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ANÁLISIS A FONDO
El riesgo de ser reportero
Francisco Gómez Maza
- Y es que tienen que andar entre las patas de los caballos
- Quién no está haciendo su parte en esta estúpida historia
 “¡Horrible!”, ha sido la exclamación de la colega María Teresa Martín, de la cadena SER, cuando leyó la nota que, momentos antes había yo subido a la página de FB. Pero es la guerra. Eso quería el presidente Felipe Calderón, ¿no? Acabar con las bandas del crimen organizado y con los productores, cosechadores, trasegadores de las drogas ilegales. Leí una vez una novelita un tanto rosa sobre la Cristiada, cuyo autor no recuerdo, que se titula: “Entre las patas de los caballos”. Y eso es lo que nos está ocurriendo a los reporteros. Bueno a un buen grupo de ellos que dedican su vida a cubrir las fuentes de información más peligrosas y riesgosas del oficio, en estos tiempos: las policiacas. Viven el día a día entre las patas de los caballos y estos corren en tropel arrasando con todo lo que hallan en su loca carrera. Si se matan entre ellos, si asesinan militares y policías, si hacen trizas a inocentes y hasta niños, qué más da matar a un periodista, aunque en esto de la saña no debemos olvidar que del otro lado también la hay. Es una guerra no convencional, en la que el que tiene las mejores armas lleva las de ganar y, desgraciadamente, quienes están ganando son los cárteles de la droga. Nadie se ofenda por afirmar esta verdad. La estrategia estuvo errada. Al crimen organizado nunca, jamás, se le vencerá con la violencia de las armas, por muy sofisticadas que estas sean. Nunca. Hay otros medios. Y los estrategas gubernamentales los conocen. No necesito insistir en ellos, que toda mente lúcida lo ha advertido ya hasta el cansancio.
Los reporteros encargados de investigar, redactar y publicar los reportes sobre las actividades de las bandas del crimen organizado viven en el filo de la navaja. Han renunciado a las ventajas de ser seres humanos y han asumido las desventajas de ser reporteros de empresas expropiadoras de la fuerza de trabajo, privilegiando las ganancias que deja una noticia de ocho columnas sobre descuartizados, decapitados, asesinados, torturados y pa’qué más “ados”. Ahí no están fallando los sicarios del crimen organizado. Ellos están cumpliendo con su mandato, que es matar de las formas más dia – bólicas que la perversa mente ofrece a todos los seres humanos, porque la mente es malévola, pues siempre, siempre, le sugiere a uno pensamientos e imágenes tanáticas, perversas, dia – bólicas (ya he explicado en este espacio que dia – bólico no tiene absolutamente nada qué ver con el inventado “diablo” o “Satanás”, sino que es un juicio o una actitud negativa, estúpida, contraria a lo sin – bólico, que es un acto inteligente), que es vengar, que es confrontarse con ventaja con las fuerzas militares y de seguridad, que es acallar las voces que los denuncian, aunque no queda muy claro si sólo son los sicarios de ese lado los asesinos, o si también son los del otro lado, los de poderes institucionales que podrían estar metidos “hasta las manitas” en líos de narcos, como los machitos que siempre anda metidos en líos de faldas y vaginas. Y estas reflexiones vienen a mi memoria, a mis dedos y a mi teclado de mi computadora porque desde el lunes todos los medios han estado repitiendo la nota de que un grupo de sicarios del narcotráfico (supongo que las autoridades jurisdiccionales tienen ya las pruebas fidedignas de que son “sicarios del narcotráfico”) asesinó y disolvió en ácido el cuerpo del periodista Rodolfo Rincón, quien había sido reportado como desaparecido en 2007. (Pero cómo reconocieron que quien fue disuelto en ácido era Rodolfo, si ya estaba disuelto.)
Pero dudas aparte –piensa mal y acertarás, dice un adagio con el que yo no voy nada-, la vocera de la Procuraduría General de Justicia del estado suroriental de Tabasco –tierra fértil en productos alimenticios, ganado, frutales, y pródiga en hombres de valía, de preclaros escritores y poetas, y mujeres bellísimas e inteligentes, y que está ubicado a unos mil kilómetros de ciudad de México-, Silvia Gil, aseguró que la desaparición y asesinato de Rincón, periodista del diario estatal Tabasco Hoy, fue realizada por miembros de los "Zetas", debido a la publicación de una serie de reportes relacionados con el narcotráfico.(Espero que la señora Gil esté en lo cierto y no sean sus afirmaciones una muletilla para salir del paso.) Desaparecido el 20 de enero de 2007, Rincón, de 54 años, fue asesinado y luego su cuerpo fue disuelto en ácido para intentar borrar cualquier huella, dijo muy segura de lo que dijo la señora Gil a reporteros locales, y refirió que uno de los presuntos responsables "confesó que ordenó el secuestro de Rincón como una represalia por haber firmado notas informativas acerca de las operaciones del narcotráfico en el sureste del país". La señora Gil informó que la Procuraduría tuvo declaraciones e información sobre la muerte de Rincón desde 2007, aunque apenas ahora se hizo público porque aún no concluían todas las investigaciones.
Ya todo el mundo en el mundo, porque lo han proliferado todos los medios informativos, que Los "Zetas" son un grupo del narcotráfico, generalmente integrado por trásfugas, desertores, de las filas de la Fuerzas Armadas mexicanas, señalado como asociado al Cartel del Golfo, aunque en los últimos días ha habido reportes de que ambas organizaciones se dividieron y mantienen una disputa interna. Poco antes de su desaparición, el periodista había publicado un reporte sobre grupos dedicados a vender drogas al menudeo. México ha sido señalado por diversas organizaciones civiles y de derechos humanos como el país más peligroso del continente americano para los periodistas. Esto puede ser cierto, aunque Afganistán, Irak, Irán, son también fuente de asesinatos de reporteros y no cantan mal las rancheras. Pero concentrándonos en México, la Comisión Nacional de Derechos Humanos reportó hace unas semanas que, sólo en el primer mes del 2010, fueron asesinados tres periodistas, lo cual elevó a 60 los homicidios desde 2000, sin contar a Rincón.
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