La importancia de llamarse Ernesto

Carlos Manuel Sabines

La comedia sobre las costumbres y la seriedad de la sociedad en Gran Bretaña en 1895, escrita por Wilde bajo el título “La importancia de llamarse Ernesto”, viene como anillo al dedo al observar cómo Calderón acomoda sus piezas para que Cordero sea su delfín en 2012.

La llegada de Cortázar a comunicación del PAN; el regreso de Ruiz Mateos a la oficina de la presidencia, la asunción de Alejandra Sota Mirafuentes en la Coordinación de Estrategia y Mensaje Gubernamental, y la salida de Patricia Flores Elizondo del círculo cercano a Calderón, no son casos aislados,  ni distantes de un objetivo común: ir cerrando pinzas en torno de la candidatura de Cordero para el 2012. Era un hecho conocido que Flores encabezaba un segmento de funcionarios en favor de Lujambio, por lo que salía sobrando del esquema del jefe.

Así pues, debemos concluir que los cambios efectuados por Calderón no van en la dirección de resolver problemas, de evitar más rezagos en el actuar de los funcionarios de la administración por su ineficacia, ineficiencia e ineptitud; se trata de apuntalar la elección presidencial en 2012, en favor de Cordero, el más consentido de Calderón.

Grecia, uno de los países integrantes del PIIGS (Portugal, Irlanda, Italia, Grecia y España), se ha dedicado a sanear sus finanzas públicas, para lo que ha identificado a millonarios evasores del fisco y contabilizando a funcionarios, cuestión que no había efectuado desde 1832. ¿Cuándo veremos en México una acción de este tipo?

Llegó a nuestro país Robert Zoellick, mandamás del Banco Mundial y se reunió con Cordero para hablar de lo mismo, de cómo va la economía mexicana, como si el visitante no lo supiera, incluso mejor que el mexicano. Pero en fin, Cordero ratificó la cifra que dio a fines de 2009, en la última entrevista que otorgó como titular de Sedesol, sobre la pobreza alimentaria en México;  al día siguiente empezaría a cobrar como número uno de la SHCP.

A la fecha aludida, confió, los pobres en el nivel más lamentable había aumentado en 6 millones, aunque ahora matizó y son 5.8 millones de mexicanos más, con ese flagelo, que significa vivir, si eso es vivir, con mil pesos mensuales. Una pregunta interesante es que responda en cuántos vamos a la fecha.

El día anterior el subsecretario de Sedesol, Luis Mejía Guzmán, ratificó que tenemos 19.5 millones en pobreza alimentaria, incluyendo los 5.8 de Cordero. El punto a debatir y que el funcionario mencionó, es que los pobres en ese nivel, aumentan día a día, por el incremento de los precios de los alimentos, los desastres naturales y la crisis económica, omitiendo, más bien cuidándose de no mencionar que dichos precios tienen un detonante básico, el aumento recurrente, cada mes, de los precios de combustibles, de los que el gobierno federal es responsable en un 100%.

Para los efectos de los pomposos festejos del Centenario y Bicentenario, que costarán una millonada en un país muerto de hambre, tres mil millones de pesos, ahora en manos de Lujambio, los mexicanos en pobreza alimentaria, ¿serán parte, serán viñetas del paisaje urbano? ¿Dónde los esconderá? ¿Qué hará con ellos?

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