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- Yo tengo un sueño: que mis hijos un día no serán juzgados por el color de su piel
- 80 años del nacimiento de Martin Luther King, el soñador de la hermandad
"Yo tengo un sueño que un día esta nación se elevará y vivirá el verdadero significado de su credo; creemos que estas verdades son evidentes: que todos los hombres son creados iguales.
"Yo tengo un sueño que un día en las coloradas colinas de Georgia los hijos de los ex esclavos y los hijos de los ex propietarios de esclavos serán capaces de sentarse juntos en la mesa de la hermandad.
"Yo tengo un sueño que un día incluso el estado de Misisipi, un estado desierto, sofocado por el calor de la injusticia y la opresión, será transformado en un oasis de libertad y justicia.
"Yo tengo un sueño que mis cuatro hijos pequeños vivirán un día en una nación donde no serán juzgados por el color de su piel sino por el contenido de su carácter.
"¡Yo tengo un sueño hoy!"
Pareciera que ese sueño se ha convertido en parte en realidad. Los estadounidenses, muchos de los cuales aún viven resentidos con los estadounidenses de color, eligieron a un negro, al primer negro en su historia, como presidente de su nación, la nación icono de la opresión, de la explotación del trabajo de sus ciudadanos y de los ciudadanos del mundo, la nación que se considera la diosa del Universo y que es como un perro guardián de la fe y la democracia, que no permite que los pueblos del mundo decidan por ellos mismos su destino.
Acabamos de celebrar los 80 años del reverendo Dr. Martin Luther King, Jr., nacido en Atlanta, Georgia, el 15 de enero de 1929 y, por su tenacidad, dedicación compromiso pleno con la defensa de los derechos humanos y de sus hermanos, los hombres y mujeres de color, fue asesinado en Menfis, Tenéis, el 4 de abril de 1968, por el odio y la intolerancia. Murió en la plenitud de la vida, activando el Movimiento por los Derechos Civiles en Estados Unidos para los afroamericanos, lo que le valió ser distinguido por el Premio Nobel de la Paz.
King organizó y realizó marchas por el derecho al voto, la no discriminación, y otros derechos civiles básicos. La mayoría de estos derechos fueron promulgados en las leyes de los Estados Unidos con la aprobación del Acta de los Derechos Civiles y el Acta de los Derechos de Votación.
"I Have a Dream (Yo tengo un sueño)" gritó Martin Luther King frente al Monumento de Lincoln en Washington, en la Marcha por el trabajo y la libertad en 1963. Ya antes, en la Carta de la prisión de Birmingham, el 16 de abril de 1963, respondiendo a una carta abierta de ocho sacerdotes blancos de Alabama, titulada Una llamada a la unidad, King respondió que sin acciones directas y fuertes como la que él lideraba, los derechos civiles no se conseguirían nunca. Siempre bajo el signo de la no violencia.
King escribió también que «esperar ha significado casi siempre nunca» y afirmó que la desobediencia civil no está solamente justificada frente a una ley injusta, sino también que «cada uno tiene la responsabilidad moral de desobedecer las leyes injustas». La carta incluía la trascendental cita «La injusticia en cualquier parte es una amenaza a la justicia de cualquiera» y también las palabras de Thurgood Marshal: «Una justicia esperada demasiado tiempo es una justicia rechazada». Hasta el final de su vida, Martin Luther King se opuso a la radicalización y a la violencia preconizada por el Black Power y subrayó que «los motines no arreglan nada»: "Si decimos que el poder es la capacidad de cambiar las cosas o la capacidad de conseguir sus objetivos, entonces no es poder involucrarse en una acto que no los consigue: esto sea cual sea el ruido que hagáis y el número de cosas que queméis".
Para él, una guerrilla como la del Che era una « ilusión romántica ». King prefirió la disciplina de la desobediencia civil, que definía no sólo como un derecho, sino también como un homenaje a una energía democrática no explotada. Lo mismo para la pobreza. Pidió a los militantes «utilizar todo el poder de la no violencia sobre el problema económico», aunque no hay nada en la constitución americana que garantice un techo y una comida. Remarcó la similitud de su lucha con la de Jesucristo. La opinión pública le dio la espalda. Decían que era un agitador. Utilizaba la desobediencia civil. Rechazaba los mandatos de la ley". Pero para King, la no violencia no era sólo justa sino indispensable, porque por muy justa que sea la causa de origen, la violencia significa el error y el ciclo de venganza de la Ley del Talión y el defendía la ética de la reciprocidad: « La última debilidad de la violencia es que es una espiral descendente, engendrando lo mismo que busca destruir. En lugar de debilitar el mal, lo multiplica. Utilizando la violencia, vosotros podéis matar al mentiroso, pero no podréis matar la mentira, ni restablecer la verdad. Utilizando la violencia, podéis asesinar al rencoroso, pero no podréis matar el odio. De hecho, la violencia hace simplemente crecer el odio. Y esto continúa. Devolver el odio por el odio multiplicado al odio, añadiendo una oscuridad todavía más profunda que una noche sin estrellas. La oscuridad no puede esconder la oscuridad: sólo la luz puede hacer esto. El odio no puede esconder el odio: sólo el amor puede hacer esto…».
En agosto de 1963, King manifestó su deseo de que blancos y afroamericanos pudieran relacionarse armoniosamente unos con otros, en una época donde todavía existía patente la disparidad por la raza. Desde las gradas del Memorial a Lincoln dijo estas palabras a casi 250 mil personas. En este tiempo, en el que las raposas y los buitres, y los halcones, imponen su ley, la añoranza de personalidades como la de Martin Luther King, el inmemorial pastor luterano, que siguió a pie juntillas las enseñanzas liberadoras del Nazaretano, está latente. Pero necesitamos pacifistas que le den a la justicia lo suyo, porque si no, tendrán que darle a la guerra todo cuando poseen. Dicen que la paz es fruto de la justicia y yo digo que la paz puede ser una paz forzada, concertada, pero por conveniencias, quedando en los corazones de los humanos todos los resentimientos. La justicia en cambio es sinónimo de amor y con amor, todos, blancos y negros, amarillos y mestizos podríamos sentarnos a la misma mesa a departir el pan y el vino en santa paz, en comunión, en solidaridad, en apoyo mutuo. Y en mundo sería diferente al actual mundo kafkiano, hideiano, porque el hombre prometeico, los cristos prometeicos como Martin Luther King estarían conviviendo. No coexistiendo.
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