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5 octu bre 2010
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APUNTES DE UN HINCHA
Deporte de etiqueta

Gerson Gómez

Te lo juro güey, como que siento penita. Cada vez que pasó manejando cuando voy al aeropuerto.

Les veo intentando, qué digo luchando, como que quieren ser como nosotros, pero nada que ver.

Jugando al golf con palos rentados, que ni son para todo terreno, ni césped, agua o arena.

Probablemente infectados con quién sabe qué variedad de virus de influenza.

Muy naco, muy wanna be.

Te imaginas que construyeran Tees en San Nicolás o en Apodaca. Qué horror. Entre la maleza de gente fea.

Con sonido ambiental de música colombiana, o como ahora le hacen, todos los que se metieron a trabajar con los de la última letra, en sus electrora ves vallenatos.

Para eso hay niveles, y el golf es un deporte de etiqueta. Te digo que Robby ya está pensando meter una iniciativa de ley en el Congreso, para prohibir la masificación del golf.

Ahora se creen los Tigger Woods o las Lorenas Ochoa.

Todos bien formados en hilera horizontal. En los quince espacios, oliendo el sudor del vecino, o las conversaciones vía celular cuando les están reportando cuánto vendieron en sus puestos de la Pulga Río.

Todo pirata, con sus playeras Ed Hardy, pantalón Dockers y tenis Tommy Hilfiger, como si estuvieran en el Campestre, Valle Alto o en Las Misiones.

Tienen que entender que los caballeros deben usar camisetas con cuello y que están prohibidos los pantalones vaqueros. Pero es más fácil enseñarles polaco o ruso, a que aprendan reglas de urbanidad.

Que las damas deben usar igualmente camisetas con cuello y está prohibida tanto la ropa escotada como los vaqueros, así como los tacones en los greens.

Bueno, pero qué se les puede pedir si no son de la colonia, ni estudiaron en el Matter o en el Cecvac.

Pura escuela pública, que deben de tener desayunos escolares.

Por eso el Arzobispo en la liturgia del domingo les dijo: la obesidad es la manifestación pública de la pobreza. Zánganos tripones. Viviendo en quién sabe qué número de Fomerrey. Intentado jugar golf. Para nada.

Están en medio del río Santa Catarina. En frente al naquísimo Hospital de Ginecología. Entre el caos de Morones Prieto y Constitución.

Sólo espero que ahora, con los planes de reconstrucción después del huracán Alex, no les den permiso o se les ocurra, de volver a instalarse bajo el puente de Félix U. Gómez/ Garza Sada, el tee, que tanto chafeó un deporte tan padre.

 

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