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26 de marzo de 2010
15diario.com  


 

Daños colaterales

Alejandro Heredia

 

El parco rostro de Rodrigo Medina de la Cruz, gobernador del estado, solamente luce esplendoroso ante las cámaras de televisión en eventos de premios Guiness. El gobernador Medina, se siente cómodo ante los festejos de campeonatos, rompe en un ¡hurra!, alzando el brazo de Víctor Manuel Vucetich, director técnico del equipo de futbol Monterrey, promete un nuevo estadio; mientras esa imagen de triunfo es el avistamiento de lo que algún día debería ser una plaza de armas aulladora por los logros del estadista novato. La moda son los políticos frescos: otra generación que aparente un estilo diferente de gobernar, son los políticos twitteros y facebookeros, líderes pragmáticos que huelen las áreas de oportunidad al primer contacto, sobre todo cuando se trata de promocionarse.

 

Pero a todo jefe del ejecutivo, le llega el fin de la pax lunamielera; en este caso no fue por la inercia de la tarea gubernamental, sino por la percepción en la opinión pública de constituirse en un gobierno trasplantado del anterior. Atendieron a modificar algunas cosas en cuanto a la forma, pero no al fondo. Incrustar a Carlos Jáuregui, como secretario de seguridad pública del Estado, quien antepuso su filosofía de la administración y sus técnicas logísticas, al entendimiento cabal de la problemática de la seguridad.

 

Muchas palabras: planes integrales, evaluaciones, consejos gubernamentales y consejos ciudadanos. Su nombramiento desde el principio fue visto con suspicacia, hasta por los legisladores locales, quienes dieron un período de gracia para que diera resultados. Todos sabían lo evidente, Jáuregui, tenía los días contados. Es donde se hizo evidente el ascendiente de la administración anterior sobre el señor Medina, nombrando a Luis Carlos Treviño Berchelman, como secretario, y relegando a una coordinación al ciudadano Jáuregui. Por lo visto el trabajo desempeñado como Procurador General del Estado por Treviño Berchelman, fue sobresaliente el sexenio anterior, y se juzgó prudente una vuelta al mismo cargo, el cual ya lo había ocupado durante la gubernatura de Sócrates Rizzo.

 

El primer trago de saliva amargo, no cabe la menor duda. Ahora la crisis de seguridad pone de manifiesto que el rubro de procuración de justicia en el estado, es una caricatura; la logística no tiene inteligencia al mando, y los chorros de sudor chisporrotean las cámaras de televisión al momento en que entrevistan a Alejandro Garza y Garza, el Procurador actual de Medina.

 

La visita de Hillary Clinton, secretaria de estado del gobierno estadunidense, en plan de supervisión bienhechora, con la humildad por delante para no causar escozor ante la opinión pública mexicana; pero sí muy enfática al declarar en la conferencia de prensa conjunta, “que en su país había caído muy mal el asesinato de tres personas relacionadas con el consulado estadunidense en Ciudad Juárez”. Ni por equivocación podía mencionar sobre los 18,000 muertos mexicanos. Interpretando el sentido de su expresión, indica que las muertes de mexicanos es parte de la lucha antinarcóticos, la cual no representa algo de qué alarmarse, son bajas necesarias. Es un gesto, que muestra la insensibilidad del gobierno vecino. El paisaje del camino me recuerda a los Balcanes, no sé por qué.

 

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