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OPINIONES DE UN PAYASO
LAS MUJERES Y EL EJÉRCITO
Luis Valdez

culturalogoLa Joya Mexicana es una cantina en Circunvalación. Para subir hay un pasillo y entrando la derecha ves una docena de mesas vigiladas por unas ficheras que dormitan en la madrugada de jueves.
Hay un balcón donde se puede apoyar en el pequeño barandal a un lado del anuncio luminoso. Apenas estamos planeando quedarnos ahí toda la noche y distraernos con las ficheras, cuando el cantinero viene y nos dice que no podemos estar ahí porque la policía no los deja tener clientes en la vía pública.
Ya es de madrugada, sí. La primera caguama fue en el Barón Rojo, un bar frente al edificio del PRI en Xalapa. Comencé a emborracharme con dos tipos y dos tipas, todos ellos egresados de la facultad de humanidades. Uno de ellos, el lingüista, hacía un entre paréntesis en cada comentario para explicar el significado de la frase. De las dos mujeres, una era socióloga y al parecer se la pasa en antros bebe que bebe cerveza, lo cual le sorprendió una mañana con más náuseas de las acostumbradas y a los pocos meses un bebé. La otra sigue estudiando filosofía por las mañanas y letras por la tarde… no tengo ni idea de cuándo trabaje, y ella no tiene idea de lo que es trabajar. El otro, mi compañero de oficina, es especialista en filosofía del bovarismo.
Los cuatro beben de la misma caguama que yo, que sólo atino a preguntarles por más cantinas donde las mujeres estén dispuestas a conocer a alguien y salirse acompañadas.
De ahí a la cantina La U de la V (La Única de Victoria). Es una cantina de porsche en la calle Victoria, a media cuadra de la siempre concurrida calle Clavijero.
 Las mujeres desaparecen porque sus ex novios están enfermos y las chantajean emocionalmente… además a las mujeres de humanidades eso les gusta porque les deja una leve sensación de ser mujeres de bien.
Así que llegamos a esta cantina en Circunvalación… La Joya… y los meseros nos corren por beber en el balcón. Caminamos hasta un tabledance donde nunca me habían dejado entrar… El Agasajo, el tabledance del pueblo. Cada hora hay pasarela y ponen a las chicas a caminar delante de los hambreados que gritan, aplauden y chiflan para que el mesero les arroje gorras de El Agasajo Tabledance. Y al terminar la canción, las bailarinas son repartidas entre los clientes para que se sienten sobre sus piernas, uno o dos movimientos de trasero sobre el miembro masculino y se van a donde hay otro cliente igual de prendido.
-Es la botana del lugar –dice uno de los parroquianos.
La que tiene nalgas más prominentes, también es la de dientes más prominentes. Al cerrar la boca parece que está masticando un bolillo. Por un momento pienso que ha de ser la más mamona del establecimiento (así sucede en Monterrey). Pero esto no es Monterrey, es Xalapa. La Atenas de México, la ciudad de la buena música, la ciudad equis (porque Xalapa sólo se escribe con X en Xalapa), la ciudad de la neblina, la ciudad del aburrimiento, la ciudad de las veracruzanas mochas, la ciudad de los bustos prominentes, la ciudad donde los bares tocan jazz y te cobran 15 pesos de cover y a cambio tienes que dejarte humillar por los meseros de mierda que tardan hasta 45 minutos para llevarte una cerveza, la ciudad donde los taxistas te cobran doble viaje si te bajas un minuto a mitad del trayecto para sacar dinero de un cajero automático o comprar cerveza, la ciudad de los chileatoleños, la ciudad de los chilangos de Veracruz.
No, ciertamente esto no es Monterrey. Es Xalapa. El Agasajo es el único table dance donde las bailarinas se pueden tocar. Ni en el Ladies, ni en el Ice Club, ni en el Private ni en el Gato Negro. Aquí una teibolera como la nalgona y de quijada prominente, no es inaccesible.
Dos canciones. Salimos del privado. Media hora más y me comenzó a ganar el sueño… La Nalgona está en una mesa sola. Ningún cliente parecía verla. Me despido de mi compañero especialista en filosofía del bovarismo… no sé qué carajos sea eso… ni siquiera he leído la novela esa. También me despido del Lingüista que no deja de parafrasear las frases de las canciones diciendo: “Esto significa esto, y lo otro quiere decir…”
Afuera me encuentro con un retén militar. Un soldado me detiene cuando le hago la parada a un taxi y me dice: Espaldas a la pared… Cómo te llamas (Luis Valdez)… de dónde vienes (Monterrey, Ciudad Mascota)… ¿Monterrey? (A Huevo)... qué haces aquí (Vengo a aprender Hamacasutra con tu madre).
Abordo el taxi y le digo al conductor: Yo quería que me esculcara una soldada… los pinches militares son muy toscos.

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