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17 Noviembre 2010
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“SOS”, un cuento de Cris Villarreal
Eligio Coronado

corimgDesde prisión, un ex–militante del movimiento estudiantil en la UANL de fines de los sesenta a principios de los setenta monologa con la Marcia de sus recuerdos acerca de su asimilación al sistema.

Este personaje es uno de  los muchos que se sumaron a la causa debido a la influencia y firme convicción de la activista, y es uno más de los que se enamoraron de ella.

“SOS” (el primero de los once cuentos del volumen Nosotros los de entonces*, de Cris Villarreal) es a la vez una solicitud de ayuda y un recuento de la sumisión ideológica del joven protagonista que aún extraña los días del movimiento.

Tres cuñas han vulnerado sus principios: la vida cómoda, el cambio de escuela y los excesos. Su padre, anticuario que se enriquece, cambia la colonia pobre por la ostentosa Del Valle, y al hijo lo saca de la UANL para empotrarlo en la fulgurosa realidad de un colegio privado: “cómo era posible que sus hijos estuvieran en escuelas de Gobierno: qué quemada me voy a dar con los clientes si se enteran” (p. 19).

Por otra parte, la alumna Sonia se le lanza desde el primer día, pero él la rechaza pues prefiere hacer labor de proselitismo entre sus condiscípulos, con resultados desesperantes: “la forma de allegarse los votos no eran los programas de trabajo, ni los discursos encendidos, sino los lentes oscuros, las mascadas, las plumas, los ceniceros, las camisetas, los llaveros, los aretes, todas las muestras gratis de los productos que se fabrican en las empresas de papá y, claro, el sonido más estridente a la hora del descanso” (p. 20-21).

A pesar de sus esfuerzos y el apoyo moral de Marcia, el joven idealista va siendo absorbido por los nuevos acontecimientos: “cambié la trova por los punkos; los libros por los carros; el café por la mota (…); he probado de todo en esta búsqueda sin fin” (p. 27-28).

Y ahora, en plena debacle y con la cáscara de la ideología deteriorada, desde esa otra prisión que es la policíaca (por haber sido atrapado en una orgía), el antiguo activista rememora con resignación los días en que él y sus compañeros del movimiento eran “tan solidarios, tan lúcidos y obstinadamente dignos de nuestros años verdes” (p. 17) y, por supuesto, a su amiga: “Sí, Marcia, entre todas las imágenes que estuve arañando con el afán de darle un sentido a todo este rollo, sólo te encontré a ti: palabra cataplasma para aliviar un poquito estas punzadas insistentes cerquita del corazón” (idem.).

Cris Villarreal Navarro. Nosotros los de entonces. 2ª. ed. Monterrey, N.L.: Edit. UANL, 2009. 103 pp. (Colec. Narrativa.) (p. 17-31.)

 

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