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17 de marzo de 2010
15diario.com  


 

El juez incómodo

Samuel Schmidt

Me encuentro en España y fuera de los temas económicos y los errores obligados de un gobierno que teme tocar a los fuertes mientras desciende las cargas sobre las espaldas de los que han sufrido el abuso siempre, hay un asunto que a mi gusto es sustancial y se trata del debate sobre el juez Baltasar Garzón.

Algunas de las voces sensatas indican que los detractores del magistrado son aquellos que alguna vez estuvieron a su lado, pero que tomaron distancia justo cuando él actuó en contra de un acto de ilegalidad del presidente Felipe González. Ese acto se le revierte casi como al ser un hombre inclinado a la izquierda hubiera cometido un acto de alta traición. Es de señalar que en aquel entonces la derecha española aplaudió a rabiar, es claro que la acción de la justicia les daría una recompensa política. Ahora el caso se revirtió, las actuaciones del juez Garzón están por sacar a la luz pública el nivel de corrupción que ha alcanzado la derecha española, por lo que el Partido Popular recurre al uso de sus recursos para evitar que esto suceda. Hay quien piensa que éste es el meollo del asunto.

Garzón surgió a la fama mundial cuando mando a detener al dictador Augusto Pinochet y posteriormente ayudó a que se rompieran las barreras del estado que protegían a los militares argentinos. El juez ha manejado la tesis de la justicia universal que implica que se puede actuar ante crímenes de lesa humanidad como el genocidio y que en principio no prescriben, de igual manera se puede actuar cuando el gobierno interfiere para bloquear a la justicia.

Si este principio se acepta en el mundo no hay razón para que no se acepte en España, luego entonces la causa para indagar sobre los crímenes del franquismo tiene justificación, pero esto ha polarizado mucho a las fuerzas en España. Hay los que piensan que no es sensato en este momento indagar en esta dirección, tal vez porque tendrán que destaparse los excesos cometidos por ambos bandos en la guerra civil, pero en especial la derecha franquista ha levantado la voz para tratar de tapar los excesos cometidos por ellos, que posiblemente rebasen a los que se le imputen a las izquierdas.

Uno de los aspectos de este debate consiste en un abuso evidente del sistema judicial; acusaciones que se han manejado de manera repetida aunque se ha demostrado que no son verdaderas, como el caso de los fondos que el Banco Santander aportó para un proyecto que el juez Garzón manejó en la Universidad de Nueva York.

Lo que parece evidente es que hay una manipulación en el Tribunal Supremo español que parece coludirse con las fuerzas de derecha para hacer a un lado a un magistrado incómodo, porque igual ha actuado contra fuerzas en el escenario ideológico. Pocos magistrados se han atrevido a plantarse ante ETA o fuerzas terroristas. De hecho hay quien dice que por muchos errores que haya cometido el juez solamente por haber confrontado a la banda terrorista de ETA, Pinochet y los militares argentinos, merece el apoyo.

Hay voces que sugieren que dentro de la modernidad española la institución que se ha quedado rezagada es justamente el poder judicial y esto se ha mostrado en este caso, porque al parecer los jueces que hoy juzgan parecen tener mayor coincidencia con el pasado que con la justicia. El caso Garzón hace evidente que se requiere para modernizar al sistema judicial y ponerlo a tono con la sociedad española.

Baltasar Garzón es el juez español más notorio en el mundo. Posiblemente como cualquier ser humano cometió algunos errores, pero parece dominar la opinión que sus méritos rebasan sus fallas. Sus detractores que están resentidos por su actuación contra aquellos con los que simpatiza ideológicamente deberían saber anteponer lo esencial por encima de las pasiones humanas, lo que ciertamente no es sencillo. Su caída también lo será de la enclenque justicia del tercer mundo que se ha aferrado a él para avanzar aunque sea un poco.

El caso Garzón parece poner a España en el umbral ya sea del retroceso a los peores momentos del fascismo, porque de triunfar la derecha le habrán dado un golpe severo a un actor que busca limpiar la política, o bien, abrirá los cauces para un poder judicial que eleve las normas de la impartición de la justicia, y de esto este maltrecho mundo, requiere mucho.

El gobierno socialista ya se definió a su favor, hace falta que la sociedad se exprese para decirle a los jueces que sus actos no pasan desapercibidos.

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