No es un asunto menor, ¡no!
Irma Alma Ochoa
onterrey.- El tiempo que le dedico a la lectura no me permite hojear los suplementos deportivos, los leo por excepción, cuando mis hijos comentan notas que consideran de mi interés, muchas de las ocasiones son noticias que muestran los avances de las mujeres en el campo deportivo, como los éxitos de la arquera nuevoleonesa, o las medallas obtenidas por las estudiantes universitarias campeonas en raquetbol y en gimnasia, tras su desempeño en los Juegos Panamericanos realizados en Guadalajara.
Dichas noticias traen esperanza de que otro mundo es posible cuando la igualdad de oportunidades es un hecho; otras, en cambio, reportan los tremendos obstáculos que en la vida real enfrentamos las mujeres, tal es el caso de aquellas que aluden a la violencia en contra de las mujeres, como la publicada hace poco en La Afición de Milenio Diario, sobre el aumento de casos de violencia familiar que se suscitan en Torreón, cada que pierde el equipo de futbol local.
Desde hace unas semanas, por varias razones leo el periódico –que recibo a diario por las mañanas─, hasta ya entrada la noche, o en la madrugada del día subsiguiente. Al momento que esto escribo, cuatro de la mañana, acabé de leer un reportaje que empaña el reciente campeonato del equipo Tigres. La información sobre la violencia contra una mujer menor de edad, se publicó el 14 de diciembre en el suplemento Cancha, no en las páginas de seguridad de El Norte.
Según la cronología, los hechos ocurrieron la madrugada del lunes 5 de diciembre, la agredida se atendió de las lesiones en el Hospital Universitario, el martes 6 interpuso la demanda ante el Ministerio Público que se localiza en ese nosocomio. El día 8 la ratificó y el viernes 10 se realizó un careo con los abogados del jugador del balompié implicado.
Pero de acuerdo a la nota firmada por José García y Gabriel Talavera, “el martes, el departamento de prensa de la Subprocuraduría del Ministerio Público informó que no existía ningún registro de denuncia interpuesta a nombre de la joven en contra de Danilo Verón”.* El martes fue 13 de diciembre, aunque ya había pasado el campeonato, la cronología revela que el MP mintió a los reporteros.
El meollo del asunto de la violencia ejercida contra Priscila J. se complica si se toma en consideración que el jugador es mayor de edad y sostenía una relación con una persona menor de 18 años de edad, quien afirma que el presunto culpable intentó ahorcarla, además de haber sido golpeada y pateada.
Su culpabilidad o inocencia del delito que se le imputa se verá en los tribunales. De los jueces esperamos que actúen con enfoque de derechos humanos y juzguen con justicia. Ojalá que este asunto se ventile con responsabilidad y no tope con ignominiosos argumentos similares a los emitidos en el dictamen del casino Royale.
Sobre la denuncia de Priscila J. vs. Danilo Verón, un entrevistado anónimo dijo que “por cuestiones de imagen, este tipo de actos va en contra de los valores morales y sociales que promueven tanto Cemex como la UANL”. Desde el enfoque de derechos esto no es cuestión de imagen sino materia de derechos humanos, del derecho a la salud y del de vivir libres de violencia, de procuración y administración de justicia.
Si bien es cierto que algunos deportistas personifican los valores que promueven tanto la empresa cementera como la institución universitaria: honestidad, responsabilidad, perseverancia, trabajo, respeto; otros encarnan la generosidad, la lealtad o la solidaridad. Independiente del merecido aplauso por las dotes futbolísticas del brasileño Danilo Verón, su imagen no es la más idónea para representar a nuestra Alma Mater.
La congruencia con los valores que promueven al portar una camiseta, les reporta provechosas ganancias no nada más en el terreno del juego, pues cuando las acciones van acordes al papel que representan en el imaginario social, diversas empresas los contrata para promover sus productos. Mientras que las acciones negativas les restan credibilidad y su bolsillo se ve afectado al perder benéficos contratos como sucedió con O.J. Simpson.
Al ser entrevistado Alejandro Rodríguez, presidente de Tigres, mostró su solidaridad con el integrante del equipo, y una actitud fría con la víctima al declarar que “es una situación menor”. No señor, no es una situación menor, aunque sus palabras disminuyen la importancia de los hechos, dejando entrever la impunidad con la que se coronan muchos de los procesos judiciales en la materia.
No es asunto menor el intento de ahorcamiento, golpes y puntapiés sino una forma extrema de violencia perpetrada en el cuerpo de la promovente, tan es así que, tras los hechos, la afectada paró en un hospital donde estuvo internada hasta el día siguiente.
No es asunto menor cuando las acciones violentas del sujeto activo atentan contra la salud del sujeto pasivo, en franca violación a sus derechos humanos garantizados por la Constitución y las leyes secundarias, así como por los tratados internacionales suscritos por México, particularmente la Cedaw (por sus siglas en inglés), la Convención Belém do Pará, la Convención de los Derechos del Niño, entre otras.
No es asunto menor cuando las lesiones infringidas son sancionadas por el Código Penal del estado de Nuevo León, el texto del artículo 301 dice que a quien “cause una lesión que no ponga en peligro la vida de un ser humano, se le impondrán de tres días a seis meses de prisión o multa de una a cinco cuotas o ambas, a juicio del Juez, cuando las lesiones tarden en sanar quince días o menos.”
Mientras esté abierto el proceso de la demanda interpuesta por lesiones, los goles triunfales de Danilo Verón no lo eximen de declarar ante el Ministerio Público, a fin de deslindarse del delito que se le atribuye. En caso de resultar inocente que se le exonere o se le sancione de ser culpable, antes de que piense en ser traspasado a otro equipo o se repatríe y el delito atribuido quede impune.
* “Fiscal envía citatorio a Danilinho”. El Norte, jueves 15 de diciembre de 2011.
