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ORQUÍDEAS EN LA TRINCHERA

ENTREVISTA CON IRMA ALMA OCHOA, DIRECTORA DE ARTHEMISAS POR LA EQUIDAD

Roberto Guillén

 

irma¿Cuál es la función que desempeña Arthemisas por la Equidad, A.C.?

La tarea principal de Arthemisas por la Equidad, es la promoción del respeto a los derechos humanos, con énfasis en los de las mujeres, de las niñas y de los niños; buscamos la igualdad de derechos entre los géneros tanto en el ámbito público como en el privado.

Sabemos que es una empresa difícil, que linda con la utopía, pero hacemos el esfuerzo. A veces, no notamos avances, nos desmoralizan los retrocesos, nos desanimamos, pero seguimos.

 

En el Centro de Justicia Familiar se reciben un promedio de cien mil denuncias por violencia intrafamiliar. En tu opinión, ¿qué connotan estas estadísticas?

Por fortuna para las mujeres y la niñez de Nuevo León, esa cifra es falsa. Mi aseveración se justifica con los datos que aporta la página de estadísticas de la Dirección de Informática de la Procuraduría General de Justicia (PGJ), de la cual depende el Centro de Justicia Familiar.

En diciembre pasado revisé dicha página para conocer la información del 2009; advertí que sólo aparecían los datos de enero a noviembre, lo cual es comprensible ya que no había concluido el mes. Poco más de 140 mil  -cifra cercana a la que usted menciona- que corresponde a los servicios prestados a víctimas de delito (enero a noviembre, 2009), no a denuncias.

En once meses de 2009, las denuncias por los delitos de violencia familiar llegaban casi a 9 mil y cerca de 500 por el equiparable a violencia familiar. No dice cuántas mujeres denunciaron ni cuántos hombres.

Estas estadísticas nos dicen que la cultura de la denuncia que empezamos con Sandra Arenal (+), Maricruz Flores y otras feministas, hace poco más de quince años, está dando resultados: las mujeres se atreven a denunciar la violencia que viven. Se atreven a poner límites. Antes, era vergonzoso ser golpeada y callaban, o solían decir que se atravesó la puerta o se resbalaron con una cáscara de plátano.

Por otro lado, las estadísticas nos dicen que falta aún mucho por hacer y que es necesario seguir impulsando la cultura del respeto a las diferencias. Ese es el punto: el respeto, no la tolerancia, pues ésta se inscribe desde una posición diferenciada de poder. Es cierto que biológicamente, mujeres y hombres, somos diferentes; pero esa diferencia no justifica la violencia ni la desigualdad de derechos.

Las más de 9 mil denuncias de violencia familiar y las casi 500 por el equiparable a violencia familiar, muestran que las cifras son altas y que hemos de esforzarnos más –sociedad y gobierno, en su conjunto- por impulsar actitudes y comportamientos no violentos; buscando eliminar las relaciones desiguales de poder que llevan a estas conductas delictivas. Nos falta aprender a solucionar nuestros diarios conflictos por vías pacíficas y, sobre todo, aprender a respetar las diferencias. 

Si me permite, vale añadir los datos respecto de la violencia sexual, pues, la física no es la única que está tipificada en el Código Penal del Estado. En el mismo período, la página de la PGJ en la red, reporta 133 denuncias de estupro, 286 denuncias por violación, 150 equiparable a violación, 30 casos de hostigamiento sexual, 736 atentados al pudor y 112 casos de corrupción de menores. Las cifras encontradas son alarmantes.

Las estadísticas nos dan una idea de la situación de violencia que se vive en el estado, podemos compararlas con las de otras entidades y revisar qué se está haciendo bien para eliminar la violencia y reproducir modelos de atención exitosos, e impulsar políticas públicas -de hecho- que tiendan a asegurar una vida libre de violencia para las mujeres y las niñas, como lo establecen las leyes. 

 

¿Cuál es el fondo de las cosas con respecto al caso de Caifac?

Me gustaría tener la respuesta clara y precisa; pero, lamentablemente, no la tengo.

El Estado debe proveer los servicios de atención a niñas y niños menores de edad, cuyos padres (madre y/o padre), por diversas causas, no pueden brindarles la atención que precisan.

Pienso que mucho se debe a la negligencia de las autoridades estatales, que estaban a cargo de las dependencias involucradas. Doy un ejemplo: la Secretaría de Salud tiene por obligación –de acuerdo a la NOM 167- realizar verificaciones periódicas para que los albergues públicos o privados, den la atención adecuada a las niñas y niños. Ya sabemos que no las hicieron. ¿A quién culpar de la omisión?

Tal vez, esto se debe al desconocimiento de las leyes, los reglamentos, las normas que establecen a qué están obligados los servidores públicos, qué deben y qué no pueden ni deben hacer. Entonces, se requiere fomentar entre la población y, las y los servidores públicos, el conocimiento de las leyes.

Un ejemplo más: desde diciembre de 2008, las madres de las niñas Diana y Adriana y del niño Julio César, interpusieron una denuncia ante el Agente del Ministerio Público para que les regresara a sus hijas e hijo. Los niños desaparecieron del albergue “Caifac”. A más de un año de distancia no se han localizado, ni aprehenden aún a Patricia Murguía, la presunta responsable. ¿Qué nombre le daría usted a esto?, yo lo llamo negligencia.

También habría que mencionar el descuido de las Delegadas de la Procuraduría del Menor y la Familia del DIF Nuevo León, quienes son mencionadas en la recomendación 60/2009 de la CEDH, a la que yo añadiría el nombre de sus dirigentes, porque cuando se trabaja en una institución no se mueve la hoja del árbol sin el permiso de la jefa o del jefe. ¿A quién se debe la orden de visitar Caifac y dejar a los niños –hoy, sin localizar- en manos de los presuntos implicados?

En el trasfondo, con dolor lo pienso, no hay voluntad política de la administración estatal para encontrarlos.

 

¿Qué opinas de Marcial Maciel, fundador de los Legionarios de Cristo, famoso como pederasta clerical?

Eso, que Marcial Maciel se hizo famoso por su doble cara, por las múltiples denuncias de pederastia en su contra; sus ayuntamientos con mujeres –no aprobadas por la Iglesia, por ser sacerdote-, su hija habida fuera de matrimonio y… sus cuentas bancarias, más que por ser fundador de esa congregación.

Todo eso lo hizo en contra de lo que predicaba, de la bandera que enarbolaba. En alguna nota leí que Maciel decía que el matrimonio es un vínculo perpetuo, de lo que se deduce que el sacerdote estaba en contra del divorcio; respeto su opinión, pero me parece extraño que lo que predicaba tiene la intención de proteger a la familia -no a las familias diversas-, y no fue impedimento para que él sostuviera relaciones fuera de matrimonio, ¿eso sí se vale?, ni le impidió tener relaciones pederastas, cuyas víctimas solían ser niños y jóvenes varones.

Por su delito, la Iglesia lo cobijó bajo blanco manto, en lugar de impedir que fuese sancionado por las leyes penales, que son las que infringió; no obstante, lo “castigaron” suavemente, aislándolo en un bello edificio, con lindos paisajes y una bien surtida biblioteca, para que se dedicara a la oración. Parece que el asunto quedó saldado al rezar diez padres nuestros y dos aves marías, ¿y la vida de los jóvenes que violentó?

Advierto esas incongruencias en algunos de los sacerdotes de la Iglesia Católica. Subrayo que no generalizo. Admiro y respeto a quienes no tienen doble cara.

 

Para todos los que no saben quién fue Méndez Arceo, ¿cómo les explicarías la importancia de su legado?

Don Sergio Méndez Arceo, por ejemplo, es uno de los sacerdotes humanistas y progresistas que admiro. Él fue Obispo de Cuernavaca, historiador e ideólogo de la Teología de la Liberación, por ello, en los años setenta, tuvo algunos problemas con el Vaticano. Le llamaban el Obispo Rojo. Fue firme defensor de los derechos humanos, no se circunscribía a su Diócesis, sino que prodigaba su defensa a todos los mexicanos y allende fronteras. Con valentía condenó los regímenes militares en Latinoamérica y defendió con ahínco los derechos humanos en todo el mundo. Hoy, una fundación que promueve los derechos humanos lleva su nombre.

 

¿Qué recomendarías al Instituto Estatal de las Mujeres, para que tuviera un mayor impacto en la sociedad?

Dudo que tomen en cuenta mi recomendación, pero respondo a su pregunta: se necesita hacer un diagnóstico de la realidad actual que viven (vivimos) los dos millones de mujeres en el estado: inseguridad, desempleo, subempleo, analfabetismo, educación, falta de oportunidades, migración, embarazos en edad temprana, deserción escolar, trata, violencia, salud, salud sexual y reproductiva, etcétera; de allí reelaborar el plan de trabajo, desarrollar los programas, diseñar las estrategias y acciones a seguir, a fin de lograr las metas u objetivos propuestos.

Son muchos los resortes que deben moverse para que el Instituto de las Mujeres tenga impacto en la sociedad. El primero es la voluntad política, ésta se encontró en Natividad González, al fundarlo. Pero, a la fecha, el actual gobernador no ha mostrado interés en mantenerlo, mucho menos podemos esperar que lo impulse. Se percibe que, al igual que otros organismos públicos, están en espera del nombramiento o de la ratificación, para empezar a operar en esta administración.

Otro resortito para que logre mayor impacto es el presupuesto asignado desde el Congreso. Si no hay dinero, no hay acciones. Todo cuesta, y quienes están en el servicio público trabajan por un sueldo u honorarios, no por altruismo.

Abro un paréntesis y le comento que viví la experiencia de ser cofundadora de este Instituto y coadyuvé, con otras compañeras (abogadas y periodista), en la redacción de la ley que le dio origen. Fui Secretaria Técnica en el primer Consejo de Participación Ciudadana que hubo y tuve el mismo nombramiento en la Junta de Gobierno. Por tal razón, conozco el funcionamiento de este organismo público.

Todos los derechos para todas las mujeres, es el lema del Instituto Estatal de las Mujeres, mismo que sirve como fundamento para que, desde allí, se realicen acciones en apoyo a las madres (mujeres) para localizar a sus hijas (mujeres) y al niño desaparecidos del Caifac.

 

Como madre de familia, ¿cómo observas la era de la criminalidad, donde la sociedad ya no cree en la policía y prefiere comunicarse con el ejército?

Como madre de familia me intranquiliza que mis hijos salgan (es su derecho), aunque sea para ir a la escuela, al trabajo, con la novia o los amigos, por la rampante inseguridad que padecemos. Como ciudadana, observo el incremento de la criminalidad, el alza de la corrupción, la opacidad de la transparencia. Resulta una afrenta leer las noticias y darse cuenta que miembros de la policía, que son quienes deben protegernos, están involucrados con los delincuentes.

Me inquieta que (en forma inconstitucional) el ejército haya tomado las calles de las ciudades; pero, por otro lado, sin que suene a elogio, le comento que conozco una escuela que fue asaltada en siete ocasiones en sólo dos meses; las denuncias se sucedían, una tras otra, hasta que llamaron al ejército, éste hizo rondín por el barrio y hasta hoy, no se ha repetido el delito. Es sólo una anécdota. No olvido las violaciones de miembros del ejército a mujeres en Castaños, Coahuila, ni olvido a Ernestina Ascencio.

 

¿Cómo describirías el sufrimiento de una madre, cuyo hijo ha sido desaparecido?

Indescriptible. Cuando veo llorar a María Inés, porque no localiza a su hija y a su hijo desde hace más de un año, a mí se me forma un nudo en la garganta. Veo los rostros doloridos de mujeres y hombres, que acuden a misa para rogar por la localización de sus seres amados; rostros curtidos por el sufrimiento, por la tristeza, por la impotencia de no encontrarlos. Es muy difícil describir el sufrimiento.

 

En tu concepto, ¿qué aspectos de la Comisión Estatal de Derechos Humanos reforzarías o propondrías para que esta institución estuviera a la altura de nuestro tiempo?

Últimamente he leído algunas de sus recomendaciones, sobre todo, por el caso del secuestro de las niñas y el niño. Tal vez, allí podría estar la clave: que en lugar de recomendaciones hubiese sanciones. Sanciones que pesen para que no se cometan más omisiones, negligencias, arbitrariedades, abusos, etcétera, de parte de quienes están en una situación privilegiada de poder.

He dado seguimiento a la CEDH desde su inicio. Hace pocos años tuvo un periodo gris, daba la impresión que era inexistente. Pienso que ahora está en reacomodo y con tendencia a mejorar. Se nota más movimiento.

 

¿Quién es Irma Ochoa?

Soy una mujer feminista (no es redundancia), ciudadana, madre, esposa, trabajadora social, con proyectos de vida personales, laborales y sociales, preocupada por el feminicidio y la eliminación de la violencia en contra de las mujeres; ocupada en difundir los derechos humanos para que se conozcan, se respeten y se defiendan. Soñadora de otro mundo posible, de otro modo de ser, humana y libre.

 

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