ANÁLISIS A FONDO

“LA NEGRA”, VIDA DEDICADA AL CANTO LIBERADOR

FRANCISCO GÓMEZ MAZA

• Una firme defensora de los derechos humanos puede decirnos adiós

• Le estaba fallando seriamente, ayer, el corazón; su estado era crítico

La vida y la muerte son las dos caras de la misma moneda. No se explica una sin la otra y comenzamos a vivir desde la eternidad en un cuerpo que desde que es extraído del útero materno comienza a morir un poquito día a día, por lo que es mejor para nosotros, los seres humanos, celebrar la vida y no llorar la muerte. Ésta ineludiblemente tiene que ocurrir. El cuerpo humano es tan corrompible, tan corruptible, como cualquier materia viva. Lo que cuenta, al fin de cuentas, somos nosotros, que somos, digo yo, como un cosmonauta que viaja por el cosmos en una maravillosa nave que llamamos, en castellano, cuerpo humano. En otros idiomas se llama de otro modo. Lo más importante es vivir, ir muriendo, con alegría de vivir, dejando huellas, haciendo camino donde no hay caminos, inclusive en la mar, como bien nos lo recuerda el gran Antonio Machado. Y la “Negra Sosa” ha hecho eso y más durante sus 74 años en este mundo corpóreo y mortal. Ayer, primer día de este octubre, cuando la Luna es más hermosa y se puede jugar con ella con más profunda alegría, como, estoy seguro, lo hacía “La Negra” cuando era niña, en su datcha de el gran Tucumán, y lo seguía haciendo ayer en su lecho de dolor, “La Negra” estaba a punto de partir.

Mucha gente en el mundo estuvo pendiente ayer en Buenos Aires, debido a que la mala salud del cuerpo de Mercedes Sosa se agravó peligrosamente y entró en estado progresivo hacia una falla cardiorrespiratoria, como lo informó la dirección del sanatorio porteño de la Trinidad en el último parte médico de la víspera. La gran Mercedes estaba bajo asistencia respiratoria con pronóstico reservado, con la asistencia de su médico personal y el equipo de profesionales del sanatorio.
Mercedes fue llevada, a mediados de septiembre, a un hospital de Buenos Aires aquejada de una dolencia hepática que se complicó con problemas pulmonares.
Nacida en San Miguel de la provincia argentina nororiental de Tucumán en 1935 es la cantante folclórica más reconocida y premiada de Argentina. Conocida cariñosamente entre su público como “la Negra Sosa” y “la voz de América”, Mercedes comenzó su carrera a los 15 años de edad – era, como decimos cariñosamente los mexicano “un bomboncito”. alcanzó la popularidad a finales de los años 60 y toda su vida has sido firme defensora de los derechos humanos, siendo incluso muy censurada por la dictadura militar argentina (1976-1983), por lo que se exilió en Europa. A su regreso continuó con su carrera con algunas interrupciones provocadas por problemas de salud. Su último trabajo, “Cantora”, en el que participan cantantes como Joan Manuel Serrat, Shakira, Caetano Veloso y Jorge Drexler, se convirtió en un éxito de ventas en Argentina y en un excelente regalo por sus 74 años. Durante su larga carrera, Mercedes Sosa ha obtenido un disco de platino por “Gestos de amor” (1994) y tres premios Grammy Latino, y fue distinguida con múltiples reconocimientos por su labor en defensa de los derechos humanos y las libertades. Su nombre real es Haydée Mercedes Sosa, y en 1950, impulsada por un grupo de amigas inseparables, se animó a participar en un certamen radial organizado por LV12 de Tucumán. Oculta tras el seudónimo de Gladys Osorio, su incipiente calidad como cantante la hizo triunfar en un concurso cuyo premio era un contrato por dos meses de actuación en la emisora. Fue el principio...

Una década después, cuando se produjo una suerte de estallido en torno de la música folklórica, meramente consumista, el nombre de Mercedes Sosa ya estaba comprometido con el canto popular como integrante del Movimiento del Nuevo Cancionero, una corriente renovadora del folklore, surgida en la provincia de Mendoza, que proponía dejar de lado las modas pasajeras, para poner el acento en la vida cotidiana del hombre argentino, con sus alegrías y tristezas. Sus aptitudes artísticas y personales sorprendían a un público acostumbrado a otra cosa, a cosas triviales, o al tango, maravillosa herencia de “El Mudo”, Carlos Gardel, en milongas que alegraban la vida de los argentinos, particularmente los porteños. Mercedes y su marido, Manuel Oscar Matus, hicieron conciertos en la Universidad. Otros escenarios los empezaron a recibir alentadoramente. Matus editó en un sello independiente el primer disco de Mercedes Sosa: "Canciones con fundamento". Por esa opción, la cantante tuvo que trajinar varios años antes de conseguir un reconocimiento como el que obtuvo en el Festival Nacional de Folklore de Cosquín, en 1965, cuando gracias a la generosidad del cantor Jorge Cafrune, el país entero pudo conocer a esta maravillosa argentina y fue la ocasión que marcó el nacimiento de la gran artista popular que siempre mereció ser. Después, fueron sus innegables condiciones las que le permitieron convertirse en la gran figura que hoy aplaude todo el mundo. También en 1965 intervino en la grabación de "Romance de la muerte de Juan Lavalle", de Ernesto Sábato y Eduardo Falú, cantando "Palomita del valle". En marzo de 1966, se conoció "Yo no canto por cantar",, con una docena de canciones hoy antológicas, entre las que estaban "Canción del derrumbe indio", "Canción para mi América", "Chayita del vidalero", "Los inundados", "Zamba para no morir", "Tonada de Manuel Rodríguez" y "Zamba al zafrero". Tal fue la aceptación de este disco, que apenas siete meses después, en octubre, fue invitada a grabar otro que apareció con el título de "Hermano".

Habría que escribir libros y libros para contar la historia de “La Negra Sosa” desde “cuando fue el principio…”. Ayer, la maravillosa voz de Mercedes estaba a punto de apagarse. Espero que hoy viernes haya amanecido mejorada. Pero, lo importante es dar “Gracias a la Vida” porque nos ha prestado a Mercedes durante un buen trecho del camino caminado por este mundo. Con Mercedes, la Vida “nos ha dado tanto”.

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