Inmejorable el estupendo artículo de Francisco Gómez Maza sobre el limitado y excluyente concepto de familia promovido en el Encuentro Mundial de la Familia convocado por el Vaticano. El planteamiento maniqueo no tendría mayor interés si no fuera porque Felipe Calderón, con su inoportuna comparecencia e impertinente discurso, lo convirtió en asunto público.
Ahí, sostuvo que la desintegración familiar, o lo que él entiende por eso, es la que nutre la delincuencia, conduce al crimen organizado y produce la descomposición social.
Debe, además de manifestar su preocupación,  permanecer alerta porque, los hijos de padres divorciados que crecen sin la figura paterna, tropezando con padrastros, conviviendo con medios hermanos, educados por la abuela, marginados por su origen racial o nivel socio-económico y que van de ciudad en ciudad, se infiltran en la sociedad de la gente bien, llegando, incluso, a ocupar cargos relevantes.
 Uno de esos individuos, satanizado por los buenos, encarnación del producto de la inmoral fractura familiar, toma este martes posesión de la presidencia de los Estados Unidos de América. Suerte señor presidente. ¡Que dios lo cuide de las buenas conciencias!

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