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15 de marzo de 2010
15diario.com  


 

ANÁLISIS A FONDO

Nuestra casa de locos

Francisco Gómez Maza 

  • De la neurosis colectiva a la muerte súbita
  • Esclerosis múltiple afecta la vida mexicana

Neurosis: nombre genérico aplicado a un grupo de enfermedades en que se acusa un trastorno del sistema nervioso, sin que exista lesión apreciable en él. Neurótico: afectado de neurosis. Neurólogo: médico especialista en neurología (estudio y tratado de los nervios).

 

George Orwell, uno de los más grandes escritores del siglo XX, escribió “Rebelión en la Granja”, una novela que trata de la rebelión de unos cerdos y la instauración de un nuevo orden en una granja, en la cual refleja con crudeza el carácter esencial del actuar político humano. No es una coincidencia que Orwell haya elegido a los cerdos para representar ciertos innobles impulsos humanos: la traición, la falsedad, las intrigas, la mezquindad, la avaricia, la mistificación de las ideas y su trastocamiento según los intereses de los líderes. Orwell refleja la disposición natural del ser humano a la infamia cuando le es dado ejercer el poder, a cualquier nivel y de cualquier género. Es la amarga exposición del espíritu humano cuando ha sido penetrado por la ansia del poder.

 

Esto, la neurosis, es el motor de la vida sin vida que estamos viviendo muriendo los mexicanos desde que se inició el actual sexenio de gobierno. Tres años y cachito de violencia, sangre, secuestros, extorsiones, ejecuciones, feminicidios, desapariciones forzadas, desapariciones de niños y adolescentes, desgarriate total en las esferas gubernamentales encargadas de cuidar de la casa, desvergüenza y apetito sin llenura entre las dirigencias de los partidos políticos, avaricia insaciable de los banqueros y empresarios, y mucho sufrimiento para las mayorías de trabajadores del campo y las ciudades:

 

Sólo en Ciudad Juárez han desaparecido 24 adolescentes. Ocho periodistas, secuestrados en las últimas dos semanas en los estados del noreste - Tamaulipas y Nuevo León -. Y el cobro de poco más de  200 vidas en 14 días. Un periodista murió, presuntamente por las heridas recibidas a manos de sus captores, mientras que dos fueron liberados por sus secuestradores, presuntamente integrantes de una banda de sicarios del crimen organizado. Otros cinco están desaparecidos, incluidos los reporteros de El Mañana y El periódico La Tarde; dos de noticias en línea y un camarógrafo de televisión.

 

Tan sólo hasta este viernes, según las cifras que puede recolectar la prensa escrita, iban 16 mil 755 ejecuciones relacionadas con la guerra del crimen organizado  – nomás, las registradas -, más las muertes no reportadas. En promedio 1,200 mujeres mueren víctimas de feminicidio al año y “la única paz que ofrece el Estado mexicano es la paz de los sepulcros”, como lo afirma Carmen Huete, del colectivo “Mujeres sin miedo”. Mil 730 mujeres fueron asesinadas de enero de 2007 a febrero de 2010, de acuerdo con un reporte del Observatorio Nacional de Feminicidios enviado a la Cámara de Diputados. Pero no es Ciudad Juárez la que se lleva el fatídico palmarés. La ciudad de Toluca, capital del estado de México, es el punto más rojo del país, con una tasa de 12.2 feminicidios por cada 100 mil habitantes, por encima de la ciudad chihuahuense del miedo.

 

Mientras tanto, el gobierno del presidente Calderón pareciera que ha cedido el paso a la criminalidad y ahora aparece más preocupado por los preparativos de la sucesión presidencial que deberá ocurrir dentro de dos años, para que su sucesor tome posesión en diciembre de 2012, entre componendas, pactos, acuerdos con sus adversarios aparentes, el Partido Revolucionario Institucional y el Partido de la Revolución Democrática. Los diagnósticos del escritor británico Eric Arthur Blairor, cuyo seudónimo era George Orwell, hechos en los primero años del siglo XX, no dejan de tener fundamentos concretos en esta primera década del siglo XXI, y particularmente en este México de los sacrificios humanos practicados por los pobladores originarios de esta gran nación.

 

Los gobernantes y políticos trascurren la vida entre la ansiedad, la depresión, la inseguridad, la avaricia y el miedo. Sólo enfocados a la loca carrera por mantenerse en el poder político, porque desde ahí obtienen el poder económico aliándose con la oligarquía. Y la industria de las armas florece porque tiene un mercado en el mero traspatio, un mercado que asciende a miles de millones de dólares (Un informe oficial de la oficina de contraloría del gobierno estadounidense advierte que son insuficientes los esfuerzos de ese país para combatir el tráfico ilegal de armas hacia México, las cuales constituyen más del 90 por ciento de las armas requisadas en territorio mexicano, la mayoría de fabricación estadounidense.)

 

Y el comercio de las drogas ilícitas ha engordado las reservas internacionales del Banco de México, gracias al blanqueo hormiga de las ganancias por la exportación contrabandeada - ¿y de veras contrabandeada, o hecha a la vista gorda de los encargados de las aduanas tanto de México como de los Estados Unidos de Norteamérica? En Estados Unidos, de acuerdo con cifras difundidas por el propio secretario mexicano de Seguridad Pública, Genaro García Luna, se generan ganancias de aproximadamente 63,000 millones de dólares anuales por tráfico de droga, y ahora el costo de la cocaína por kilogramo en un país como Colombia o México es de 2.198 dólares, pero ya en ciudades del interior de Estados Unidos o en Europa se compra hasta en 97.400.

 

Y ya no nos referiremos al desmadre que han armado los dirigentes de los partidos políticos, César Nava y Beatriz Paredes, del PAN y del PRI; el gobernador del estado de México, Enrique Peña Nieto, quien quiere ser el sucesor de Calderón, ad ovum, y está utilizando todos los medios lícitos e ilícitos para lograrlo.  Y no se diga de los señores (¿señores? Sí, porque son personas que no pertenecen a las clases populares; esto es, que no se ganan la vida trabajando corporalmente y lo denotan así en su traje y aspecto) senadores y diputados quienes, siendo “señores”, se comportan como el más peladito de la época de los catrines y los pachucos. Pobres mexicanos. Neuróticos y no lo aceptamos. No hemos tocado fondo. Pero, ojo, creo que necesitaremos un neurólogo.

 

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analisisafondo@gmail.com

 

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