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931 18 Noviembre 2011

PUNTOS CARDINALES
Ni a quién creerle
Óscar Palacios

S
an Cristóbal de Las Casas.-
Esta última semana, sin duda, nos ha traído una noticia tras otra y ya no sabe uno qué tema abordar. Y es que en este país de verdades a medias y mentiras completas ya no sabe uno a quién creerle. Eso nos lleva a la especulación, al rumor —que es un vacío de libertad— y entramos en una especie, digamos, para estar a tono, de terrorismo verbal.

La noticia de la trágica muerte del secretario de gobernación, Blake Mora y un grupo de colaboradores, fue un tema recurrente. Si bien las autoridades federales actuaron con rapidez para comunicar  el lamentable suceso y evitar especulaciones, la percepción de cierto sector fue de que la lomita no estaba tan alta para chocar y como los narcos hasta misiles tienen, pues. Los especialistas en la materia han sido muy precisos y por lo tanto, serán los historiadores los que se encarguen en el futuro lejano de rastrear la verdad verdadera.

Blake Mora no logró el impacto sentimental que provocó la muerte de Mouriño. Quizá porque era una figura gris  frente a un Juan Camilo de amplias perspectivas futuras en la política y los negocios, sumado a esto la íntima amistad con el Presidente. El delfín que nunca  llegó a serlo. Ahora sólo queda que en su último año, Calderón no acelere más el resquebrajamiento de nuestra nación. No sólo la muerte de sus amigos debe dolerle, sino que recuerde a los más de cincuenta mil que han pintado de rojo la geografía nacional.

Y por si algo le faltara al presidente del empleo —que sólo ha dado trabajo a las funerarias, las florerías y los panteones—, le llegó el golpe al corazón con el fracaso de su hermana Cocoa. De nada valió el documentado apoyo federal, de nada valió la imagen presidencial, de nada valieron las encuestas a modo. Los michoacanos simplemente dieron el voto de castigo al desfalleciente Godoy, un coscorrón al cardenismo de Cuau y el fregadazo al panismo guerrero que con la batalla inicial puso a esa región en el mapa de la violencia. Cocoa amarga.

Y llegó a noticia que destanteó a medio mundo: la izquierda no se dividió. Las tribus callaron. Los chuchos no ladraron y hasta Ebrard aprovechó el viaje para disfrazarse como el demócrata de los demócratas. Era obvio que López Obrador llevaría la delantera. Su nuevo discurso sin duda le ha ayudado. Hasta Televisa le abrió las puertas.

Me recordó a la revolución francesa: libertad, igualdad, fraternidad. El amor en los tiempos del narco. Ojalá que la presunta unidad no sea llamarada de petate. Demos el beneficio de la duda. El asunto de la unidad se verá a la hora de repartir los espacios en las Cámaras.

Y mientras tanto, Peña Nieto se pasea en Estados Unidos prometiendo el cacho de país que nos queda. La alianza PRI-Verde –Panal está amarrada. Lo significativo es que retorna a su terreno partidista doña Elba Esther. El PRI y su copete dorado están en el limbo. Michoacán les dio otro empujón. Sin embargo, no olvidemos la canción: las torres que en el cielo se creyeron, un día cayeron en la humillación.

Y por estas tierras chiapanecas el senador verdolaga Velasco Coello —otro joven prócer, como González Martínez, sibarita cancunero, dueño de la franquicia PVEM y de ojo verde dólar─ logró traer al presidenciable priista EPN. Está desesperado. Sus sueños de opio se desvanecen. Y es por ello que la senadora María Elena Orantes tiene razón: el PRI son los priistas, no los saltimbanquis verdosos. A propósito, ¿de dónde sale tanta lana para la enajenante promoción mediática?

En ráfaga
El episcopado mexicano dice que el combate al narco ha dejado “algunas” víctimas. Creo que no saben de numeritos o se hacen pijijis. Van más de cincuenta mil muertos y entre ellos 1,500 menores de edad. Alabado sea el señor.

Los panistas son ordenados y generosos. Prometen cinco millones de pesos a quien informe sobre los asesinos del presidente municipal de La Piedad, Michoacán. Del investigador de la UNAM asesinado en Cuernavaca, ni quién se acuerde. Seguro no era miembro de ese partido.

Y ya con esta me despido: detuvieron al ex presidente municipal de San Cristóbal de Las Casas, Mariano Díaz Ochoa. Caminaba muy orondo por la ciudad, aunque supiera de sus pecadillos versus el erario público. En su primera administración logró negociar
con el hoy encarcelado ex gobernador Salazar Mendiguchía. Ahora parece que no. Y ni así aprenden los actuales.

 ospal2@hotmail.com

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