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HEMEROTECAS
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LAS PREDICCIONES DE ARTHUR C. CLARKE
(Con información de BBC News)
Arthur C. Clarke, autor de ciencia-ficción, tuvo numerosas ideas sobre el futuro de la ciencia, la tecnología y la sociedad. He aquí un repaso.
EL ELEVADOR ESPACIAL
Un elevador espacial consistiría en una especie de cinta de material encadenado entre una nave espacial y un anclaje en tierra. La correa se podría usar para transportar material entre la tierra y el espacio.
Arthur C. Clarke habló de este concepto en 1979, en su novela Las Fuentes del Paraíso, en la cual los ingenieros contruyen un elevador espacial entre el pico de una montaña y una nave espacial. Aún cuando Clarke difundió la idea, en realidad se les ocurrió originalmente al científico ruso Konstantin Tsiolkovsky en 1895. La NASA tiene un proyecto de investigación sobre el elevador espacial y recientes desarrollos con nanotubos de carbón han incrementado las posibilidades de desarrollar una correa lo suficientemente fuerte para conectarse entre una nave espacial y la tierra.
LA FALLA DEL MILENIO
Poco antes de llegar al año 2000, se tomaron muchas medidas de precaución bajo el supuesto de que muchas computadores fallarían, pues el año lo interpretaban sólo con las dos últimas cifras. El problema era que para las computadoras, al pasar del año 99 (1999) al 00 (2000), no reconocerían el doble cero como una fecha válida, llevándolas a conductas erráticas muy difíciles de pronosticar. Circularon advertencias de no volar en año nuevo y se habló de fallas masivas en los servicios públicos de telefonía, agua, gas y electricidad.
Quien se refirió primero a esta posible falla masiva fue Arthur C. Clarke, en 1990, en su novela El Fantasma de los Grandes Bancos.
El año 2000 llegó, pero los problemas causados en las computadoras fueron mínimos.
GUARDIA ESPACIAL
Arthur C. Clarke propuso el nombre de Guardia Espacial en su novela Cita con Rama, escrita en 1972. En la novela, cuyas acciones se ubican en el año 2031, un grupo de astrónomos trabajan en el proyecto Guardia Espacial, un sistema de defensa de la tierra contra impactos de asteroides, cuando detectan una nave extraterrestre viajando rumbo al Sistema Solar.
Los extraterrestres tal vez no sean visitantes frecuentes, pero los asteroides y meteoritos sí lo son. En 1992, la NASA realiza investigaciones sobre asteroides y meteoritos para calcular sus peligros potenciales. El proyecto es llamado Guardia Espacial.
En su novela El Martillo de Dios, Arthur C. Clarke proponía que un asteroide se podría desviar de su curso aterrizando en él para instalar mecanismos apropiados para empujarlo fuera de su curso. En 2005, la nave japonesa Hayabusa descendió en el asteroide Itokawa para instalar mecanismos de empuje. El resultado fue que desviar un asteroride de su curso con semejantes mecanismos, sigue siendo ciencia ficción.
SATÉLITES DE COMUNICACIONES
Los satélites de comunicaciones había sido propuestos originalmente por Herman Potocnik y Konstantin Tsiolkivsky. En 1945, en un artículo en la revista Wireless World, Arthur C. Clarke dio un gran salto conceptual, al proponer un conjunto de satélites geoestacionarios sobre el ecuador para formar una red global de telecomunicaciones. La propiedad clave de un satelite orbitanado precisamente a 35 mil 786 kilómetros sobre el ecuador es su velocidad, que debe ser la misma de la rotación de la tierra sobre su propio eje, de tal manera que el satélite se mantiene siempre sobre el mismo punto.
El primer satélite colocado en órbita geoestacionaria fue lanzado en 1964, es decir, 19 años después de la propuesta de Clarke. Las redes satelitales ahora dan servicios de telefonía, transmisión de datos y señales de televisión en casi todo el planeta. Los satélites de meteorología y de observación también siguen la ruta que Arthur C. Clarke propuso y su trayectoria es llamada con frecuencia Orbita Clarke.
Lo que Clarke no previó fue el desarrollo del transistor y luego de los circuitos integrados, lo que se tradujo en satélites más pequeños y prácticamente sin necesida de mantenimiento.
VIAJES ATÓMICOS
Preludio al Espacio fue no sólo la primera novela de ciencia ficción de Arthur C. Clarke, sino también el preludio de una carrera que produjo un gran número de sugerencias sobre la manera en que la raza humana podría viajar en el espacio.
La novela, escrita en 1951, proponía el uso de energía nuclear par impulsar una nave llamada Prometheus. Posiblemente Clarke se inspiró en aviones norteamericanos de los primeros días de la Guerra Fría, cuando el Proyecto Orión contemplaba naves impulsadas por una sucesión de explosiones atómicas tras ellas. Ninguna nave Orión llegó a despegar, pero en su momento, la Unión Soviética lanzó satélites impulsados por reactores nucleares. En 1978, el satélite soviético Cosmos 954 se estrelló en Canadá, contaminando una amplia área.
Hace algunos años, la NASA revivió el concepto de naves espaciales nucleares con el Proyecto Prometheus, que contemplaba, entre otras cosas, explorar las lunas de Júpiter en busca de agua y vida. Sin embargo, el Proyecto Prometheus se quedó en el papel.
PREVENCIÓN DE TERREMOTOS
En 1990, Arthur C. Clarke escribió, en colaboración con Mike McQuay, un texto llamado Richter 10. En el mismo, propone un intento de predecir y prevenir temblores de tierra. El plan era “soldar” las placas tectónicas en 50 puntos estratégicos, deteniendo de esta manera sus movimientos y las catastróficas fisuras que causan los terremotos. La soldadura se haría mediante la detonación de bombas nucleares profundamente sepultadas en los lugares seleccionados. El plan se iniciaba para prevenir la separación de California de la América Continental. A la fecha, una solución de esa naturaleza sigue en el reino de la ciencia ficción. La predicción de terremotos es ciencia inexacta, que carece de técnicas reproducibles.
Además, la fuerza de las placas tectónicas es tan enorme que puede crear montañas, crear profundas cuencas oceánicas y separar continentes, por lo que colocar puntos de soldadura probablemente no tendría un efecto duradero. En todo caso, el plan delineado en Richter 10 fracasa cuando un ataque terroristas destruye las instalaciones donde se desarrollaban las actividades.
RESPALDAR EL CEREBRO
Arthur C. Clarke también exploró la idea de un hacer un respaldo o transferir el cerebro humano a una computadora. En 2001, Odisea del Espacio y las obras que le siguieron sobre el mismo tema, que culmina en 3001, la Odisea Final, escribe que tan pronto como las máquinas de los seres vivos fueron mejores que sus cuerpos, consideraron llegado el momento de mudarse. Primero sus cerebros, luego sólo sus pensamientos fueron transferidos a sus nuevos hogares de brillante metal y piedras preciosas. En ellas, vagaron por la galaxia. Ya no construían naves espaciales. Ellos mismos eran naves espaciales.
Esta es una idea que podría aplicar la gente que busca que su memoria y su personalidad trascienda al final de sus vidas. Cuando el cuerpo empiece a deteriorarse, podrían transferirse los pensamientos y la personalidad para ser inmortales, dijo Clarke a la BBC en 2005. Luego, se guardaría en un CD-Rom y lo conectarías. Así de simple.
Aún cuando no se han llegado a esos niveles, hay proyectos en ese sentido. Por ejemplo, Gordon Bell, un investigador de Microsoft, está trabajando en un proyecto llamado MyLifeBits para guardar digitalmente lo más importante de una vida, artículos, libros, cartas, CD, tarjetas, memorándums, papeles, fotos, pinturas, presentaciones, películas caseras, lecturas en video y grabaciones de voz. La última versión del proyecto también intenta capturar llamadas telefónicas, transcripciones de Messenger, televisión y radio para contruir una especie de memoria de su vida.
CONGELAMIENTO DE PERSONAS
La preocupación de Arthur C. Clarke por los viajes interplanetarios lo llevó a considerar la manera en que los humanos podrían sobrevivir durante los largos períodos necesarios para cruzar los enormes distancias espaciales. Una de las respuestas fue la suspensión criogénica, la cual propone en su obra Las Canciones de la Distante Tierra.
La trama consiste en que la raza humana tiene que abandonar la tierra debido a que el sol está a punto de explotar. Actualmente, la preservación criogénica de personas vivas es imposible y en muchos países es ilegal intentarlo. Más de 150 personas, especialmente de Estados Unidos, han sido congeladas en nitrógeno líquido después de su muerte. Pero las compañías que mantienen esos proyectos admiten que el congelamiento no se puede revertir y no hay pruebas de que pueda preservar la identidad de las personas, aún cuando hay evidencia de que la estructura cerebral puede sobrevivir al proceso.
En medicina, condiciones de muy baja temperatura se usan para conservar órganos antes de trasplantarlos. También se utiliza para conservar huevos y espermas, además de que es útil para remover verrugas.
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