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ÍNDICE REPIQUE BUZÓN Décima del Profeta Berna / El terror de los alcaldes Cartón de Chava Graciela Ríos / Los hijos pródigos Francisco Gómez Maza / El riesgo de ser reportero Amaya Marichal / ¿Imitar a Colombia? Miguel Velasco Lazcano / Tengo fe en Chile Ignacio Vela Hinojosa / La renuncia de Gómez Mont Tomás Corona / Sensaciones de agonía, VIII La Ventana de Caín / La tejedora de imágenes Video del día / El bueno, el malo y el feo Foto del día / EN DEFENSA DEL HOGAR Fotógrafo de la semana / ERICK ESTRADA
LA VENTANA DE CAÍN La tejedora de imágenes Roberto Guillén
Ella va por la vida esparciendo la magia de la narración oral. Durante 18 años ha organizado el Festival de narración oral hablapalabra. Se trata de Rosa Martha Sánchez, quién a través del tiempo ha logrado confeccionar “Tejedoras de Imágenes”, un grupo de mujeres que de motu proprio se da a la tarea de investigar y rescatar historias, mitos, relatos para después llevarlos al ámbito de la narración oral. El festín de la palabra será del 3 al 7 de marzo, en el Museo del Noreste. Aquí la entrevista con una mujer que nos habla de la narración oral, como otra puerta para ejercitar el espíritu.
¿Cuál es la importancia de preservar la narración oral, en un entorno rodeado de tecnología? Desde mi punto de vista es la única manera en que vamos a cambiar esos hábitos que desafortunadamente se han arraigado en nuestra niñez, en nuestra juventud, y en todos nosotros, porque finalmente nos vemos arrastrados por la tecnología. Tenemos que sentarnos ante la televisión, sentarnos ante las computadoras, con una educación y dirección, totalmente visual, fría, a través de una máquina en solitud. Cada persona tiene su computadora, el papá está en un lado y la mamá está en otro y los hijos están en otros espacios. Entonces, la palabra, la tradición oral, el cuento, el esperar la respuesta del ¿cómo estás?, ¿cómo te fue hoy? Verdaderamente esperarla y escuchar al hijo, al esposo, a la esposa, que haya esa convivencia, que haya esa plática en vivo, ese acercamiento, es importantísimo.
¿Qué le anima para continuar organizando un festival de la palabra, que hoy llega a su edición décima octava? Me anima la certeza que tengo dentro de mí, que el narrar y el escuchar cuentos engrandece al espíritu, y enriquece mucho al ser humano. Porque un ser humano contando cuentos nunca está solo, porque aun a veces, nos los contamos para nosotros mismos. Yo me he contado cuentos para mí; me he llenado de cuentos para sobrellevar la muerte de mi hermano, de mi padre, de mi madre y estarme nutriendo de escenas y de imágenes que me causan placer; por una parte, por otra, el que escucha un cuento, narrado a viva voz y con todo el cuerpo, y con todo el sentimiento de la narradora, cambia. Un ser humano, después de escuchar un cuento, ya no es igual que antes.
¿Hasta dónde la tarea de narrar puede influir en la formación de la niñez? Es muy importante que rescatemos la alegría de los niños, la creatividad y la imaginación, porque a través de la televisión, a través de la computadora les dan ya las figuras hechas: este es un perro, este es un caballo, esto es una rana. Y les plantan la rana, que algunas veces, y con mi total desaprobación, son deformes, contrahechos o son mutantes, o son seres espaciales, que no tienen nada que ver con una realidad de los niños, de tener en sus manos una ranita, de saber que un pajarito no puede estar en una jaula; que los pájaros son libres. Llevar la historia relacionada, en ese momento, con su hogar, es muy importante.
¿Cómo se imagina la narración oral en los tiempos del hombre prehistórico? Pues eso es lo que nos ha motivado a estar en esa senda; saber que es un arte ancestral, que viene con el hombre, porque el hombre es gregario. Necesitamos del otro, necesitamos de nuestro igual para verlo a los ojos, para contarle lo que sentimos, lo que nos duele, lo que nos ha espantado, y obviamente en la época de las cavernas, pues era la exploración corporal, eran quizás los sonidos guturales, la pantomima. Cuánto trabajo les costó matar a ese mamut, para poder traer carne para la tribu y esas larguísimas noches en la cueva, con el fuego o antes del fuego.
Durante la rueda de prensa usted mencionó que va a narrar una parte de la vida de Leona Vicario, ¿qué le llamó la atención de este personaje? Pues que tienes muchas cosas qué decir, porque para narrar necesitas tener algo qué decir. Y si vas a hablar de una persona, pues preguntas, estudias, buscas y lees. Ya habíamos estado estudiando de estos temas desde hace mucho. Y llegó por ahí, a mis manos, que no sé cómo llegan, pero que llegan, un libro que se llama La Leona de México. Es una biografía novelada, muy interesante sobre Leona Vicario. Y me cautivó. Yo termino enamorándome de los personajes de mis cuentos. Imagínate, esta señora anda con su esposo a salto de mata.
¿Cuál es la preparación práctica y teórica de un narrador o narradora? Pues la lectura, la investigación, el trabajo de campo; escuchando muchas veces testimonios, o buscando las leyendas o los mitos; lo que se cuenta en los pueblos. A la mejor yo no salgo directamente en los pueblos. No he hecho ese trabajo como lo hace Alma Rosa Rivera de los Santos, que viene de la Ciudad de México, pero sí en la lectura. Y esa es otra de las motivaciones, la importancia que tiene de despertar al niño el interés: hay bueno, esa aventurita, ¿por qué los sapitos se reúnen en el agua?, yo quiero saber más: ¿dónde hay sapos? Ah, pues vete a la biblioteca, y saca un libro y ahí están los cuentos. Es otra forma de motivar a la lectura, aunque para mí y para las tejedoras, representa un trabajo previo de investigación
*** Para los interesados en acudir al festival, pueden consultar el programa en www.3museos.com o al teléfono 20339898
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