ANÁLISIS A FONDO
“Nuevo” PRI
Francisco Gómez Maza
Candidato de un partido del pasado
Pobre México… tan cerca del PRI
iudad de México.- ¡Qué discurso, el de Enrique Peña Nieto! El discurso que leyó en la explanada del viejo edificio del Comité Ejecutivo Nacional del PRI, luego de que fue confirmado, constatado, como candidato a la presidencia de la república, al medio día del sábado 17 de diciembre.
A unos, nuevos pristas de un PRI renovadamente envejecido ─principalmente jovencitas y mujeres maduras─, les alimentó la histeria: “¡Peña Nieto, Peña Nieto, Peña Nieto!
A muchos les hizo recordar el pasado, pasado de hipocresía, de demagogia, de populismo, de promesas nunca cumplidas, las mismas promesas del pasado.
Fue el discurso de un priista del año 2000…
Del PRI viejo.
El mismo estilo cansino; demagógico; el mismo contenido sin contenido; las mismas promesas; las mismas palabras vacías: nación, soberanía, pueblo, gobierno, estado, sociedad… palabras sin sentido.
Los mismos lugares comunes del pasado. Lo caduco de lo caduco.
El mismito discurso de los emisarios del pasado priista, muchos de ellos sentados en el ala derecha del estrado, el sábado cuando Peña Nieto fue confirmado como candidato.
El PRI estuvo ausente dos sexenios del palacio nacional… y vuelve fortalecido por la inoperancia, por el fracaso de los gobiernos panistas. Vuelve, hasta el momento, según las más serias encuestadoras. Pero, el proceso electoral apenas comienza…
En estos doce años ocurrieron muchos infortunios, entre ellos la muerte de cientos de miles de personas…
Ahora, el PRI vuelve con un abanderado modelado por la mercadotecnia, la publicidad, la imaginología, las revistas del corazón, la televisión, con el peso de las pifias y tropezones, de los demonios desatados en la Feria Internacional del Libro de noviembre en Guadalajara, donde comenzó la debacle mediática de Peña Nieto: libros y autores olvidados.
Vuelve el PRI, con Peña Nieto, con los olvidos del salario mínimo, del precio de los alimentos básicos de una población depauperada al máximo etcétera…
Porque los recuerdos de Peña Nieto ─olvida libros y autores, pero no la pobreza, el desempleo, la violencia, la inseguridad (¿y el salario, y los precios, y…?)─ son eso: bla bla bla.
Los mismos recuerdos de Felipe Calderón, el segundo fallido presidente por el Partido Acción Nacional; los mismos recuerdos del izquierdista Andrés Manuel López Obrador, que remacha un “proyecto alternativo de nación” sin cambios en las relaciones de producción... Todos prometen lo mismo.
Pero seguramente habrá millones de mexicanos ─dicen que unos diez mil priistas (¿no acarreados?) lo vitorearon ayer en Veracruz─ que, cansados del PAN, con el peso de la ignorancia supina y de la histeria alimentada por las telenovelas de Televisa, votarán por Peña Nieto. Esa será su gran ganancia. Que muchos voten y que voten por el PRI, con lo cual ciertamente se asegurará ningún cambio cualitativo en la vida desgraciada de los mexicanos.
Pero el proceso electoral apenas comienza.
Peña Nieto tiene enfrente a un PAN que no está muerto porque muchos mexicanos votarán por él por miedo, y a una izquierda que resucita bajo las alas del águila juarista.
Las precampañas han comenzaron ayer domingo 18. Las autoridades del Instituto Federal Electoral dieron el disparo de salida.
El PAN tendrá que nominar a su abanderado. Puede ser Josefina Vázquez Mota, por las abultadas preferencias electorales de los panistas. Pero puede ser Ernesto Cordero, la imposición del presidente Calderón. Éste influye definitivamente entre los integrantes del Consejo Nacional panista y…
La izquierda, con López Obrador a la cabeza, inició la batalla en el Distrito Federal, su bastión más importante.
Y aún destila en los medios de comunicación el malestar de muchos por las pifias y tropezones peñanietistas. No le perdonan los olvidos. El que no haya recordado libros y autores es lo de menos. Pero el que no haya sabido el precio de productos básicos con los que medio se alimentan los pobres, o el monto del salario mínimo con el que se explota a millones de trabajadores, eso, eso no se lo perdonan, aunque él haya dicho, el sábado, durante la ceremonia de confirmación como candidato del PRI, que no se olvida de la pobreza, del desempleo, del sufrimiento de los mexicanos.
El mismo Peña Nieto lo atestiguó ayer en Veracruz: “la campaña no ha iniciado y los ataques están a la orden del día”. Y tiene que cuidarse el abanderado priista. Medir sus palabras. Leer bien los discursos que le escriben. Fijarse bien en lo que los periodistas malosos le preguntan, para no volver a las pifias y tropezones.
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