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951 16 Diciembre 2011

Enemigos de Monterrey
Hugo L. del Río

M
onterrey.-
La maniobra fue burda, pero funcionó: Rodrigo Medina se ganó una medalla. Es propio de personas como Hernán Villarreal y Esteban González Quiroga presentar propuestas tan mal formuladas que es imposible aprobarlas.

El proyecto de tarifas que dieron a conocer hubiera sido de risa loca, de no atentar de manera tan brutal contra la prole.

Para empezar, nos hablaron de centavos: esas monedas dejaron de usarse hace siglos. Que iban a cobrarle cinco pesos y un centavo a este sector social y siete pesos con cuatro centavos a otro segmento de la sociedad.

¿Nos va a dar el chofer cuatro centavos de cambio? Pero si con frecuencia tiene uno que pelearse con ellos porque se quieren robar el tostón.

Luego tenemos el pequeño asunto de la chimistreta esa que valida la tarjeta de prepago. Resulta que no todos los camiones la tienen. Piense usted mal de la CROC y la CTM y acertará.

Entonces, qué onda: si como Dios me da a entender –porque tenemos esta otra falla: los estribos del ataúd rodante— logro subir a una unidad cuyos concesionarios se dan el lujo de no instalar la ésa del de ése, chíngome con quince pesos aunque haya sido de los primeros en obtener el plástico de prepago.

Claro que el servicio es pésimo. Sí, hay camioneros y choferes –los Lazcano, qué magníficos empresarios— con cerebro y corazón; pero forman una minoría.

A muchos operadores los envenena el resentimiento social o, de plano, el odio.

Descargan su patología en los estudiantes y las personas de la tercera edad. Seguido escucho a trabajadores del volante casi gritar “pinches estudiantes”, cuando la densa masa de jóvenes los obliga a detener el carro. Y no se diga de los adultos mayores.

La ley no escrita de estos aborrecedores es no levantar pasaje.

Uno entiende esta enfermedad: en diez años el estudiante tendrá un título profesional; quizá para entonces habremos superado ya una o dos de tantas crisis que nos agobian y el profesionista, como se decía antes, tendrá auto, estará pagando su casa propia, recibirá un ingreso decoroso.

El auriga, por su parte, seguirá con las nalgas aplastadas en esa silla de tortura que habrán inventado los chinos antes de construir la muralla.

Otrosí: Bien, muy bien por las personas que firman el desplegado contra Femsa publicado ayer.

Nos quieren robar La Pastora, como nos han despojado de tantas y tantas cosas. Don Eugenio Garza Sada jamás hubiera intentado una maniobra sucia como ésta. Más aun: nunca hubiera vendido la cervecería.

Al diablo con el estadio: mejor árboles y uno que otro curso de agua antes que un enorme centro comercial construido con el pretexto de ofrecer al aficionado no sé, bien a bien, si una enorme cantina o un campo de fut.

Aquí Rodrigo Medina puede anotar para la escuadra auténticamente regiomontana un gol que pondría a su sexenio como referencia histórica obligada de lo que hace un buen gobernante.

Rodrigo: no pierdas esta oportunidad.

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La Quincena Nº92

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