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mazatit

  • No podemos tapar el sol con un dedo: vamos como perrito en el periférico
  • Políticas públicas, sin rumbo ni destino. Lo más grave: la depauperación

maza Muchos mexicanos cifran sus esperanzas, en medio de los infortunios económicos y sociales, en la Selección Nacional de Futbol Asociación. Tenemos poco qué comer, que realmente nutra; tenemos escasos medios para vestir decorosamente; las mayorías viven a la intemperie y las clases medias, al día; los trabajadores del campo y la ciudad se la pasan mordiéndose las uñas. Algo, un hado, un icono, un símbolo tendría que ser motivo de satisfacción: la Selección Nacional de Futbol, ahora manejada por, creo, el cuarto técnico o entrenador en el ámbito mundial, de acuerdo con las evaluaciones de la Federación Internacional de Futbol Asociación (FIFA). Y ni eso logra dar un fugaz momento de contentura a muchísimos mexicanos. El Tri es otro fracaso. No haya vuelta de hoja. Es el fiel reflejo de nuestras desgracias como país, y eso que en ese equipo están los mejores, los imprescindibles en equipos europeos. Y el mejorcito, el capital de la escuadra mexicana, en estado inconsciente, se hace expulsar del partido.
 
El equipo… juega mal, no se coordina, sólo buscan los jugadores el lucimiento personal, y a la hora de la hora ni siquiera crean peligro de gol. Esto hablando del grupo que el viernes 11 hizo el ridículo ante la Selección Nacional de los Estados Unidos. Ya no sólo ni intentaron meter un gol en la portería contraria. Se hicieron bolas y se hizo bolas su entrenador de lujo. La planeación falló. Las tácticas ideadas en los entrenamientos, fallaron. La estrategia falló. Un equipo de estrellas conjuntado para perder. Y es que en el futbol nacional la filosofía es la corrupción, el mercantilismo, el dinero fácil, como ocurre con el equipo América, que se ha gastado miles de millones de dólares para agremiar a los mejores. Otro paradigma del fracaso. Pero el asunto no queda ahí.
El país también es como un equipo de futbol. Buenos jugadores, se supone que un buen coach. Eso dicen sus allegados. Pero no gana. Es más, pierde. Y este año su economía "crecerá" pero debajo de cero, porque los jugadores no son responsables, porque se dilapidaron los pingües excedentes que dio la venta de petróleo en el sexenio pasado. Miles de millones de dólares que se fueron a un barril sin fondo y que habrían servido para enfrentar la recesión económica que, contra lo que se diga, contra lo que digan y desdigan de lo que dijo Carlos Slim Helu, hace unos días (y no es porque lo haya dicho él; que en realidad pronunció puras obviedades, repitió lo que los econometristas independientes habían ya concluido, se va agudizando al pasar de los días).
 
Un informe del FMI conocido hoy en México dijo que la economía mexicana se contraerá más que el 0.3%, calculado inicialmente. En el informe, el organismo señaló que la situación económica del país se verá agravada por una caída del 9.4% en las remesas este año, hasta los 21 mil 300 millones de dólares. El Gobierno mexicano puso en marcha un plan de gasto equivalente al 1.5% del Producto Interno Bruto (PIB), que generará un crecimiento de la misma magnitud en la economía, de acuerdo con el Fondo. Pero puede que no sea suficiente. David Robinson, director adjunto del departamento de América Latina, dijo que los datos recibidos después de que el Fondo hiciera su previsión de crecimiento, hace un mes, revelan un frenón más brusco que lo anticipado en la economía mexicana. "El crecimiento en 2009 será menor que nuestro pronóstico actual", que lo coloca en una contracción del 0.3%, explicó Robinson. Y lo dice el FMI, que es un ente no sólo conservador, sino neoliberal. No lo dice ni el EZLN, ni el EPR y menos el PRD o el PRI, o el PAN. Claro, los cálculos del mellizo de Bretón Word son extremadamente conservadores, peinados. Pregúntele a los empresarios medianos y pequeños y me darán la razón. Pregúntele a los empresarios pequeños y a los llamados mini empresarios, y me darán la razón. Y pregúntele a las amas de casa, a ver si no le mientan la madre.
Y nuestros males no sólo vienen de fuera, no sólo de la situación caótica que está viviendo la economía estadounidense. Vienen principalmente de nuestra escasa visión del futuro. Las leyes del mercado no son divinas. Funcionan cuando hay bonanza, pero se descarrilan cuando a Estados Unidos, nuestro principal mercado de exportación de petróleo y productos manufacturados, le da un catarrito, y lo malo es que en estos momentos tiene pulmonía. Pero, si hubiésemos sido previsores, si como la hormiga hubiéramos guardado y no dilapidado como la cigarra, otro gallo nos estaría cantando. Además, estamos vaciando las arcas del Banco de México de los dólares que se tenían atesorados, vendiéndolos al mejor postor, que como decía el otro día en este mismo espacio, el mejor postor puede ser el crimen organizado que está aprovechando la política cambiaria del Banco de México para blanquear el dinerito que recibe de sus partners estadounidenses y enviando los dólares a los paraísos fiscales, o es seguro que esos dólares que diariamente pone en venta el banco central los estén atesorando los banqueros, todos extranjeros, a quienes les interesa un comino la marcha de la economía mexicana.
Por cierto, Citigroup acaba de anunciar la venta de Banamex, su estrella de oro, porque ya no puede con el paquete. Lo acabo de leer el sábado en la madrugada: Ejecutivos de la compañía de Nueva York han evaluado de mala gana la posibilidad de vender su franquicia bancaria mexicana, Grupo Financiero Banamex, si la posición financiera de Citigroup continúa deteriorándose, según personas cercanas a la situación, reporta el The Wall Street Journal. Y eso que Banamex es la joya de la corona del Citi. Pero el banco estadounidense prácticamente está en bancarrota y virtualmente ya en manos del gobierno estadounidense, el cual está analizando la eventualidad de quedarse, no sólo con el Citi, sino también con otras poderosas instituciones como el Bank of América.
Y mientras, como dicen en mi datcha, a los mexicanos que se los coma el chucho. Allá le dicen chuchos a los perros. Estamos mal. El reflejo más paradigmático es la Selección Nacional fallida… Y mira hijo, me decía mi madre, cuando comenzaban nuestros infortunios, allá por 1982, cuando las arcas del Banco de México quedaron vacías, estamos pasando las primeras cuentas del rosario…

LA QUIEBRA DEL SISTEMA BANCARIO

  • 38 instituciones estadounidenses, en bancarrota
  • Vaya que tienen toda la razón los "catastrofistas"

Los catastrofistas somos todos, encabezó su artículo de este domingo Federico Berrueto, en Milenio and I agree with him. El optimismo no les queda a los grandes barones del gobierno ni de la política. El status quo está al borde del precipicio, y los ciudadanos estamos al borde de la desesperación y de la total, absurda y estúpida incertidumbre. México es el primer que está siendo afectado, por ser el patio trasero del Imperio en decadencia, en muerte lenta. Marx tiene razón al afirmar que el capitalismo sólo es una fase de la historia y que tendría que pasar, como pasaron los imperios feudales, burgueses, imperiales y, visto así, la actual recesión económica, gravísima, es una crisis, pero crisis deriva de crecimiento. De algo positivo está preñada la historia y pronto, muy pronto, dará a luz una nueva criatura más humana, más solidaria, más comunicativa, más perfecta, que puede ser una especie de socialismo democrático. Alguna vez, un periodista estadounidense me pidió mi opinión respecto a los cambios revolucionarios en Latinoamérica. Era la época de las dictaduras militares, de los gorilatos. Le respondí que el cambio vendría de los Estados Unidos porque el capitalismo no podía durar mucho, no obstante que su debacle comenzó en el siglo XVIII en Europa, cuando Carlos Marx escribió la Biblia de Los Pobres, El Capital, que ahora – oh, contradicción – es un best seller en el mundo judeo cristiano, en el mundo del consumo desperdicio, en el mundo en el que se impone el valor de cambio al valor de uso.
El domingo agencias de prensa reportaron que la Corporación Federal de Seguros de Depósito (la FDIC), creada durante la Gran Depresión de la década de los 30 para evitar el pánico de ahorradores y depositantes y las retiradas masivas de fondos de los bancos) informó que el Gobierno de Estados Unidos clausuró cuatro bancos, lo que lleva a 38 la cifra de instituciones quebradas desde el comienzo de la crisis en septiembre. La agencia ordenó la clausura del banco Sherman County, de Nebraska; Corn Belt Bank and Trust, en Illinois; Riverside Bank of the Gulf Coast, en Florida, y Pinnacle Bank, de Oregon. Y en lo que va de 2009 han cerrado sus operaciones 13 bancos más en Estados Unidos. Según la FDIC, en Nebraska no había habido una quiebra desde 1990, pero el Riverside Bank sigue los pasos en Florida del Ocala National Bank, cerrado el 30 de enero. Antes de la quiebra del Corn Belt Bank, el último banco quebrado en Illinois fue el National Bank of Commerce, cerrado el 16 de enero.
En Roma, en la víspera del "Día del Desamor"…, el mismito secretario del Tesoro, Timothy Geithner, señaló que el gobierno tiene que actuar con firmeza para manejar la peor recesión económica global registrada en décadas, a la vez que respeta los compromisos de libre comercio. "Nos enfrentamos con la desaceleración más amplia y más profunda que se haya experimentado en décadas", comentó en una declaración después de reunirse en Roma con sus homólogos del Grupo de los siete (G7) países más industrializados. Geithner señaló: "todos (ojo, mis queridos anticatastrofistas mexicanos) los países necesitan mantener un compromiso con las políticas de comercio abierto e inversión, que son esenciales para el crecimiento económico y la prosperidad". Hasta ahora, el Congreso estadounidense ha aprobado un paquete de estímulos económicos por 787,000 millones de dólares, que pide que los proyectos de infraestructura pública utilicen acero y productos de Estados Unidos (otro impacto severo a la industria del acero y a los manufactureros mexicanos) a través de la cláusula "Compra Estadounidense", que ha generado preocupaciones acerca del regreso al proteccionismo comercial. En la reunión de ministros de Finanzas del G7 en Roma, celebrada el viernes y el sábado, los ministros y gobernadores de bancos centrales sostuvieron que "El G7 continúa comprometido a evitar medidas proteccionistas que solamente exacerbarán el retroceso; abstenerse de poner nuevas barreras y trabajar para lograr una pronta y ambiciosa conclusión de la ronda de ".
Y a principios de febrero, el propio presidente Barack Obama había prometido crear una junta independiente que supervisase el gasto del paquete gubernamental de estímulo económico, y advirtió que algunos de los bancos tendrían que absorber deudas incobrables y otros podrían quebrar. Obama también anticipó que algunos bancos estadounidenses en problemas podrían quebrar, pese al programa de rescate financiero de 700,000 millones de dólares, que se está manejando por separado. La mitad de los fondos de dicho programa fue distribuida por el gobierno anterior, que presidió George W. Bush. Obama dijo que asumía responsabilidad por rescatar la economía estadounidense de su peor recesión en 80 años. "Si no puedo lograrlo en tres años, voy a tener un solo término", dijo el presidente, ya mirando hacia las elecciones presidenciales del 2012. Pero la enorme infusión de dinero (que por cierto no es del gobierno, sino de los contribuyentes, que no se sabe si recibirán algún beneficio a cambio por utilizar su dinero en salvar a banqueros estúpidos y voraces) no ha conseguido descongelar los mercados crediticios de Estados Unidos, mientras que algunas de las instituciones financieras emplearon los fondos para pagar dividendos, comprar otros bancos y entregar jugosas bonificaciones a ejecutivos.
En la actualidad, de acuerdo con despachos de agencias de prensa, uno puede usar una tarjeta bancaria en tiendas de alimentos, farmacias, gasolinerías, ferreterías, la oficina e incluso el estadio. Puede revisar su estado de cuenta en un iPhone o enviar un mensaje de texto a su banco y esperar una respuesta. Los bancos dejaron de ser una operación sencilla en la que el cliente lidiaba con un empleado detrás de un mostrador y se transformaron en una sorprendente red mundial que ofrece todo tipo de servicios. Esa red, otrora poderosa, poderosísima, con las reglas del librecambismo en las manos, necesita ahora la ayuda del gobierno para sobrevivir. Pero ninguna de las soluciones es atractiva ni se sabe si van a funcionar. Nunca había sucedido nada parecido con la industria bancaria. Si las medidas no funcionan (y creo, de antemano que no funcionarán porque no van al fondo estructural de la crisis del capitalismo ni toman en cuenta las sugestivas revelaciones del Foro Social Mundial), puede repetirse lo que sucedió cuando de derrumbó Lehman Brothers hace poco: el mercado se vino abajo, se paralizaron los mercados crediticios y hubo una ola de despidos. Washington y Wall Street se acusan mutuamente, pero todo esto es consecuencia de una combinación de factores, incluidas políticas económicas malas, por librecambistas, por sofistas, y supervisión deficiente, que contribuyeron a que prestamistas, prestatarios e inversionistas corriesen riesgos enormes. La codicia y la irresponsabilidad pudieron más que el temor y la razón, y dejaron a los bancos al borde del precipicio.

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