Cuando usted amable lector esté leyendo estas líneas, seguramente los fastos de la asunción de Bárak Obama como presidente de los Estados Unidos de América estarán en marcha.
Es indudable que la llegada de Obama a la presidencia del país del norte ha generado expectativas y esperanzas que resultan de la conjunción de los errores garrafales, torpezas, así como de la  ambición y codicia del grupo de interés de George W. Bush. Eso de ser supuestamente doble A, no es propicio para gobernar el país más poderoso del mundo. De esta manera se dieron las guerras en Afganistán, Irak, el apoyo a los israelitas en contra de los palestinos, en una guerra absurda y sin sentido pero que ha causado más de 1,300 muertos, en una masacre que hace recordar a los nazis sobre los judíos y que ahora éstos reviven contra el Estado Palestino, las fricciones en todo el planeta como en Irán, etcétera.
En ese contexto no debe olvidarse que Calderón, al igual que otros presidentes mexicanos, como Salinas, se equivocó o la información de sus cabilderos fue muy mala y equivocada, de tal manera que su candidato era John McCain, el republicano. Estos errores causan efectos que después no son fáciles de arreglar; sólo falta que crea que los asesores y el propio Obama, tengan tan mala memoria como los mexicanos.
Así las cosas, la audiencia que Obama le concedió al inquilino de Los Pinos por 50 minutos, no bastan para enderezar el entuerto y mucho menos para poner sobre la mesa todos los temas de la agenda mexicana, que no necesariamente son los de Estados Unidos. Mucho menos es razón para lanzar las campanas al vuelo diciendo que nuestro futuro está resuelto, gracias a San Bárak y al patrono de Los Pinos. La crisis financiera en nuestro país, está presente y está enfrente la económica, con augures nada positivos para la mayoría de los 106 millones de mexicanos.
En esas condiciones es recomendable ser mesurados y hacer la tarea que nos corresponde, sobre todo los funcionarios encargados de buscar mitigar soluciones viables y no utopías.
En estas fechas vale recordar que hay coincidencias  y reminiscencias: Bush y Fox gobernaron, el primero por 8 y el segundo por 6, aunque parecieron un siglo; los dos desgobernaron teniendo como denominador común el desastre y la catástrofe; nos dejaron secuelas de problemas de toda índole; los dos inventan su museo particular; uno ya lo hizo con dinero y muebles del erario, el otro lo iniciará; los dos son extremadamente torpes, por decir lo menos. Obama llega con un reconocimiento positivo del 79% de la población estadounidense, en tanto Bush deja la presidencia con apenas el 22% y eso porque se va, porque si no, sería menor la cifra; los caricaturistas, en lo individual y en bloque, añorarán a Bush, en tanto Fox ya es extrañado desde hace tres años.
Ayer fue el aniversario del nacimiento de Martin Luther King, coincidencia que los vecinos festejan.

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