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953 20 Diciembre 2011

Václav Havel
Hugo L. del Río

M
onterrey.-
Extraño destino: ensayista y dramaturgo; uno de los indignados en la Praga del 68; preso político; forjador de la independencia de su patria: hazaña que logró sin disparar un tiro.

Antier murió Václav Havel, quien se describió a sí mismo como “una especie de error de la historia”.

Checos y eslovacos viven en la frontera entre los pueblos germánicos y el mundo eslavo: broma cruel que les jugó la geografía trazada por los poderosos.

Havel fue el primer presidente de la Checoslovaquia libre: la nación se le partió en dos. Da lo mismo: igual lo lloran en Praga que en Bratislava. El pequeño país mediterráneo fue una de las primeras víctimas de la cobardía de las democracias burguesas y la insania de Hitler.

Y el villorrio checo de Lídice, uno de los grandes fracasos del nacismo: los SS mataron a hombres y muchachos quemaron las casas, cubrieron de sal la tierra  y ordenaron borrar a la aldea de los mapas. En los países libres nacieron ciudades, barrios y mujeres llamados Lídice. Así nombró Hermila a su hija.

En el 68 las orugas de los tanques soviéticos aplastaron las ilusiones de Václav ─darle humanidad al Sistema─ pero reavivaron su fe en el ser humano: quien importa es el hombre, no el Estado.

Una y otra vez lo llevaron a la cárcel. En el campo de concentración donde penó cinco años contrajo la enfermedad que lo llevó a la muerte. Entran a la historia del mundo y a la crónica de la dignidad sus Cartas a Olga, Carta 77, piezas teatrales como El memorando pero, sobre todo, su postura de hombre verdadero que se niega a hincar la rodilla con la misma intransigencia que rechaza a los checos y eslovacos devotos de la doctrina de la violencia.

Václev es hermano de esa raza de gigantes como Gandhi, Mandela, Martin Luther King, el Dalai Lama: la vida humana es lo más sagrado que existe.

Presidente primero de Checoslovaquia, luego de la República Checa, fueron sus aciertos más importantes que sus equivocaciones.

“Creí que los economistas sabían de economía: ése fue un gran error”, dijo. Aprendió del desliz: “Un político debe imponerse a las finanzas y a la economía”.

En El País, Miguel Ángel Villena lo describe con una breve frase: “Siempre primó antes la ética que la política”.

Havel fue jefe de gobierno catorce años; escribió 19 obras teatrales; los espías de la policía política le pisaron los talones durante más de dos décadas.

Padeció de cáncer en el pulmón y enfermedades respiratorias crónicas pero no pierde la vitalidad ni el buen humor quien es capaz de abrir las aguas del Mar Rojo:

Apenas en marzo se estrenó la película “Saliendo”, en la que debuta como director; y habrá parejas que al momento están bailando al son de una canción rapera de la que es coautor.

Domingo triste: gris, frío: en el otro extremo del mundo abandonó su envoltura terrenal La Diva Descalza, Cesária Évora.

“Todos nos hemos hecho más pobres”, escribe en Das Bild Hans Dietrich Genschen.

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La Quincena Nº92

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