FRONTERA CRÓNICA
Geometría mortal
J. R. M. Ávila
onterrey.- En un Centro de Capacitación del Magisterio (CECAM) de Nuevo León, quince minutos antes de terminar la mañana de trabajo, el asesor técnico pedagógico de matemáticas muestra a veintitrés docentes de secundaria la manera de utilizar GeoGebra enla enseñanza de la geometría.
En el mismo lapso, de manera meteórica, en diferentes puntos del área metropolitana se verifican varias muertes por violencia.
Antes de que el asesor construya un triángulo irregular para trabajar en él algunos trazos, ya han muerto las primeras personas: dos jóvenes que se encontraban conversando en la plaza de una colonia al oriente de San Nicolás de los Garza.
Después de localizar el punto medio de cada uno de los lados, cuando el asesor se dispone apenas a trazar la primera perpendicular, que en seguida nombrará mediatriz, la muerte se traslada al municipio de Benito Juárez y acribilla a un hombre mientras come acompañado por otros tres que resultan heridos en un restaurante muy popular de la localidad.
En el instante en que el asesor traza la última mediatriz, una mujer es alcanzada y muerta por proyectil en un enfrentamiento entre un bando del gobierno y otro del narco y, apenas terminando el trazo de esa mediatriz, cesa el tiroteo sin bajas en los bandos que se enfrentaron.
Todavía no se ponen de acuerdo los asesorados en cómo se llama el punto de intersección de las tres mediatrices y ya va la muerte hasta el municipio de García para llevarse a tres hombres que viajan en una camioneta y tienen un encontronazo con el ejército.
Mientras cae el primero de esos hombres, una profesora nombra el punto como circuncentro; en el instante en que es alcanzado el segundo hombre, el asesor coloca el cursor en el punto bautizado, trayendo como herramienta Circunferencia dados su Centro y uno de sus Puntos; y en el momento justo en que se cierra la construcción, pierde la vida el tercero.
Para finalizar, el asesor mueve el triángulo desde uno de sus vértices para mostrarlo siempre circunscrito y la muerte trabaja sus últimas víctimas (al menos en este lapso): una mujer y un hombre que van saliendo de una institución bancaria de Guadalupe.
El asesor ha terminado su trabajo, así que apaga la computadora y el proyector. Un profesor y dos profesoras se le acercan y le piden su correo electrónico para mantenerse en contacto y él se los proporciona con gusto.
Después sale, sube a su auto, lo pone en marcha, escucha entre las noticias de radio que una oleada de muertes se ha desatado en el área metropolitana de Monterrey en menos de veinte minutos. “Mientras yo trabajaba con GeoGebra”, piensa.
Pero como si por un oído le entraran las muertes y por el otro le salieran, prefiere sintonizar otra estación y escuchar comentarios deportivos. Mientras escucha opiniones polémicas acerca de la liguilla, respira satisfecho y dice en voz alta: “¿Qué sería de nosotros sin futbol?”, y esboza una franca sonrisa de alivio.
