonces nos subíamos a su carro. Me llevaba a su oficina. Desde antes le había dado la salida temprano a su secretaria. Al abrir la puerta, la ventisca de aire helado. Cojones. Sabe cómo atender a un caballero.

En la penumbra me enseñó sus pezones perforados. Con piercings color fosforescente. Despiadado con la lengua y las manos, estuve jugueteando con ellos.

Me ofreció convertirse en mi asesora laboral. Llevar la administración de la cuenta.

Siento te están transando una buena feria, me dijo.

Una mujer, en pleno goce, hablando de negocios, es algo para poner atención. Así perdió la cabeza Sansón.

Voy a analizarlo con la almohada, le dije.

Entonces me zafé de su cuerpo, eyaculé en sus pies.

Esa era la fantasía del momento. Luego ella, en un acto de destreza, con la boca, comenzó a chuparlos uno a uno.

Me prendió otra vez.

La cuenta es tuya, le dije.

Intentó besarme, rodeándome con las piernas. La evadí ágilmente.

No gracias. Quiero seguir con la duda, del sabor del esperma.

 

Su nombre :
Su correo electrónico :
Sus comentarios :

 


15diario.com